Galicia dice adiós al carbón pero precisa de redes para ser potencia renovable

Beatriz García Couce
Beatriz Couce REDACCIÓN

ECONOMÍA

Parque eólico de Carballo, en foto de archivo
Parque eólico de Carballo, en foto de archivo ANA GARCÍA

Su futura producción estará comprometida sin subestaciones eléctricas para evacuar la eólica terrestre y marina y el tubo para exportar hidrógeno

09 dic 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene recursos naturales de primer nivel —agua, viento y biomasa— para ser una de las potencias energéticas del país. De hecho, ya está subida en el podio de generación de algunas tecnologías —como la eólica, al ser en su día la primera comunidad y actualmente la tercera— y aspira a jugar un papel destacado en el ámbito de la producción marina y de la química verde. Sin embargo, esas expectativas de futuro pueden verse condicionadas por la falta de infraestructuras de evacuación adecuadas y el retraso en las normativas que regularán su despliegue. Además, la onda expansiva de esas carencias puede echar al traste también el ciclo de reindustrialización por el que atraviesa Galicia, ya que muchas de las futuras industrias que se tramitan en el territorio están vinculadas al suministro de energía renovable. Otro de los retos que afronta es el de culminar con éxito el proceso de transición energética, después de decir adiós definitivamente a la producción con carbón. 

Eólica terrestre

Plazos apretados y parón judicial. Antes de julio del 2025, Galicia tendrá que materializar la construcción de cerca de 80 parques eólicos que suman alrededor de 2.000 megavatios de potencia. De lo contrario, sus promotores perderán los permisos de acceso y conexión. El sector tiene varios desafíos por delante. El presidente de la Asociación Eólica de Galicia, Manuel Pazo, reclama tanto al Gobierno central como a la Xunta que traspongan y apliquen «el reglamento y la directiva europea de interés público superior de las energías renovables, y en concreto de la eólica, en la que se imponen prioridades de la energía sobre el medioambiente, además de plazos de tramitación reducidos». Insiste en que «eso es la seguridad jurídica que necesitamos para evitar las paralizaciones actuales» y también para poder firmar los contratos a largo plazo con las industrias. «Los megavatios están autorizados, solo nos interesa saber cuando podemos empezarlos», añadió. 

Eólica marina

A la espera de las normas. El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) es claro con los objetivos para el sector de la eólica marina, tecnología llamada a producir entre 1 y 3 gigavatios de potencia en el 2030. Sin embargo, el Ejecutivo central tendrá que pisar el acelerador para posibilitar el cumplimiento de ese reto. Galicia, junto con Canarias, cuenta con el mejor nivel de viento del país, por lo que distintos promotores han lanzado una docena de proyectos para las costas de la comunidad. Además, Galicia cuenta con una potente industria de fabricación de cimentaciones y estructuras flotantes para los aerogeneradores, sector que aspira a crear hasta 8.000 empleos en los próximos años. No obstante, la burocracia frena su impulso, aunque la secretaria de Estado de Energía, Sara Aagensen, aseguró hace unas semanas que antes de final de año se iniciará «el proceso de audiencia e información del marco normativo de la eólica off-shore», con el fin de que las primeras subastas se puedan celebrar durante el próximo año. 

Hidroducto

Una infraestructura imprescindible. Diversos promotores cuentan con proyectos para construir ocho plantas de hidrógeno verde en la comunidad, que se erige así como uno de los ejes de la química verde en la comunidad. Además, algunas de esas factorías servirán de almacenamiento energético y tendrán un destacado papel de respaldo a otras tecnologías renovables —principalmente eólica y solar— que no disponen de garantía de recurso siempre. Para que la producción de esas plantas pueda ser vehiculada no solo en la comunidad, sino también hacia otros territorios y a Europa, es precisa la construcción de un hidroducto que enlace Galicia con la Meseta. El diseñado para unir Guitiriz (Lugo) con Zamora acaba de quedar excluido de los proyectos de interés comunitario (PIC), aunque Enagás, el gestor del sistema, afirma que lo considera prioritario. José Ramón Ferreiro, presidente de la Asociación Gallega del Hidrógeno, reclama su ejecución. De lo contrario, Galicia se convertiría en «una isla energética en el transporte de hidrógeno, lo que perjudicaría no solo al impulso del sector, sino también a la descarbonización económica de la región». 

Subestaciones

Más capacidad de evacuación. Las nuevas industrias proyectadas para la comunidad, además del entramado empresarial y doméstico actual, precisan de nuevas infraestructuras eléctricas. Por ello, la Xunta ya demandó al Gobierno central que autorice la construcción de cuatro nuevas subestaciones eléctricas, que en conjunto suman 1.200 megavatios de potencia, además de la actualización de la planificación energética en vigor. El Ejecutivo sostiene que Red Eléctrica ya estudia esas necesidades para la comunidad.