La mayoría de los pacientes que han sufrido un ictus no alcanzan los objetivos de colesterol LDL
La Sociedad Española de Aterosclerosis (SEA) advierte que esta enfermedad está infratratada y que no se siguen protocolos estandarizados para hacer seguimiento de los afectados. El control de los niveles de colesterol LDL es fundamental para evitar la repetición de eventos. Y como prevención, hacer ejercicio a diario.
Miércoles, 27 de Noviembre 2024, 08:40h
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De acuerdo con datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, el ictus sigue siendo un problema de salud pública en todo el mundo, asociado a una elevada mortalidad y discapacidad si no se trata adecuadamente. En España, cada año sufren un ictus unas 120.000 personas, y 25.000 fallecen, siendo la mayoría de ellas mujeres.
Además de la gravedad de este evento cardiovascular, la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA) destaca la necesidad de reforzar el seguimiento de los pacientes de ictus, ya que la mayoría de ellos no logra alcanzar el control de los factores de riesgo vascular, y en particular, los objetivos recomendados de colesterol LDL, el malo (cLDL).
Qué es el ictus y qué síntomas tiene
En el Libro Blanco Salud y Genero, realizado con la colaboración de la SEA, se explica que el término “ictus” se emplea para referirse a la disfunción transitoria o permanente de una determinada región del encéfalo producida por un trastorno del flujo sanguíneo cerebral.
Además, en sus páginas se expone que 'las manifestaciones clínicas del ictus se caracterizan por producirse de forma brusca (ictus significa “golpe” en latín; directamente traducido al inglés como stroke), y varían según la función que desempeña el área cerebral afectada'.
Sus síntomas son muy variados, los más habituales son la hemiparesia (debilidad de una mitad del cuerpo: cara, brazo y pierna), la hemihipoestesia (alteración de la sensibilidad de una mitad del cuerpo), la afasia (alteración de la emisión o comprensión del lenguaje), las alteraciones visuales (defectos del campo visual, visión doble, ceguera de un ojo), y las dificultades en la coordinación de movimientos de una o varias extremidades, entre otros.
Faltan protocolos asistenciales estandarizados
A pesar de la gravedad que entraña, el ictus tiene con frecuencia un peor grado de control que otras enfermedades cardiovasculares, como es la coronaria (infarto, angina de pecho, etc.). La razón es que faltan protocolos asistenciales estandarizados para un mejor seguimiento a medio y largo plazo de los pacientes afectados. El diagnóstico de ictus no es fácil de diagnosticar debido a su amplia variedad de manifestaciones clínicas, y en ocasiones, los ictus son difíciles de distinguir de otros procesos cerebrales o sistémicos.
Varios estudios internacionales demuestran el infratratamiento de los pacientes de ictus. En 2018, el estudio europeo Da Vinci reveló que, entre 1.100 pacientes de ictus, solo el 35% tenían un cLDL por debajo de 55 mg/dl, que es el objetivo establecido para pacientes que ya han sufrido un evento cardiovascular. En contraste, el 44% de los pacientes que habían sufrido infarto de miocardio cumplían con ese objetivo.
No se alcanza el nivel de colesterol adecuado
El estudio Santorini, también europeo, analizó en 2021 a 7.000 pacientes con enfermedad cardiovascular establecida, y solo el 20% lograba alcanzar sus objetivos de colesterol, “lo que nos confirma que estamos infratratando mucho, y los ictus todavía más”, asegura la doctora Àngels Pedragosa, médico internista del Consorci Sanitari de Terrassa (Barcelona), especializada en lípidos y riesgo cardiovascular.
El registro mundial TIA Registry Project recoge datos de clínicas de neurología especializadas en ictus y ataques isquémicos transitorios (AIT en español) que hacen seguimiento de pacientes durante 5 años: en el momento del evento, al año y 5 años después. En estos pacientes, el cLDL basal cuando sucede el evento es, de media, de 120 mg/dl. Al año, de 95 mg/dl, y a los 5 años, de 92 mg/dl, cifras que están lejos del objetivo de 55 mg/dl.
Según la doctora Pedragosa, “a los pacientes con un AIT deberíamos prestarles especial atención: si bien su lesión neurológica es menor, tienen un riesgo de recurrencia superior a los pacientes con un ictus establecido, además de otras complicaciones cardiovasculares adicionales”.
'En un ictus también se necesita rehabilitación cognitiva y social'
“Tras un síndrome coronario agudo, está muy estandarizado el tratamiento, la rehabilitación cardíaca bajo control del cardiólogo y consultas de riesgo vascular, el control de los factores de riesgo, etc. Pero con el ictus no es así”, asegura la doctora Pedragosa
“Después de un ictus hay muchas complicaciones -subraya-, y no solo tiene que haber rehabilitación física, dirigida por fisioterapeutas, sino también de la esfera cognitiva, y en la social. Y no se ha establecido un protocolo de rehabilitación neurológica que incluya el control de los factores de riesgo cardiovascular y, en particular, del cLDL”.
Factores de riesgo específicos de la mujer
Por otro lado, en España las enfermedades cardiovasculares son una de las principales causas de muerte, pero además el ictus está a la cabeza entre las causas de fallecimiento entre las mujeres. Y es también la primera causa de discapacidad a largo plazo, ya que en las mujeres los ictus suelen ser más severos.
A lo largo de la vida, la mujer tiene un mayor riesgo de ictus que el hombre y los tres estadios de la vida que concentran este mayor riesgo son el periodo fértil de la mujer, la postmenopausia y la edad avanzada. En estas etapas está expuesta a factores biológicos y farmacológicos, y cambios hormonales importantes que aumentan las posibilidades de sufrir este evento.
Según la doctora Pedragosa, “en los pacientes con ictus, no solo no estamos tratando bien el cLDL sino tampoco otros factores de riesgo, como la dislipemia aterogénica”. La dislipemia aterogénica se caracteriza por un aumento de triglicéridos, el descenso del colesterol cHDL, el bueno, en ocasiones niveles moderados del cLDL, el malo, y un tipo de partículas de este último colesterol pequeñas y densas. Para tratarla hay que hay que controlar todos los tipos de colesterol, no solo el cLDL.
Equivalente a un infarto de miocardio
“Los profesionales nos hemos de creer que el ictus, especialmente el isquémico aterotrombótico, es equivalente a un infarto de miocardio. Por eso, debe tener unos objetivos ambiciosos, es imperativo controlar los factores de riesgo y hay que establecer los circuitos médicos adecuados para ello”, advierte la doctora.
Para abordar esta situación es necesario implantar tratamientos personalizados y hacer un buen seguimiento del paciente para controlar su adhesión, los posibles efectos secundarios y sus resultados y, en caso necesario, ajustarlos. Con este objetivo, el compromiso de la Administración es una de las demandas de la especialista.
Para reducir la incidencia del ictus, debemos recordar que la actividad física es una de las tres columnas de la prevención cardiovascular, junto con la ausencia de consumo de tóxicos, y una alimentación basada en la Dieta Mediterránea, que ha demostrado sus beneficios para la salud.
“Es primordial la prevención desde la infancia -concluye la doctora-, dado que la implementación de estas medidas en edades tempranas puede cambiar las condiciones del medio social y eso es esencial. Y deben ofrecerse mayores facilidades para que todo el mundo pueda hacer actividad física”
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