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Norman Foster Arquitecto 'Los coches me fascinan desde pequeño. Nos han transformado como ningún otro invento'

Los coches, tan vinculados al diseño, el arte, las ciudades, el medioambiente y el futuro, protagonizan la nueva exposición del Museo Guggenheim de Bilbao, convertido casi en un ‘paddock’ de bellezas sobre ruedas acompañadas de obras de arte afines a ellas. Norman Foster —comisario de la muestra— Los colecciona, conduce y admira. Nos cuenta cómo este gran invento lo ha transformado todo y nos augura su porvenir.

Por Fátima Uribarri | Fotografía: Daniel Méndez

Sábado, 02 de Abril 2022

Tiempo de lectura: 9 min

Se queda absorto  contemplando cómo montan la exposición. Se nota que le entusiasman los coches; incluso su perro, un precioso golden retriever, se llama Bentley. A la muestra del Guggenheim de Bilbao Motion. Autos, art, architecture, de la que es comisario, ha prestado 11 automóviles de su colección: vehículos preciosos como un señorial Bentley R-Type Continental de 1953, un Tatra único, el futurista Dymaxion de tres ruedas o el Voisin C-7 Lumineuse que conducía Le Corbusier. No es fácil derivar la conversación a otros temas con Norman Foster: los coches, a sus 86 años, lo tienen atrapado.

XLSemanal. ¿De dónde viene su pasión por los coches?

Norman Foster. Me fascinan desde pequeño. Cuando acabé la secundaria, escribí un ensayo sobre una carrera de coches de los años treinta y eso me ayudó a conseguir plaza en la escuela superior.

XL. ¿Recuerda su primer coche?

N.F. Recuerdo la primera vez que conduje, fue un Morris de los años treinta. Un utilitario, no un clásico especial.

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Afinidades. Norman Foster en la sala del Guggenheim de Bilbao donde conviven el coche español Pegaso Z-102 Cúpula, de 1952, junto a la Figura recostada, de Henry Moore, de 1956. «Fueron concebidos casi al mismo tiempo, en los primeros años cincuenta, un periodo extraordinario. Es muy interesante poder contemplar estas afinidades», explica el arquitecto británico.

XL. ¿Cuál es la conexión entre la arquitectura y los coches?

N.F. El automóvil ha transformado el paisaje urbano y rural como ningún otro invento. Su influencia es enorme. Hemos pasado por fases, durante el cambio del siglo XIX al XX el automóvil rescató la ciudad. Nueva York o Londres apestaban a caballos muertos, enfermedades... El coche limpió la ciudad. Luego se convirtió en su contaminante, como antes lo fue el caballo. En la primera sala de la exposición vemos que en aquel cambio de siglo ya competían el vehículo eléctrico y el impulsado por petróleo. Hay un automóvil extraordinario que está aquí, el Porsche Phaeton de 1900, que tenía motor eléctrico e inspiró a la NASA para el primer vehículo en la Luna. Ahora estamos entrando en otra era, que probablemente será otra revolución.

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Pioneros pop. Los automóviles y el arte interactúan en las salas del Museo Guggenheim. Aquí,  la visión de Andy Warhol, representante destacado del Pop Art, del Benz Patent Motor Car, ideado por Carl Benz en 1886.

XL. ¿Cómo imagina la ciudad del futuro?

N.F. La pandemia ha acelerado tendencias que ya existían, como la peatonalización. Probablemente la ciudad del futuro será más verde, más silenciosa, segura y más amable para los peatones.

XL. Cuando acabó el confinamiento, nos lanzamos a la calle y a viajar.

N.F. Sí, pero en paralelo vimos una revolución del espacio público; calles que normalmente estaban congestionadas de coches dieron paso a los peatones, surgieron las terrazas: lo veo en Boston, Londres o Nueva York, los cafés han invadido calles. Hemos visto una enorme transformación de la ciudad, ahora es más de salir a pasear y cenar en una terraza.

XL. ¿Es debido a la pandemia?

N.F. Sin duda.

XL. Usted, que está viajando constantemente, ¿cómo llevó el confinamiento?

N.F. ¡Fue un gran lujo! Dibujé y escribí mucho más. Y sigo impresionado por cómo la tecnología nos ha permitido comunicarnos sin necesidad de viajar. También nos ha hecho más conscientes del valor del cara a cara, del contacto físico. Usted ¿por qué ha venido a Bilbao? No es necesario, existen Zoom y Teams.

'Mis hijos me cogen los coches. Pero me gusta compartirlos con ellos. Y les pago la gasolina,claro'

XL. Yo prefiero el cara a cara. Pero hay escritores que han decidido hacer la promoción on-line y no viajar tanto.

N.F. La escritura es solitaria. Pero diseñar y levantar un edificio es trabajo de equipo: es una labor multidisciplinaria, es un proceso creativo, y ningún Zoom puede superar eso. El proceso creativo es crucial para unir a la gente. El lugar más importante en un laboratorio de investigación es el comedor, es el punto de encuentro donde personas de distintas disciplinas se reúnen y cruzan su fertilidad, ahí es donde se consiguen los avances médicos. Los espacios sociales son cruciales. Somos animales sociales.

XL. ¿El teletrabajo va a cambiar las ciudades?

N.F. Trabajar desde casa no es nuevo, quizá a raíz de la pandemia pasamos más tiempo en casa, pero las ciudades están gestionadas por la gente que no se puede permitir ese lujo. Si gestionas un hospital, un cuerpo policial o una central eléctrica, no lo puedes hacer desde casa. Y sobre todo la gente joven no dispone de mucho espacio para hacerlo. El teletrabajo es cosa de una mínima proporción de la humanidad, la mayoría no puede permitírselo.

XL. ¿En las grandes ciudades habrá menos oficinas?

N.F. Nos estamos desviando de la exposición. Estaré encantado de mantener otra conversación sobre otros temas en otra ocasión.

XL. La exposición habla de arte diseño, arquitectura y de cómo influyen entre sí.

N.F. Claro, pero debemos hablar de la exposición. No se trata de una preferencia mía, sino de una responsabilidad; hay aquí maravillas únicas de valor incalculable.

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Contagio aerodinámico. Además de a los futuristas la influencia de los automóviles se ha irradiado a otras corrientes artísticas. «Creadores como Umberto Boccioni y Brancusi anti-ciparon las formas aerodinámicas», explica Norman Foster.

XL. Los coches son un símbolo de estatus: los ricos, los futbolistas... se compran cochazos.

N.F. Es una extensión mecánica de nosotros mismos, igual que lo fue el caballo. El coche nos dio movilidad, lo podemos controlar, dirigir. Como dijo Henry Ford, «si preguntas a la gente lo que quiere, te contestarán que un caballo más rápido». Quizá el automóvil sea la encarnación de algo que está en nuestro ADN, siempre nos esforzamos por llegar más rápido y más lejos. Pasa en la arquitectura: con las torres altas desafiamos la gravedad.

XL. ¿Ha diseñado algún coche?

N.F. He hecho garabatos y dibujos, como muchos arquitectos y muchos niños, pero no he diseñado ninguno.

XL. ¿Se implantará el coche autónomo, sin conductor?

N.F. Si vas a la sala de la exposición dedicada a los visionarios, verás imágenes de los primeros años cincuenta que muestran el coche autónomo. El futuro que está llegando ahora ya fue anticipado hace más de medio siglo. No es difícil imaginar un futuro sin conductores y donde los accidentes y los seguros sean cosas del pasado. Podemos estar en el umbral de esa nueva era.

XL. La gasolina está muy cara.

N.F. El coche está históricamente acostumbrado a la escasez de combustible y al encarecimiento de la gasolina. Se ha resuelto con vehículos asombrosos que ocupan menos espacio y gastan menos gasolina. Tal vez veamos una revolución de la propulsión eléctrica. Ya se ha logrado convertir agua del mar en combustible para aviones, así que igual vivimos nuevos tipos de combustión.

'Hoy, el coche es más seguro y más sofisticado técnicamente, pero uniforme, carece de individualidad... como nuestra sociedad'

XL. ¿Las formas de transporte han influido en su arquitectura? 

N.F. Es ineludible. Todo está tocado por la movilidad. Cuando diseño un edificio en una ciudad, pienso en el acceso de los vehículos que hacen los repartos.

XL. La interferencia del coche está clara en el arte de los futuristas.

N.F. Y en otras corrientes, como el aerodinamismo, una rama del art déco. Artistas como Umberto Boccioni y Brancusi anticiparon las formas aerodinámicas. Y fíjese en el Jeep militar, donde se ven los huesos del vehículo, su elemental acabado es de un enorme atractivo estético.

XL. ¿Cuál es su coche favorito?

N.F. Son muchos. Quizá los muy básicos, como los primeros Porsches. Hay uno de principios de los cincuenta que ni tiene indicador de combustible. Su carrocería es la más bonita de Porsche.

XL. ¿Los años cincuenta le parecen una edad dorada?

N.F. Hay varias edades doradas, los cincuenta pueden ser una. El periodo inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial generó una enorme democratización de la movilidad: algunas naciones estaban obligadas a ello, como Italia, Francia y Alemania, y ahí están el Cinquecento, el 'dos caballos' y el Volkswagen Escarabajo.

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Afinidades. Comparten sala el coche español Pegaso Z-102 Cúpula, de 1952, Figura recostada, de Henry Moore, de 1956; un  Bentley R-Type Continental, de 1953 y la obra 31 de enero, creada por Alexander Calder en 1950. «Fueron concebidos casi al mismo tiempo, en los primeros años cincuenta, un periodo extraordinario. Es muy interesante poder contemplar estas afinidades», explica  Norman Foster.

XL. ¿Se mantiene hoy en día esta conexión entre coches, arte y arquitectura?

N.F. No lo creo. En el pasado había muchas expresiones diferentes del automóvil, y eso se reflejaba en la pintura y la escultura. Hoy, el coche es más seguro, más sofisticado, pero carece absolutamente de individualidad. Tal vez eso también se refleja en nuestra sociedad. Quizá ahora hay más uniformidad en los coches y en nuestra sociedad.

XL. ¿Ve grandes diferencias entre Asia y el resto del mundo en la concepción de la arquitectura, los coches, la vida?

N.F. La inversión en infraestructuras es inversión en las generaciones futuras. Las sociedades que invierten en ellas afrontan el futuro de una manera optimista; de lo contrario, ¿por qué inviertes en educación? ¿Para qué vas a invertir en ciudades más limpias y silenciosas, en maneras más rápidas de conectarlas con vías de alta velocidad o para qué invertir en baterías? Lo hacen quienes piensan en las generaciones que vendrán. Fíjate en los países que están invirtiendo en el futuro, lo puedes buscar en Google.

XL. ¿Se refiere a China?

N.F. No necesariamente a China. También están Corea, Malasia... No estoy haciendo política, solo digo que estadísticamente aquellos países que están invirtiendo en universidades, educación, puentes, red de alta velocidad, conectividad... son sociedades que desempeñan un papel positivo en términos de futuro. No hace mucho tiempo, en una obra en construcción en China, el encargado –un alemán– me contó que todo el mundo que trabajaba allí estaba lleno de optimismo y que cuando regresaba a Europa la actitud era totalmente diferente. Hay interesantes diferencias culturales que marcan a nuestras sociedades.

XL. ¿Cuidan allí la sostenibilidad?

N.F. Es de donde proviene la tecnología de pilas. Si crees que la sostenibilidad es una cuestión de inversión en tecnología de formas limpias de propulsión, entonces fíjate en quién ha invertido y controla esos materiales.

'En un proceso creativo es crucial juntar a la gente. Zoom no puede superar eso.El lugar más importante en un laboratorio de ideas es el comedor, donde se cruzanfertilidades'

XL. ¿Cuál es el objetivo de esta exposición?

N.F. Si alguien se va pensando «¡guau!, algunos de estos automóviles son una forma de arte», lo hemos conseguido. Y también si ven que el coche eléctrico y el autónomo ya fueron anticipados en el pasado. La ciencia ficción de mi juventud es la realidad de hoy.

XL. De niño leía el cómic El Águila, protagonizado por un piloto.

N.F. Sí, entonces el futuro era emocionante. Siempre pensabas que vendría algo mejor. Y sigo siendo optimista.

XL. ¿Está preocupado por Ucrania?

N.F. ¡Por supuesto que lo estoy!

XL. ¿Cómo mantiene el optimismo?

N.F. Porque veo en los jóvenes inteligencia y ganas. Acabo de dar una charla sobre creatividad a chicos de entre 14 y 18 años, ese público joven estaba alerta, transmite frescura. Me gusta trabajar con gente joven. Me entusiasma el pensamiento joven.

XL. ¿Le quitan el coche sus hijos?

N.F. Sí, son muy movidos. Pero estoy encantado de compartir mis coches con ellos.

XL. Paga usted la gasolina, claro.

N.F. Claro, somos humanos [se ríe].

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