John Gibson era marino y conocía bien las traicioneras costas de Cornualles, al sur de Reino Unido. Cuando se compró una cámara, tuvo claro que quería inmortalizar naufragios. Tomó su primera imagen en 1869. Comenzaba así una obsesión familiar: durante cuatro generaciones, sus descendientes documentaron más de doscientos desastres. Hoy conforman un legado trágico, fantasmal a veces y, sobre todo, único.
Cinco generaciones de naufragios
El archivo de los Gibson incluye fotografías de más de doscientos naufragios y rescates a lo largo de cinco generaciones. La tradición iniciada por John y sus dos hijos continuó sin pausa hasta Sandra Gibson, tataranieta del fundador que vendió la colección familiar al Museo Marítimo Nacional, en Greenwich, por 122.500 libras. Hoy se guardan allí imágenes como esta del Olympe, que encalló en Gunwalloe Church Cove en 1910 después de que un vendaval destrozara sus velas.
Hundirse con elegancia
Alexander y Herbert, los dos hijos de Gibson, fueron parte del negocio desde su fundación y prosiguieron con él tras su muerte. Siempre eran los primeros en llegar al lugar del desastre. En 1912 captaron los últimos momentos del Mildred, un barco de carga que al pasar por Cornualles se topó con una densa niebla. A medianoche, el barco golpeó con una roca y se hundió con las velas aún desplegadas. El capitán y la tripulación, de cinco personas, pudieron alcanzar la costa.
Fotografiar a toda costa
En tiempos en que la fotografía rara vez abandonaba el estudio fotográfico, los primeros Gibson se movían en carro de caballos y bote de remos para llegar a los naufragios; trepaban por peñascos y rocas o salvaban grandes dunas con un cuarto oscuro portátil a cuestas, frágiles placas de vidrio y equipos pesados. En 1912, Alexander Gibson registro el naufragio del Gunvor, un buque noruego cargado de nitratos procedente de Chile. Atrapado por la niebla, chocó contra los arrecifes. La cercanía a tierra, al menos, favoreció el salvamento de toda la tripulación.
Un final trágico
Mientras viajaba de Cardiff a Bahía (Brasil) con carbón, ladrillos y arcilla, el Trifolium se vio obligado a atracar en Falmouth para reparar una fuga. De vuelta al mar, el 15 de marzo de 1914 un vendaval desplazó la carga y el piloto perdió el control de la nave. Una ola arrojó a cuatro hombres por la borda, incluido el capitán, cuyo cadáver rescatado fue fotografiado por los Gibson. El barco se hundió rápidamente.
La maldición del trigo
John Gibson se compró una cámara para documentar naufragios. Se convirtió así en pionero del fotorreporterismo, enviando imágenes a los diarios ingleses. En noviembre de 1895 tomó esta foto del Granite State, un velero encallado frente a Porthcurno. Cargado de trigo, el barco golpeó contra las rocas y quedó varado. El trigo se hinchó con la humedad, reventaron las escotillas de las bodegas y, antes de que pudiera llegar un remolcador, el barco tuvo que ser abandonado. Un vendaval acabaría con él poco después.
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