Baños de agua termal para tratar la depresión: «Están pensados para producir efectos en dos semanas»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Los baños calientes suben la temperatura corporal, activando la secreción de serotonina.
Los baños calientes suben la temperatura corporal, activando la secreción de serotonina. La Voz de la Salud | iStock

Un nuevo estudio lleva la balneoterapia del campo de la reumatología al de la salud mental

09 oct 2022 . Actualizado a las 12:25 h.

Sumergirse en aguas termales es un tratamiento que tiene mucha historia. Desde la antigüedad, los baños termales se realizan no solo con el fin de lograr una relajación muscular y un estado de calma, sino para tratar diversas dolencias. Hoy, avalada por estudios científicos, la balneoterapia se utiliza comúnmente como tratamiento para enfermedades reumatológicas y también para aliviar síntomas de problemas respiratorios y dermatológicos. Pero ahora, las investigaciones dan un paso adelante en una nueva aplicación de estas terapias. La Cátedra de Hidroloxía Médica de la Universidad de Santiago de Compostela está analizando los beneficios terapéuticos de estos baños en pacientes con depresión. Los resultados son alentadores.

«La balneoterapia es la utilización de las aguas mineromedicinales para obtener un resultado de curación o de optimización de los síntomas que presenta el paciente. Las técnicas de balneario en general son muy conocidas para procesos reumatológicos, respiratorios o de la piel. Y para este caso de la depresión, es bastante más desconocido», explica la doctora Belén Cabana, directora médica del Balneario de Compostela.

El mecanismo de acción de esta terapia en la depresión tiene que ver con la temperatura corporal. «Al sumergir a una persona en una bañera a 40 º se produce una hipertermia transitoria, mientras dura esa inmersión, de un grado y medio a dos grados. Y una de las funciones biológicas más importantes de la serotonina es descender la temperatura corporal. Con lo cual, cuando tú produces produces un aumento de temperatura aumenta la secreción de serotonina, y esto lleva asociado un efecto sobre el estado de ánimo», detalla Emilio Gutiérrez, psicólogo del Departamento de Psicología Clínica y Psicobiología en la Universidad de Santiago de Compostela.

«Esto sirve también para entender por qué el ejercicio físico tiene un efecto antidepresivo. Y es que el hacer ejercicio físico de forma intensa produce un aumento de la temperatura corporal. Pero algunas personas no pueden permitirse hacerlo, o no tienen capacidad para ir a un gimnasio y y practicar una rutina deportiva intensa, entonces esta sería una forma pasiva de producir un incremento de la temperatura corporal», añade Gutiérrez.

El estudio

«En el caso del tratamiento de la depresión, es un protocolo establecido ya, porque se basa en estudios previos que se han hecho en gente que padecía depresión y se halló que cuando los pacientes eran sometidos a una temperatura elevada durante un corto espacio de tiempo, había una liberación de una sustancia para bajar la temperatura corporal, que es la serotonina, que a la par funciona en la depresión como antidepresivo. Basándonos en eso, se estableció un protocolo de 20 minutos en una inmersión a 40 ºC en bañera con agua termal. Después, pasan a una sala donde se mantiene la temperatura corporal con una manta térmica, también durante 20 minutos», explica Cabana.

Como todo esto está organizado con el fin de regular la temperatura corporal de la persona, este dato es crucial a lo largo del tratamiento. «Previamente, se le coloca un dispositivo al paciente que mide su temperatura corporal diaria cada cinco minutos. Entonces, tenemos los registros de temperatura corporal diarios del paciente durante 21 días y, a mayores, tomamos la tensión arterial y la temperatura en varios momentos de ese proceso: cuando llegan al balneario, cuando se meten en la bañera, cuando salen de la bañera, cuando salen de la envoltura y cuando se van del balneario», apunta Cabana.

Pacientes en el Balneario de Compostela
Pacientes en el Balneario de Compostela

Efectos y resultados

El beneficio más notorio y el primero que se percibe al realizar este tipo de terapias es, por supuesto, el de la relajación. Sumergir el cuerpo en esta agua induce a un estado mental de calma y relaja la tensión que pueda haber en los músculos. «El balneario produce una relajación, las aguas ya son adecuadas para relajarse, para inducir un ambiente de calidez. Además, también lo hacemos de manera controlada durante todo el proceso. Porque una persona puede tener una hipotensión, puede encontrarse mal durante el proceso y entonces, está el servicio médico para atender eso», señala Cabana.

En términos específicamente relacionados con la depresión y sus síntomas, el estudio está dando resultados prometedores. «Todos han experimentado una mejoría de la calidad del sueño, que es algo que se ve siempre muy alterado en la depresión. Hay mejoras en la sintomatología, sobre todo de la ansiedad, de esa angustia diaria», dice Cabana, que considera que este nuevo tratamiento podrá ser una puerta a una nueva visión de las terapias para la depresión.

«La depresión está asociada en muchísimas ocasiones al insomnio y este insomnio está relacionado con la prolongación del ciclo de temperatura corporal. La temperatura corporal debería bajar en torno a las nueve o diez de la noche. Las personas para dormir tenemos que experimentar este descenso de temperatura que hace que el sueño se pueda conciliar. Lo curioso es que con este tratamiento parece que se resetea este ritmo circadiano y mejora el sueño», apunta Gutiérrez.

Como explican los expertos, esta mejoría de los síntomas está relacionada de forma directa con los efectos del baño en la temperatura corporal. Las aguas termales tienen un impacto mucho más notorio en esto que otros métodos para elevar la temperatura del cuerpo. «Ha habido estudios previos que han corroborado que, comparando baños termales y ejercicios físicos para elevar la temperatura, se vio con mucha diferencia que las aguas termales mejoraban la temperatura corporal y en cambio en el ejercicio físico no se observaba una diferencia de temperatura tan significativa», señala Cabana.

De esta forma, la balneoterapia se plantea como una opción alternativa de tratamiento. «En los centros de salud es más rápida la prescripción de fármacos que la asistencia psicológica u otras opciones. Pero hay personas que no quieren tomar medicación o a las que la medicación les provoca algún efecto secundario indeseado. Además, está el hecho de que, a veces, la medicación tarda de uno a tres meses en hacer efecto. Este proyecto está pensado para producir en dos semanas, con cuatro baños, efectos terapéuticos», apunta Gutiérrez.

Cabe señalar que no todos los pacientes con depresión son candidatos a recibir este tratamiento. Elevar la temperatura corporal de esta manera supone un riesgo de hipotensión y no es apropiado para personas que sufren de ciertos problemas cardíacos. «Tienen que ser personas de 18 a 65 años, con depresión leve o moderada y no pueden estar tomando tratamiento antidepresivo en los últimos dos meses, para que podamos evaluar la función del nuestro. Luego, hay exclusiones por enfermedades cardiovasculares o cáncer, varices, trastornos en fase aguda», aclara Cabana.

«Lo bueno de este tratamiento son dos cosas. La primera es que no estás tomando ningún fármaco. Es un tratamiento corto, son dos semanas, dos sesiones una semana y dos sesiones la siguiente semana. Y no hay contraindicación si tienes el perfil adecuado. Es sumergirse en agua y estar con una manta térmica, es muy fácil de cumplir. Es un tratamiento novedoso, ilusionante y fácil de aplicar», concluye Cabana.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.