No hay unanimidad en la prensa española e internacional acerca de qué lesiones padece Fernando Alonso. No está claro si el problema afecta tan solo al maxilar superior, o también al inferior, es decir, a la mandíbula. Se habla de una recolocación y, si esto es cierto, lo más habitual sería en la mandíbula, porque se hubiese salido la articulación temporo-mandibular. Colocarla de nuevo es un procedimiento que llamamos reducir la luxación. Si Alonso padece una fractura del maxilar superior y pérdidas dentales, se trata de una fractura alveolar. El diente se ha balanceado y ha abierto el hueso donde se insertan sus raíces. Tanto un caso como otro tienen consecuencias en la oclusión dental, pudiendo quedar una maloclusión con dificultades para comer, hablar y repercusiones estéticas de la cara.
Lo que hay que destacar es que Fernando Alonso ha tenido suerte de que no haya sufrido fracturas en lo más importante. Ante un golpe así, todo lo que la cara puede hacer es retroceder y sufrir fracturas, pero ha actuado como parachoques del cerebro. Las afectaciones en la mandíbula o los dientes han impedido que se lesione aquello que le permite seguir conduciendo tan bien como lo hace. Si el impacto, en vez de en el parachoques de la cara, hubiera sido en un hueso de la cabeza, quizá estaríamos hablando de lesiones que le pondrían en dificultad conducir un fórmula 1. De esta lesión Alonso va a quedar bien, porque ha afectado a un componente funcional, de comer y hablar, y un componente estético importantes, pero no trascendentes.
Francisco Martelo es cirujano plástico y secretario general de la Real Academia Gallega de Medicina