El tromboembolismo venoso, responsable de más muertes anuales que el cáncer de mama y el VIH juntos
ENFERMEDADES

Aunque se suele considerar erróneamente sinónimo de ictus, se trata de un accidente cardiovascular independiente que, en ocasiones, no produce síntomas evidentes
13 oct 2023 . Actualizado a las 17:44 h.¿Sabías que los osos no sufren complicaciones por sedentarismo? La afirmación parece algo aleatoria, sin embargo, hay una especie del reino animal que está obligada a hacer ejercicio diario y a la que se debe recordar de manera constante que no se puede estar todo el día tumbado. Son, efectivamente, los humanos, que de no seguir estas recomendaciones ven incrementado de manera exponencial su riesgo de sufrir una trombosis. ¿Pero qué es exactamente esta afección?
Ramón Lecumberri, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) explica, con motivo del Día Mundial de la Trombosis que se celebra este viernes 13 de octubre, que una trombosis «consiste en la formación de un coágulo de sangre patológico dentro de una arteria o una vena». Este se clasificará atendiendo a su localización. Por un lado, están las de territorio arterial y, por otro, las que aparece en las venas. «Guardan diferencias entre sí en cuanto al mecanismo por el cual se producen y la sintomatología», dice el también codirector del Servicio de Hematología de la clínica Universidad de Navarra.
Factores que influyen en la trombosis
«Hay algunos comunes, pero hay otros que son diferenciales entre las trombosis arterial y la venosa», explica Lecumberri. En las trombosis arteriales, los factores de riesgo son los ya conocidos: el sedentarismo, la obesidad, la diabetes, el tabaquismo o la dislipemia. «Para la trombosis venosa, estos factores de riesgo influyen en menor medida, los principales son el encaminamiento, la inmovilización de extremidades, algunos tratamientos hormonales o procesos oncológicos», asegura el miembro de la SEHH, que añade: «Hay mucha interacción entre factores de riesgo ambientales y la genética de cada persona».
Los viajes prolongados también pueden contribuir a la formación de un trombo. Estos pueden multiplicar por dos e incluso triplicar el riesgo de la conocida como trombosis del viajero, en concreto, se puede padecer un episodio de tromboembolismo venoso (TEV). Se trata de la formación de un coágulo en las venas de las piernas con el riesgo de que se desprenda y pueda emigrar hasta la circulación pulmonar, provocando enfermedades de mayor riesgo.
Tromboembolismo venoso (TEV)
El TEV incluye la trombosis venosa profunda (TVP) y la embolia pulmonar (EP). Es el responsable de más muertes anuales que el cáncer de mama, el VIH y los accidentes de tráfico combinados. Afecta a personas de todas las edades, etnias y sexos. Determinados factores y situaciones pueden aumentar el riesgo de desarrollar un coágulo potencialmente mortal. El tromboembolismo venoso es una causa importante de muerte y discapacidad en todo el mundo; representa la tercera causa de mortalidad cardiovascular tras el infarto agudo de miocardio y el ictus. Por ello, los expertos recalcan la relevancia de saber cuáles son los factores de riesgo que pueden desembocar en esta afección.
Edad a la que se producen y diferencia entre sexos
La trombosis es una patología más común en personas de mayor edad, notándose un incremento de su incidencia a partir de los 50 años. «Lo que pasa es que en nuestra sociedad nos estamos encontrando con que ya está empezando a dejar de ser extraordinario tener casos en pacientes jóvenes», asegura el experto. Esto se debe a ciertos factores genéticos que contribuyen, al ser una enfermedad multigenética son muchas las variables que intervienen. Existe una exposición de la sociedad occidental a estos factores de riesgo que favorecen o predisponen la trombosis. Esto hace que la incidencia sea más elevada. «Por otro lado, en determinadas regiones asiáticas, sí se ve una menor incidencia de patología trombótica. Aquí influyen estilos de vida y, de nuevo, la genética», explica el especialista.

«No hay grandes diferencias en cuanto a hombres y mujeres. Aunque, una vez que ha habido un primer episodio, los hombres sí que tienen mayor riesgo de tener otro a posteriori», dice Lecumberri, que matiza: «Las trombosis arteriales sí que son más frecuentes en varones que en mujeres».
Complicaciones de salud
«Un trombo en la arteria coronaria produce un infarto de miocardio que puede llegar a ser mortal o producir una gran limitación para la vida del individuo. O un ictus isquémico, que puede tener unas secuelas neurológicas importantísimas», explica el experto. En el caso de que fuera una trombosis arterial de una pierna, puede conducir a la gangrena de la extremidad y posterior amputación. Las embolias de pulmón, también pueden ser potencialmente mortales, ya que comprometen la oxigenación de la sangre. «Dicho de otra manera, la patología trombótica es muy grave», agrega Ramón Lecumberri.
¿Cómo es el diagnóstico?
La sintomatología es muy variada a causa de sus diferentes localizaciones. «Generalmente, los síntomas de la trombosis arterial son evidentes y de carácter agudo. Sin embargo, en la trombosis venosa pueden resultar menos evidentes. Hay casos que incluso son muy poco sintomáticos, por ejemplo, una tumorización leve o falta de aire», dice el especialista. A partir de estos síntomas es cuando se debe acudir a un centro médico.
Y cuando se llega a la consulta, ¿qué sucede? «Los algoritmos de diagnóstico son muy distintos», asegura el miembro de la SEHH. En el caso de los infartos o ictus están los códigos de emergencia que facilitan una atención prematura y, de esta manera, poder salvar la vida del paciente. Si se tiene una trombosis venosa, «hay algoritmos diagnósticos que incluyen la realización de analítica, escáner o ecografías», dice Lecumberri. A lo que agrega: «Estas pruebas se aplican en función de la sintomatología la cual orienta la localización de la afección».
Tratamiento
De nuevo, depende mucho del tipo de trombosis que se diagnostique. «En las trombosis arteriales es muy importante que ese trombo se elimine y así abrir la circulación arterial cuanto antes. Por esto, en el infarto de miocardio se realiza una intervención coronaria percutánea y, de esta manera, se pueden poner stents para liberar la zona ocluida», alerta el especialista.
¿Qué es un stent?
«Es una prótesis que se pone dentro de una arteria coronaria que está muy estrecha en una zona para permitir que la sangre circule y pueda irrigar un trozo del corazón al que no le llega sangre suficiente», explica el doctor José Antonio Baz, cardiólogo y jefe de la Unidad de Hemodinámica del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo.
Si el paciente tiene un ictus, se le administra un tratamiento fibrinolítico que busca la disolución rápida del coágulo y, si no es posible, se pueden hacer procedimientos mecánicos. Después de esto, «se recetan otros fármacos antiagregantes o anticoagulantes para evitar que se vuelva a formar el coágulo», agrega Lecumberri.
Tipos de ictus
Isquémico. El 85 % de los casos son de este tipo y se produce por la obstrucción de una arteria en el cerebro.
Hemorrágico. Son menos comunes y se producen por la rotura de un vaso sanguíneo en el cerebro.
«En las trombosis venosas, lo habitual es administrar tratamientos anticoagulantes que faciliten que el organismo vaya poco a poco disolviendo el coágulo», dice el miembro de la SEHH. En estas situaciones no existe la misma emergencia que hay en la trombosis arterial, se dispone de más tiempo.

¿Cuánto dura el tratamiento?
«Normalmente, los pacientes que han tenido una trombosis arterial toman antiagregantes de por vida. Esto se hace a modo de prevención para evitar que vuelva a aparecer la patología», asegura el especialista. Y continúa explicando: «En cuanto a las trombosis venosas, dependerá de los factores desencadenantes. Hay algunos pacientes que tienen tratamientos de unos solos meses. En el caso de que existan posibilidades de una recaída, se recetaría de forma crónica».
La esperanza médica
«Es un campo en el que se cree que seguirá habiendo novedades en los próximos años en cuanto a la disponibilidad de nuevos fármacos anticoagulantes y nuevas dianas terapéuticas. Se espera que los fármacos tengan cada vez menor riesgo hemorrágico, que es el principal problema de los anticoagulantes», concluye Ramón Lecumberri.