Once preguntas sobre las cremas de sol: ¿cada cuánto se debe reaplicar?, ¿siempre hay que utilizar un SPF de 50?, ¿cuál es la mejor para niños?

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Las dudas más frecuentes sobre las cremas de fotoprotección solar.

Una experta en dermofarmacia resuelve el abecé de la fotoprotección solar

24 jul 2024 . Actualizado a las 13:03 h.

Pese a que el verano no termine de calar en la comunidad gallega, sus habitantes no están exentos del uso de la crema de fotoprotección solar. Ya sea en el lugar más obvio —la playa—, en una comida al aire libre o en una sesión de running por el paseo marítimo, protegerse de las radiaciones solares es la medida estrella a la hora de prevenir la aparición del cáncer de piel y del envejecimiento prematuro. La farmacéutica especializada en dermofarmacia Isabel Cardona responde las dudas más frecuentes acerca de su uso. 

1. ¿Cómo se debe aplicar la crema solar?

En este apartado, Cardona establece la diferencia entre el producto destinado al cuerpo y al rostro. En ambos casos, se recomienda una cantidad de dos gramos por centímetro cuadrado de piel. En el cuerpo, es algo difícil de medir. Por eso, la experta en dermofarmacia recomienda ser generoso con la cantidad y asegurarse de que se cubren todas las zonas: «Especialmente, aquellas de las que nos olvidamos como el empeine, el reverso de las rodillas o detrás de las orejas», comenta. Además, para una primera aplicación, prefiere optar por cremas «con una textura más perceptible, como en gel, loción o aceite, que permita asegurarnos de que cubrimos todo el cuerpo», apunta. Según Cardona, las brumas en spray dificultan esta labor e, incluso, se pierde durante la aplicación. Por eso, es mejor dejarlas para las siguientes ocasiones. 

Para la cara, como es una zona más pequeña, aconseja seguir una regla: «Utilizar dos dedos bien colmados de producto en cada aplicación, no dos líneas muy finitas», precisa

2. ¿Cada cuánto se deben reaplicar?

En general, la fotoprotección tópica se debe reutilizar cada dos horas, «porque a medida que pasa el tiempo, los filtros se van desgastando y la capacidad del producto disminuye», indica. Sin embargo, depende de la situación. Por ejemplo, si una persona está practicando deporte, y por lo tanto sudando, o nadando, se requiere una frecuencia mayor. En este sentido, lo recomendable es secar la humedad y volver a ponerla. 

3. ¿Se debe prestar especial atención a las zonas más delicadas?

Partes del cuerpo como el rostro o el escote están más expuestas a la radiación solar, lo que las convierte en zonas más sensibles. «Cuanto mayor sea el componente horizontal respecto a los rayos solares, mayor es la exposición que recogen. Así que habrá que insistir más», precisa Cardona. Por así decirlo, aquí los recursos que ofrece el protector solar se consumen más rápido. 

4. ¿Qué diferencia hay entre una crema de sol para cuerpo y para cara?

El factor de protección solar, el SPF, como la protección de los rayos UVA son el mismo. «Las diferencias vienen en cuanto a sensorialidad o formulación. En las de cuerpo puede haber más perfumes o alcoholes; también importa que sean comedogénicos o no», explica la experta en dermofarmacia. En suma, las cremas faciales pueden contar con algún activo adicional que aporte un extra de tratamiento: «Ya sea que te ayude con las manchas, con las arrugas o que tenga ácido hialurónico», añade.

La textura también cambia, lo que influye en su tolerancia. «El producto facial puede ser más ligero y adaptarse a tu piel del rostro si tienes tendencia acneica», precisa la farmacéutica. Las necesidades cosméticas son diferentes. 

5. ¿Qué implica cada tipo de filtro solar?

Tal y como explica Isabel Cardona, existen tres grandes grupos. Los físicos, de origen mineral, «cuya función es formar una película sobre la piel y reflejar casi la mayor parte de los rayos solares para que estos no penetren», detalla. Ejemplos de ellos son el óxido de hierro, de zinc o el dióxido de titanio. «El problema que suelen tener es que son muy poco cosméticos, difícil de trabajar por norma general y dejan un poco de blanco hasta que se asientan», señala Cardona, que explica que se indican para niños de seis meses a dos años aproximadamente, y en personas con piel sensible. «Al no penetrar en la piel, reducen el riesgo de que haya una reacción», añade. 

El siguiente conjunto es el de los filtros químicos, también conocidos como orgánicos, compuestos de moléculas que absorben la radiación solar UV una vez penetran en la piel, y alteran su estructura molecular. «Entre sus beneficios está que tienen muy buena cosmeticidad», comenta la farmacéutica. 

El tercer grupo disponible en el mercado son los filtros biológicos, «que son antioxidantes, los cuales ayudan a contrarrestar la producción de radicales libres para que no dañen nuestra piel», explica la experta. Precisamente, debido a las diferencias entre unos y otros, lo más habitual, según Cardona, es que la fórmula de las cremas combine varios filtros. «Por ejemplo, las infantiles o las faciales suelen llevar una mezcla de los tres», comenta. 

6. ¿Qué es el factor de protección solar (SPF)?

Este número, que también se conoce como índice de protección o coeficiente de protección, informa acerca de la eficacia de protección que tiene un filtro. «Si una persona desarrolla eritemaquemadura— tras media hora de exposición al sol, el uso adecuado de un filtro solar de factor 30 por lograría 30 veces la exposición (es decir, a 900 minutos), la aparición de la lesión», explica la Fundación Piel Sana de la Academia Española de Dermatología y Venereología. Eso sí, es importante recordar que la piel, se queme o no, sufre igualmente durante la exposición. 

Según recoge la entidad, los filtros solares pueden presentarse con uno o varios números. Si hay uno solo y no se da mayor información, este se referirá a la protección frente a los UVB; por el contrario, si aparecen dos, el primero indica el factor de protección frente a los UVB, mientras que el segundo, frente a los UVA. 

7. ¿Siempre se debe escoger el SPF más alto?

Si bien la diferencia de protección entre un SPF 30 y SPF 50 no es demasiada, Cardona prefiere recomendar el factor mayor y curarse de espanto: «Muchas veces, pecamos de ponernos poca cantidad. Esto lo reduce, porque necesitamos una capa homogénea del producto. Por eso, con un 50, se parte de una protección mayor», justifica. 

8. ¿Se puede reutilizar la crema del verano pasado?

Por regla general, en el etiquetado del envasado, solo aparece el PAO (por sus siglas en inglés, period after opening), que indica el plazo de utilización después de haberse abierto. «Un símbolo de un bote abierto con un 6M, 12M o 24M —seis, doce o 24 meses— en su interior; pauta que varía según la formulación y su envase», precisa la farmacéutica. Así, si desde el verano pasado, esta cifra ha expirado, lo mejor es cambiar el producto.

Con todo, la experta en dermofarmacia también recuerda la necesidad de tener en cuenta cómo se ha conservado: «Si lo hemos llevado en el coche a altas temperaturas, o lo hemos expuesto al sol cuando hemos ido a la playa, se habrá deteriorado mucho más rápido, porque ha estado expuesto a la radiación solar», apunta. En este caso, el tiempo de uso sería incluso menor. Cuando esto sucede, la fórmula se estropea, pierde efectividad y puede ocasionar reacciones cutáneas en el usuario. 

9. ¿Es recomendable el uso de fotoprotección oral?

Sí, siempre y cuando se combine con otros métodos. Cardona explica que existen tres niveles en la escala de protección. El primero lo ocupan todos aquellas herramientas que crean una barrera física entre la piel y la radiación: gorro, sombrero, gafas, ropa y evitar las horas centrales del día. «A continuación viene la fotoprotección tópica, y en un tercer puesto, la oral, que ofrece una defensa extra a nivel interno, a través de antioxidantes y extractos de plantas con un efecto regenerador, de antirradicales libres, y de protección del ADN», señala. Con las tres, el riesgo de eritema y envejecimiento se reduce. 

10. ¿Se recomienda el uso de «after sun»?

La exposición solar, el contacto con la sal o el cloro y las altas temperaturas pueden contribuir a la deshidratación de la piel y afectar a la barrera cutánea: «Muchas veces, necesitamos agentes calmantes que bajen la temperatura corporal o el eritema solar, aunque no debiera producirse. Por eso, es recomendable hidratar», comenta Cardona, que añade: «Si le sumamos que un after sun además de agentes que lo favorecen, también contiene sustancias reparadoras, mejor». Por eso, en época de verano, aconseja sustituir la crema corporal después de la ducha por un producto de este tipo. 

11. ¿Qué contendría una crema de sol ideal?

Para la experta, existen dos factores esenciales. La primera, «que sea de amplio espectro, y cuantos más tipos de radiaciones, mejor»; y la segunda, que la textura sea agradable para el usuario: «Si no le gusta, nunca la usará bien», ataja. 

Expertos consultados en reportajes anteriores coinciden en la recomendación de un filtro de amplio espectro. ¿La razón? Este protege frente a varios espectros de la luz, como puede ser la ultravioleta A o B. «La primera incide más sobre las manchas, la B es la que más produce quemaduras, y luego los infrarrojos o la luz azul son los filtros invisibles de la luz. Uno de amplio espectro suele proteger de todos ellos», detallaba Yaiza Bouzas, farmacéutica especializada en dermocosmética. La diferencia se comprueba en el precio.

Lucía Cancela
Lucía Cancela
Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.