Los restos de las torres de Cillobre, A Penela y Tallo precisan actuaciones urgentes
22 jun 2022 . Actualizado a las 23:29 h.La figura principal del escudo de A Laracha es una torre. Hace referencia a las de Viso y Cillobre. De la primera construcción no quedan más que unos pocos restos de la base, y de la segunda, apenas una pequeña edificación que amenaza ruina. El Concello tiene la intención de adquirir este patrimonio porque presenta «o xermolo» del municipio, en palabras del concejal Suso Souto, pero hacerlo no es fácil por los trámites y el coste. También el Ayuntamiento de Cabana lleva años negociando con los propietarios de la torre de A Penela, otro elemento de la herencia medieval de la Costa da Morte, pero, de momento, no se ha cerrado el trato. Estas dos antiguas fortificaciones estaban ligadas a la de Nogueira, en Coristanco, porque ejercían de defensoras de las tierras de los Bermúdez de Castro. La última es la única que tiene visos de sobrevivir. Está habitada y en buen estado.
Puente
Los castillos y demás construcciones defensivas son BIC (Ben de Interese Cultural) desde 1949, pero eso de poco ha servido. Diez años más tarde de esa fecha, lo que quedaba de las Torres de Cillobre fue prácticamente desmantelado para la construcción del puente de O Formigueiro. Desde entonces el expolio ha sido continuado. El gran arco barroco de la entrada desapareció hace muchos años y el escudo que lo presidía hace mucho tiempo está en el Pazo de Oca, en A Estrada, según cuenta Antonio Castro, que nació precisamente en Cillobre y ahora teme que lo que queda se venga abajo. Poco hay ya de aquel antiguo esplendor.
De hecho, Carré Aldao, en su Geografía General del Reino de Galicia, ya cuenta como a principios del siglo pasado poco quedaba del original medieval. «Fueron demolidos sus torreones en más de la mitad de su altura para construir casas de labradores», dice. Habla de que entre las edificaciones que quedan hay «la casa-palacio de planta cuadrada, tan sólida que sus muros tienen más de dos metros de espesor». Durante años se utilizó como granero hasta que fue convertida en puente. Lo que queda en pie ahora fue otra construcción mucho más pequeña que se utilizó como habitación. Además había un hórreo que se desmontó y está en una casa particular de As Rañeiras, en Lestón, según el Instituto de Estudos Bergantiñáns.
Cuando pueda desarrollarse todo el plan especial de recuperación del patrimonio que el Concello de A Laracha inició con la adquisición del castro de Montes Claros, la situación de este símbolo de A Laracha será mucho peor.
Algo parecido es lo que podría ocurrir con la torre de A Penela, que a lo largo de los años perdió los terrenos que la rodeaban primero y el tejado después. Parece que la adquisición por parte del Concello ahora sí es inminente, pero sigue sin concretarse todavía.
En los dos casos, el problema no es tanto la compra como las labores de mantenimiento y reparación que serán necesarias para conseguir mantener en pie lo que queda. Algo parecido ocurre con las Torres de Tallo, en Ponteceso, que también han perdido parte de la techumbre, lo que es un importante problema para garantizar su estabilidad.
BIC fantasma y solares con mucha historia
Buena parte de las construcciones medievales que hubo en la Costa da Morte son solares. Incluso castillos construidos con posterioridad han acabado completamente arruinados. En otros casos, las torres primitivas se fueron transformando o se tiraron para levantar otras edificaciones y eso es lo que ocurrió precisamente en las torres de Cillobre ya desde finales del siglo XIX. Este tipo de reconstrucciones han ocurrido en numerosas ocasiones y muchos pazos de la zona tienen su origen en fortificaciones anteriores. Es el caso de la Torre de Señoráns, donde después se construyó, ya en 1951, una era y un hórreo.
Sin embargo, lo más habitual es la desaparición prácticamente completa del edificio, arrasado probablemente a base de sucesivos saqueos. Es el caso de las torres de Viso, también en A Laracha, de las que solo queda un recuerdo de la base.
Las de Xallóns en Laxe, en la parroquia de Sarces. Solo un palomar recuerda que allí hubo una casa fortificada. En la misma situación está la de Sobreira, en la parroquia zasense de A Gándara. De ella hablaron Xosé María Lema y Evaristo Domínguez en su trabajo O Concello de Zas e a Terra de Soneira, de 1995.
De la de Aprazaduiro, también en el municipio de Laxe únicamente sobrevive la capilla dedicada a san Antonio, que se llegó a usar como leñera.
Todas estas construcciones son lo que se conoce como BIC (Bens de Interese Cultural) fantasma. En teoría son restos que tienen la máxima protección pero no queda ya nada que cuidar. Además todos tienen esa calificación, como ejemplos de arquitectura militar, desde 1949, aunque la han ido actualizando hasta la resolución de la Dirección General de Bellas Artes y Archivos de 1994.
Mens, Vimianzo, Nogueira y Boedo son ejemplos de conservación
El castillo de Vimianzo es la joya de la arquitectura fortificada medieval en la Costa da Morte. Es propiedad de la Diputación y a lo largo de los años se han realizado numerosas intervenciones, la última es reciente, para el mantenimiento de la fortaleza. En tan buen estado están las Torres de Mens, que son propiedad particular y que datan del siglo XV. Se encuentran asimismo en un óptimo estado de conservación. Lo mismo ocurre con la de Nogueira, en Coristanco que es una vivienda privada. Otro caso es el del conocido como pazo de Boedo, en Cerceda, que perdió con los años los elementos que mostraban su esencia defensiva, pero está en buena situación. Hoy es un caserón con un par de chimeneas muy importantes y blasones en la fachada.
En resto de las construcciones fortificadas de la zona fueron construídas más tarde, como las de O Allo.