Existe la opción del «delivery», pero podemos intentar reproducir en casa algunos de los platos que habitualmente consumimos en franquicias. El resultado puede ser muy gratificante
25 abr 2020 . Actualizado a las 19:19 h.Jon Kortajarena compartió ayer un momento que produjo un aluvión de críticas y no poca verguenza ajena en algunos de los miles de seguidores que el modelo tiene en su cuenta de Instagram. La situación fue la siguiente: Kortajarena tenía antojo de tortilla de patata, y con esto del confinamiento optó por pedirle el manjar typical spanish a Glovo, una de las compañías de delivery más punteras. Hasta aquí todo normal en un millennial aislado un viernes por la noche. El problema es que estos servicios no dan abasto por la falta de personal y la masiva demanda, y la tortilla tardó en llegarle al vasco más de dos horas. Y cuando el hambre aprieta... ya se sabe. El modelo publicó la conversación que mantuvo con el rider en la que le soltaba lindezas como «quiero saber cuándo cojones me vas a enviar la tortilla». Hoy tuvo que pedir perdón por su comportamiento y aseguró que ya estaba haciendo acopio de huevos y patatas para hacer él sus tortillas.
Como Kortajarena, son muchos los ciudadanos que usan estos recursos para saciar su apetito con los antojos más insospechados. Pero, sobre todo, lo que la mayoría busca en el delivery es poder pegarse un homenaje con su menú de hamburguesa y patatas fritas favorito, la pizza rutinaria (y tan anhelada ahora) de los sábados, o el kebab gigante que tan bien entra de resaca. ¿Y si nos planteásemos también cocinar comida rápida? Garantizamos que el gocheo casero puede ser todo un triunfo. Solo debes tener fe y abrir un poco la mente.
Si Jordi Cruz pudo dejar a un lado las esferificaciones para preparar unas patatas fritas vía Instagram, será porque, como asegura, le salen de vicio. Según el chef y jurado de Masterchef, sus trucos pasan por cortar el tubérculo en tiras no excesivamente finas (casi 2 centímetros de ancho), salar las piezas para retirarles en la medida de lo posible el agua que tengan y, a continuación, poner en una sartén con aceite a fuego medio alto, para que se vayan confitando con un par de ajos sin pelar que también hemos incorporado a la sartén, y lo dejamos entre 15 y 20 minutos. A continuación le subimos el fuego al máximo dos minutos. Por cierto, para freir, mejor siempre patata vieja.
Con estas recomendaciones del cocinero Michelin tenemos, a priori, ya un acompañante digno para esos días que las ganas de fritanga llaman a la puerta. Ahora solo queda saber qué se nos antoja como plato principal. Te dejamos varias opciones para que empieces a deliberar.