Cher, contra todos: una infancia terrible, maridos abusadores... y su reinvención como amante de Meryl Streep
La cantante y actriz publica en EE.UU. la primera parte de sus memorias, un libro que detalla su desestructurada infancia, sus tortuosos matrimonios, sus altibajos artísticos y personales y su imparable ascensión al éxito.
Hija, hermana, amante, madre, estrella del pop e icono mundial. Todo eso es Cher a sus 78 años y, por primera vez, cuenta su vida con detalle y en primera persona. Lo hace, eso sí, en dos partes, disponible, de momento, solo la primera: Cher: the memoir, part one. Abarca la difícil infancia de una niña disléxica llamada Cherilyn Sarkisian a cuyo padre apenas conoció.
Su madre —cantante y actriz con sangre irlandesa, inglesa, alemana y cherokee— se casó siete veces, sin proporcionarle un hogar fijo. Por un tiempo incluso la dejó en un orfanato. Razones más que suficientes para que la joven se emancipara con apenas 16 años. Conoció entonces a Sonny Bono, se casó con él, y a los 19 ya era una estrella, con su marido como pareja artística.
Nada la detiene. A sus 77 años, la única artista con números uno en seis décadas distintas quiere más. Tras cinco años de silencio, Cher lanza un nuevo disco y se dispone a contarnos su vida en un libro y una película. Habla de ello y de numerosos recuerdos en esta cercana y reveladora entrevista.
El libro detalla su tortuosa relación personal y profesional con Bono —la dejó sin nada—, su separación, su posterior boda con el músico (y yonqui) Gregg Allman —se divorció a los nueve días, pero tuvieron un hijo—, y cómo cimentó su carrera en un negocio regido por hombres hasta que, en los ochenta, Francis Ford Coppola la convenció para probar en el cine. Y ese es el momento justo en que termina la primera parte de sus memorias. Habrá que esperar un año para saber más, pero, mientras tanto, repasemos esa primera mitad de una vida de película.
Una infancia en clubes de carretera
La infancia de Cher se parece a la historia de la película Mermaids (1990), en la que una excéntrica madre (la propia Cher) arrastra a sus dos hijas (Winona Ryder y Christina Ricci) por todo EE.UU. Eso mismo hizo Jackie Jean, la madre de Cher, con ella y su hermana Georganne. Jackie Jean, hija de padre borracho y violento que intentó gasearla a ella y a su hermano, siempre había soñado con ser una estrella. La madre de Cher cantaba desde niña, había ganado concursos de belleza y había interpretado papeles menores en televisión. Para cuando Cher cumplió los nueve años (foto arriba), sin embargo, apenas se ganaba la vida cantando en clubs, mientras enlazaba relaciones y matrimonios. No es extraño que, al cumplir los 16 años, su hija mayor decidiera largarse de casa.
Una madre de película
Jackie Jean Crouch –que luego usaría el nombre artístico de Georgia Holt– fue una madre 'difícil', aunque Cher mantuvo al final una buena relación con ella y la despidió emotivamente cuando falleció en 2022, a los 96 años. Jackie Jean tuvo una infancia terrible en la más absoluta pobreza. Se casó con un camionero adicto a las drogas, el alcohol y el juego de origen armenio, cuando tenía 19 años y no tardó en darse cuenta del gran error que había cometido. Por eso, nada más saber que estaba embarazada, decidió abortar. Cambió de opinión en el último segundo, ya sobre la mesa de operaciones. «Gracias a Dios, se levantó, de lo contrario, yo no estaría aquí», escribe Cher. Meses después de que naciera la pequeña Cherilyn Sarkisian, y harta de su marido, que casi las mata tras incendiar la casa familiar, Jackie Jean cogió a su bebé de diez meses y dejó a Johnnie atrás para echarse a la carretera. Dos décadas después, por cierto, los padres de Cher volverían a casarse (Jackie Jean lo hizo siete veces), aunque aquel segundo intento apenas duró un año.
El culo siciliano que me salvó
Cher creció fascinada con las estrellas de cine. Desde niña, quiso ser famosa, pero se sentía poco atractiva, sin talento y con una voz que, decían, era demasiado masculina. Aún así, al cumplir los 16 se fue a Los Ángeles a perseguir su sueño. Un día, sentada en una cafetería, entró el compositor Sonny Bono y, según escribe Cher, «todos los demás en el lugar desaparecieron a mis ojos. A partir de ahí, el sol para mí salía y se ponía en su culo siciliano. De no haberle conocido, podría haber acabado robando bancos. De hecho, en ese mismo momento, pensé: ‘Algo ha cambiado de repente. Nunca volverás a ser la misma’». En cuanto ella cumplió los 18 años se casaron. Un día que estaban sentados en un parque, Sonny sacó del bolsillo dos anillos de plata y le propuso matrimonio. «Nada más llegar a casa, a modo de ceremonia, nos metimos en el baño (no me pregunten por qué el baño; había mucho espacio en la sala de estar porque el único mueble allí era su piano) y, ante el espejo del botiquín, intercambiamos anillos, votos, nos besamos y eso fue todo». La ceremonia oficial y legal no la celebraron hasta cinco años después.
Ha nacido una estrella
Bono la contrató inicialmente para limpiar su casa, pero un día que la oyó cantar decidió llevársela al estudio de grabación donde él trabajaba para el gran productor Phil Spector. Un buen día, la cantante Darlene Love, corista de The Ronettes llegó tarde a una sesión de grabación y Spector decidió poner a Cher ante el micrófono en su lugar. Y ahí empezó todo. En 1965, Cher y Bono conseguían su primer número 1 en las listas, I got you babe.
Un bebé en plena tormenta
La relación pudo haberse ido pronto hacia el abismo cuando Sonny compró la casa de Tony Curtis en Bel-Air e invirtió todo su dinero en una desastrosa película titulada Chastity (Castidad), con Cher en el papel de una jipí nómada que termina en un burdel mexicano. Tuvieron que venderlo todo, incluida la casa, y volver a la carretera en un momento, 1969, en que su música se había pasado de moda. Añadan a todo esto el nacimiento de Chastity, una hija que, con el tiempo, transicionó de género y se convirtió en Chaz (en la foto, con su madre en 2017). Tanta presión, sin embargo, proporcionó a la pareja una inesperada segunda luna de miel. «Cuando no nos quedó otra que salir a la carretera, Sonny fue mucho más divertido y agradable que antes –rememora Cher–. Nos alojamos en horribles moteles, pero estábamos con Chaz y estábamos más unidos que nunca. Un día me dijo: ‘Dame dos años y serás más famosa de lo que jamás pensaste’. Tenía razón. Sonny tenía razón en muchas cosas».
Escándalo, es un escándalo...
El gran salto llegó en 1971 con The Sonny & Cher Comedy Hour, su propio programa televisivo en la CBS. Fue uno de los programas más exitosos y más longevos de los setenta y supuso, además, el nacimiento de Cher como icono gay. «Ellos y yo somos iguales. Con nueve años ya tenía amigos gays; eran divertidos, extrovertidos y sin miedo a mostrar sus emociones. Justo las cosas que me gustan». El diseñador Bob Mackie tuvo buena parte de la responsabilidad en esa simbiosis. «No quiero parecer una ama de casa con un vestido de noche, ¿de acuerdo?», le dijo Cher ante su primer encargo. Suyo fue el célebre ‘vestido desnudo’ que Cher lució en la Gala del Met de 1974 (a la izquierda). «Realmente estaba desnuda –dice Cher sobre aquella pieza de tela transparente, adornada con cuentas y plumas–. No tenía nada debajo. Conocer a Bob fue como una chispa: ambos sabíamos que algo iba a pasar». Lució ese mismo vestido en una portada de Time, provocando la indignación de grupos conservadores que consiguieron prohibir la publicación en varios estados. «A mi me daba igual aquello. La gente, además, empezó a ver el programa para ver lo que llevaba puesto y Bob obtuvo así dinero para crear algo nuevo cada semana».
Hay vida después de Sonny Bono
Cuando Cher dejó a Bono, en 1974, descubrió de pronto que él se había quedado con la mayor parte de su dinero. Lucille Ball, que años antes también se había divorciado de su pareja dentro y fuera de la pantalla, Desi Arnaz, le dijo: «Que se joda Sonny. Tú eres la que tiene talento». Más tarde, Tina Turner le pediría un día a Cher un poco de maquillaje para cubrir los moretones infligidos por su esposo, Ike, y le preguntó: «¿Cómo le dejaste?». «Simplemente me fui y seguí adelante», le respondió. Ya divorciada, lanzó entonces su propio programa, The Cher Show, que superó las audiencias de The Sonny & Cher Comedy Hour. Por esa época, tuvo un breve romance con el productor David Geffen (en la foto, a su lado, entre Lou Adler, Britt Ekland, Jack Nicholson y Anjelica Huston en los Grammys de 1974), que saldría del armario dos décadas después.
Demasiada heroína
En 1975, tres días después de obtener el divorcio de Sonny, Cher se casó con Gregg Allman, cofundador de The Allman Brothers Band. Nueve días más tarde, alegando la adicción al alcohol y la heroína de su nuevo marido, solicitó un nuevo divorcio. «Llamé a mi madre y le dije: ‘Lo amo. ¿Qué debo hacer?’. Me dijo que lo llevara a casa». Cher sabía que, detrás de su adicción, estaba el asesinato de su padre a manos de un ladrón cuando él tenía dos años y la muerte de su hermano mayor, Duane, en un accidente de moto, a los 24. «Gregory era dulce y amable, pero, simplemente, se iba... –recuerda Cher–. Y no se echa a alguien sin más porque tiene un problema». Así las cosas, la pareja se reconcilió y el matrimonio duró hasta 1979. «Estaba harta y cansada de que entrara y saliera de rehabilitación», asumió finalmente. Su hijo, Elijah Blue, nacido en 1976, heredó las adicciones de su padre. «Se parece mucho a su papá –dice Cher sobre él–. Un buen chico que sigue luchando contra el problema».
Reinventarse... otra vez
La primera entrega de las memorias de Cher termina justo antes de su salto al cine, recién iniciados los 80. La artista no vivía, precisamente, sus mejores años. The Cher Show había sido cancelado por su embarazo. Retomó con su ex The Sonny & Cher Show, pero el extravagante estilo de vida de la cantante, su tormentosa relación con Allman y los sarcásticos y constantes insultos entre Bono y Cher derivaron en la cancelación del programa. Llegado 1980, llevaba seis fracasos discográficos en siete años –salvo una tímida incursión en la música disco, Take Me Home, en 1979–, acababa de separarse de Allman, y estaba atrapada en una residencia en Las Vegas. En 1984 acudió a los premios Bafta de Londres acompañada por Val Kilmer, su pareja entonces, con los brackets. Estaba a punto de reinventarse... otra vez.
La 'resurrección' como amante de Meryl Streep
«Ha habido varias ocasiones en mi carrera en las que nadie quería saber de mí. Tuve largos períodos en los que a la gente no le importaba. Hasta que, de repente, hago algo bueno y todos dicen: ‘Te has reinventado a ti misma’». En aquella ocasión, el cambio fue impulsado por una sencilla pregunta que le hizo Francis Ford Coppola. «¿Por qué no lo intentas de nuevo con el cine?». Y eso hizo. Le fue de maravilla, por cierto. Con la segunda, Silkwood, donde hacía de amante de Meryl Streep, se llevó su primera nominación al Oscar; y con Hechizo de luna, en 1987, directamente la estatuilla. Aunque de eso ampliará detalles en la segunda parte de su autobiografía.