El sector calcula que alrededor del 70 % del orujo que sirven los hosteleros no está controlado
18 feb 2018 . Actualizado a las 21:54 h.¿A quién no le han ofrecido un chupito gratis de aguardiente o licor tras una comida? El mercado ilegal de licores supone alrededor del 70 % de lo que se consume en Galicia. La mayor parte de este producto que se distribuye por toda la comunidad llega desde Portugal por la frontera ourensana. La orografía y la cantidad de pasos fronterizos son el circuito ideal para transportar estos productos. En este entramado están involucrados tres tipos de sectores: la fabricación, la distribución y la hostelería. Tres ejes por los que se mueve un mercado fraudulento que, además, puede tener consecuencias graves para la salud.
La Guardia Civil y Aduanas son los cuerpos que persiguen estos delitos. Actuando en la propia frontera, en almacenes o en locales de ocio (restaurantes, bares o cafeterías). Existen empresas que embotellan en garrafas y depósitos que venden a empresarios de hostelería. Estos están permitidos, pero cuando se destinan a obradores de pastelería, no a un restaurante, ya que no se utiliza de forma habitual para preparar los alimentos. Sin embargo, sí se usan para rellenar botellas «blancas» de forma continua para ofrecer a los clientes. Una práctica que, al igual que pasa actualmente con los aceites y los vinagres, está totalmente prohibida.
Todo esto trae consigo, además, un mercado negro de contraetiquetas que permite eludir el pago de impuestos al recuperar los precintos y reutilizarlos en botellas nuevas. Así escapan a los controles de Aduanas. Lo que sí se ha notado en los últimos años es un cierto descenso en el volumen de alcohol ilegal encontrado en Galicia, debido principalmente al control que se hace en las fronteras, aunque la cifra sigue siendo muy alta. Que el aguardiente que se consume en Galicia no se destila todo aquí es más que evidente, teniendo en cuenta el número de destilerías que existen. La práctica más habitual consiste en comprar el alcohol fuera y tratarlo en frío en los establecimientos que los distribuyen bajo su nombre. Esto ocurre de forma más genérica en Ourense. Cabría preguntarse: ¿cómo es posible que salga más rentable traerlo de Portugal? La respuesta está clara: se vende por debajo del precio de fabricación. Los expertos aseguran que esto es posible.
Algunos análisis en laboratorios de Galicia dejaron entrever que se estaban comprando productos químicos, alcoholes superiores, para añadir al preparado que luego se vende en Galicia.
También, según los expertos, se aprovecha el producto al máximo. Esto es, el bagazo. Y apuntan a que aquel que ya no utilizan para vender en Portugal es el que llega a Galicia. Esto supone, afirman, un gran peligro para la salud. La preocupación principal en la destilación es la obtención no deseada de alcohol metílico, una sustancia tóxica causante de muerte y de graves enfermedades. Destacan desde los laboratorios que en muchos de estos casos lo que se quema principalmente es madera (metanol), ya que se quiere aprovechar de principio a fin todo el producto. Es más, desde el Consejo Regulador de Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia se pide que Sanidade intervenga firmemente en el asunto, ya que se trata de un problema de salud muy grave, más allá de las infracciones de consumo.
Los caseros solo se pueden consumir dentro del hogar y suponen un gran riesgo para la salud
Aunque quedan pocos destiladores profesionales, sí que existen todavía muchas casas en las que se preparan aguardientes. Normalmente es para consumo familiar, que sí está permitido. Esto no significa que no pueda llegar a ser perjudicial para la salud. Más teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos, por no decir en la totalidad, esta bebida no pasa ningún control sanitario ni de calidad en laboratorios especializados. Otro de los problemas que se observa es la adquisición de alambiques de cobre en lugar de estaño. Estos casos son difíciles de controlar, pero conllevan un serio riesgo. El proceso de destilación siempre genera ácido acético que ataca al cobre, lo disuelve y pasa al aguardiente.
Marca Galicia fraudulenta
Otro de los puntos negros es el uso fraudulento del reclamo «De Galicia». Es imposible, aseguran desde el sector, que se produzca tanto bagazo en la comunidad como para dar cobertura a la gran cantidad de aguardiente que con esa marca se vende por toda España. Estiman que al año se ponen en el mercado unos 13 millones de botellas y que el número de las ilegales sea algo superior a las controladas.
Multas desde 1.200 euros
Las sanciones con las que se pueden ver castigadas las personas que comercializan o importan este tipo de productos son administrativas. Tienen que ver con la evasión de impuestos o con la venta en botellas de marcas blancas rellenables. Solo en casos de intoxicaciones podría haber penas mayores, aunque esto es difícil de controlar, ya que muchas veces se trata de enfermedades que aparecen a largo plazo.
La multa mínima es de 1.200 euros y tiene que ver con la falta de precinto en una botella blanca. Solo una, luego se multiplicaría por la cantidad. El Real Decreto 164/2104 en el artículo 10 estipula la prohibición de servir estas bebidas en botellas que no sean las propias. Es la ley de impuestos especiales, los apartados dos y tres, la que habla sobre las sanciones en caso de carecer de precintos.
«Regalan una porquería»
El presidente de la Asociación de Aguardientes y Licores Tradicionales de Galicia, José Antonio Feijoo, habla muy en serio del perjuicio que supone para la economía de Galicia y para su imagen el tráfico incontrolado del licor ilegal.
-Es fácil encontrar este tipo de licores.
-Algunos hosteleros están acostumbrados a regalar un chupito. ¿Por qué no el café? Porque el chupito les cuesta menos. ¿Por qué te lo dan congelado? Porque así no puedes percibir nada, no catas. Regalan una porquería.
-La Guardia Civil y Aduanas se encargan del control: ¿es suficiente?
-Ellos hacen mucho más de lo que se ve en los medios. Sanidad tendría que intervenir porque estamos hablando de consumo y de un producto sin garantías. Las penas también tendrían que ser mayores. Es un problema de salud.
-Y hay que hablar de la imagen que se ofrece.
-Ofrecer un producto sin etiquetar denigra al turismo de calidad. Tenemos que aprovechar que Galicia está de moda. Tenemos posibilidades tremendas que debemos saber fidelizar. La Administración tiene mucho que decir, pero el papel importante lo tiene el consumidor que debe exigir. Debe decir: «¡No, no me engañes, no me tomes el pelo! ¿Por qué no me traes un whisky o una ginebra sin etiqueta?». Si hacen esto de cara al público, qué no harán en sus cocinas.
-¿Qué pasa con el licor casero? ¿Hablamos de otra cosa?
-No hay aguardientes caseros. El elaborador tradicional, el que sabe destilar, ya forma parte del consejo regulador. Ese que es capaz de producir un aguardiente de calidad y que esté controlado. Durante los 40 años que estuve trabajando en un laboratorio no pasó ni un solo destilador a nivel particular para conocer la calidad de su producto.