Daniel Rey, médico de Atención Primaria: «Los estudios dice que tener el mismo médico durante 15 años reduce un 25 % la mortalidad»
ENFERMEDADES
El presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria en Galicia destaca el papel de su especialidad en la prevención cardíaca
27 jul 2022 . Actualizado a las 18:17 h.Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en España. No son superadas por el cáncer, ni por las infecciones. Con todos los avances logrados en esta materia, todavía quedan algunos retos por conquistar. La integración y coordinación entre Cardiología Hospitalaria y Atención Primaria es uno de ellos. La prevención se hace en la segunda, y el doctor Daniel Rey Aldana, médico de familia, y presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) en Galicia sabe mucho de ello.
—La enfermedad vascular arterioesclerótica fue la primera causa de mortalidad en España en el año 2020. ¿Algunas de estas muertes se podrían evitar?
—El 24,3% de los fallecimientos en España se producen como consecuencia de la EVA (Enfermedad Vascular Arterioesclerótica). La arteriosclerosis está íntimamente ligada a los niveles de colesterol en sangre, fundamentalmente a los niveles de colesterol de baja densidad (LDL), además de otros factores de riesgo cardiovascular. Por ello, si sus niveles estuviesen controlados, muchos de estos fallecimientos prematuros se podrían evitar.
—¿En qué se basa el papel de prevención de Atención Primaria respecto a las enfermedades cardiovasculares?
—El trabajo preventivo de la Atención Primaria es clave. Nuestro objetivo es retrasar al máximo la aparición de la EVA. Para ello usamos medidas de prevención primaria que se basan fundamentalmente en lograr que la población adquiera unos hábitos de vida saludable. Una forma es practicando ejercicio físico aeróbico de intensidad moderada. Por ejemplo, caminando a una velocidad de 6km/h, durante al menos 150 a 300 min por semana. También hay que evitar el sobrepeso y la obesidad, que representan una auténtica epidemia en nuestra sociedad. Esto se logra mediante una dieta saludable basada en productos frescos de temporada y dejando de lado los alimentos ultraprocesados. Otro problema actual es el consumo de tabaco, aunque la legislación restrictiva y la financiación por parte de la SNS haya ayudado.
—El control del colesterol también importa, ¿no?
—Claro. Sobre todo, los niveles del LDL. Los médicos de Atención Primaria clasificamos el riesgo que tiene una persona de sufrir un evento cardiovascular en los próximos diez años, y en base a ello, establecemos o no el tratamiento. Hay que entender que es eficaz mientras se esté tomando, por lo que es de gran importancia que la población que los tiene prescritos, los tome. También es necesario vigilar la hipertensión, ligada a la enfermedad cerebrovascular. Aquí, además de ejercicio, el consumo de sal diario debería ser menor de 5 gramos por día, y tomar los medicamentos. Por último, la diabetes, que está relacionada con el sobrepeso y la obesidad, dos factores de riesgo cardiovasculares.
—La parte de concienciación es muy importante para los pacientes. Si siguen con niveles de colesterol LDL no controlados después de sufrir un ictus, o un infarto, perpetúan el problema inicial, ¿no?
—El hecho de que alguien haya tenido un evento de este tipo nos indica que tiene un riesgo muy alto de tener más eventos, y fallecer. Por ello, en este perfil de pacientes, los objetivos de tratamientos son muy exigentes, porque cuanto antes consigamos reducir los niveles de colesterol LDL, más se reduce el riesgo. Si los bajamos en 40 miligramos por decilitro, logramos una reducción del riesgo cardiovascular del 25 %.
—En un contexto ideal, ¿qué es todo lo que podrían hacer desde su especialidad si gozasen de todos los recursos necesarios?
—Por suerte, disponemos de los recursos que hemos comentado hasta ahora, el problema es implementarlos en la práctica clínica. El prescribir un fármaco es sencillo, pero lograr cambiar los hábitos de los pacientes es mucho más complejo y requiere tiempo, dedicación y una excepcional relación médico-paciente. Esto es lo que precisamos, tiempo para dedicárselo a los pacientes. Algún dato al respecto, en un estudio publicado en el British Journal of General Practice se pone de manifiesto que tener el mismo médico de Atención Primaria durante unos dos o tres años logra reducir un 8 % la mortalidad de sus pacientes y tenerlo durante 15 la reduce un 25 %. Es evidente que nuestra relación, la continuidad asistencial, la proximidad y el conocimiento profundo de las personas, y sus vidas, consigue reducir la mortalidad.
—Ya lo dijo usted, en materia de prevención, la alimentación es fundamental. ¿Existe la dieta perfecta?
—La dieta más adecuada para la prevención de la enfermedad cardiovascular debe consistir en alimentos frescos de temporada, evitando los ultraprocesados. La que más evidencia tiene es la mediterránea, que se basa en alimentos de origen vegetal (fruta, verduras, legumbres o frutos secos), el uso de aceite de oliva como principal grasa de adición, en alimentos frescos de temporada. Incluye un consumo diario de productos lácteos, pescado azul como mínimo dos veces por semana, una ingesta moderada de carne roja. Así como recomienda evitar los dulces o alimentos con alto contenido en azúcares como por ejemplo, los refrescos.
—Siendo gallego, pensé que sería del equipo de la dieta atlántica.
El fundamento de ambas dietas es el mismo, alimentos frescos de temporada sin ultraprocesados. Yo, sin duda, me quedo con la dieta atlántica ya que es la que consumen mis pacientes.La diferencia está en la evidencia demostrada sobre la enfermedad cardiovascular de un tipo de dieta y la otra. La mediterránea se analizó en el estudio Predimed, con resultados favorables en cuanto a la prevención de la enfermedad cardiovascular. Las investigaciones en marcha sobre la Atlántica, aunque tiene evidencias a su favor, no son tan sólidas como las de la dieta mediterránea.
—¿Qué debería hacer una persona cuando le diagnostican una enfermedad del corazón?
—Lo primero, desde mi punto de vista, es que el paciente entienda, conozca y reconozca las causas que le han llevado a sufrir una enfermedad cardiovascular. Esto ayudará a modificar hábitos de vida poco saludables como el tabaquismo, la obesidad o el sedentarismo. Lo siguiente es ponernos en manos de nuestro médico de Atención Primaria para el seguimiento y control de estas variables. Hay que seguir tomando la medicación y cumpliendo con las revisiones programadas.
—¿Cómo se manejan enfermedades como la obesidad, en las que influye mucho el estilo de vida?
—Los pilares básicos son el ejercicio físico y una dieta saludable de estilo mediterráneo. Pero ojo, porque los regímenes hipocalóricos y restrictivos no tienen por sí solos ninguna evidencia en la reducción del peso y su mantenimiento. Además, los medicamentos nos pueden ayudar. Tenemos fármacos que se utilizan para el tratamiento de la diabetes tipo II que favorecen la reducción de peso. Alguno tiene indicación para la obesidad, pero a día de hoy, su uso no está financiado por el sistema nacional de salud para esta indicación, lo que supone una barrera muy importante para que la gran mayoría de la población pueda acceder a ellos.
—Desde Atención Primaria tienen un contacto muy directo y continuo con nuestros mayores, ¿la soledad, por la que muchos atraviesan, empeora sus problemas?
—Sin duda es un problema, aunque quizás, en Galicia, seguimos teniendo un profundo sentido de familia y de cuidado de los mayores. A pesar de ello, muchas personas ancianas están solas y la soledad los lleva a la tristeza y esto a la inactividad, al sedentarismo y a la enfermedad cardiovascular.
—El ejercicio es importante en cualquier etapa.
—Claro, pero mucho más en el anciano, por eso es importante promover un envejecimiento activo. Hay que adaptar nuestras indicaciones a las características individuales del paciente que estemos atendiendo. Precisamente, el profesional sanitario que mejor conoce la situación vital de cada paciente es el médico de Atención Primaria. Una parte importante de nuestro trabajo es acompañar a esos ancianos que están solos. Es tremendamente gratificante ver como te agradecen una simple visita a su domicilio y un rato de conversación. Probablemente eso mejore su pronóstico vital mucho más que un medicamento.