Fede Fernández, psicólogo y superdotado: «Los niños con altas capacidades suelen tener mucho liderazgo»

SALUD MENTAL

El experto estudió psicología después de descubrir que tenía altas capacidades: «Quería ayudar a otras personas como yo», cuenta
27 mar 2025 . Actualizado a las 10:15 h.Federico Fernández descubrió que tenía altas capacidades y que era superdotado siendo adulto. Si bien esta condición nunca le afectó en su rendimiento, sí que notaba que a lo largo de la vida había tenido un interés muy profundo por ciertas cosas que no compartía con su entorno. Chico de ciencias puras que, tras su diagnóstico, decidió estudiar psicología y especializarse en lo que él tiene: altas capacidades. «Me formé para ayudar a otras personas como yo», dice el experto en talentos.
—¿Qué son las altas capacidades?
—Son una dotación intelectual, que también puede ser kinestésica o artística, muy por encima de la media. La propia naturaleza de esta sobredotación hace que estas personas tengan unas necesidades específicas de apoyo educativo, emocional y social, para poder desplegar su potencial y desarrollarse como seres humanos plenos.
—¿Cuántas son?
—Las altas capacidades son un conjunto heterogéneo que comprende varios subgrupos. Engloba tanto los talentos simples, complejos, conglomerados, así como la superdotación.Es decir, aunque las personas a menudo se refieren con el término superdotación a las altas capacidades como sinónimo, realmente no es así, sino que es un subconjunto que incluye más cosas.
—¿Es lo mismo que el cociente intelectual?
—Depende de lo que hablemos. Realmente, cuando nos referimos a superdotación, sí. De hecho, más que de cociente intelectual, se debería hablar de percentil. Este se emplea desde el 1 hasta el 99,99, y en estos valores se ordena a una persona. Por ejemplo, si alguien tiene un percentil 50, quiere decir que hay 49 personas por debajo de esa puntuación. Cuando hablamos de los percentiles y este es superior, aproximadamente, a 98, es decir, que por debajo de esa persona hay 98 personas que puntúan menos, se dice que tiene superdotación. En ese caso, ese percentil de 98 en las baterías de aptitudes intelectuales coincide, más o menos, con un cociente intelectual de 130 o superior. Por lo tanto, en la superdotación sí podríamos hablar o identificar ese cociente intelectual con esa cualidad. Sin embargo, para los talentos, el cociente intelectual es siempre inferior a esa cifra. De hecho, el 80 % de las personas con altas capacidades tiene un CI inferior a 130. En estos casos hablaremos del percentil de los componentes del talento.
—¿Qué significa?
—Si una persona, por ejemplo, tiene un talento verbal, quiere decir que el percentil en esas pruebas verbales es del 95 % o superior. Eso sería un talento simple. Si una persona, por ejemplo, da 95 % o superior de percentil en matemáticas, decimos que tiene un talento matemático. Si tiene ese percentil de 95 % o superior en el aspecto de razonamiento lógico, decimos que esa persona tiene un talento lógico abstracto. Sin embargo, una persona puede tener un talento complejo, que está formado por varias actitudes elevadas y cognitivas. Por ejemplo, académico. Si una persona tiene un percentil de 80 % o superior en memoria verbal y lógica, decimos que tiene un talento académico que es complejo. Y, luego, existen unos talentos conglomerados, que son los que tiene alguien con un talento simple, como el matemático, con un talento académico. En esos casos, como el cociente intelectual es una especie de media que sale de las baterías, a lo mejor una persona tiene un talento verbal, porque tiene ese percentil de 95 % o superior, pero su cociente intelectual es de 100, dado que esa media que se hace provoca que descienda la general.

—¿Y en la superdotación?
—Ahí no, porque la superdotación requiere un percentil de 75 % o superior en todas las aptitudes. Eso hace que el cociente intelectual aparezca tan elevado, con este de 130, que son dos desviaciones típicas, porque tiene esa multipotencialidad plena con la que se le dan bien todas las áreas.
—¿Podría darme ejemplos de talentos simples o de talentos complejos?
—Por un lado, la actitud verbal, lógica, matemática, especial y la memoria son, a excepción de la última, las simples. Es decir, se convierten en talento verbal, talento matemático, talento lógico abstracto o talento espacial. Cuando hablamos de los talentos complejos, decimos que están formados por varias de estas, y son dos: el talento académico y el talento figurativo. El académico lo conforman las aptitudes verbales, lógica y memoria. Sin embargo, el talento figurativo lo conforman la aptitud no verbal y la espacial. Hay un talento adicional, complejo, que se llama talento artístico figurativo, es esta actitud lógica abstracta junto con la espacial, y además tiene una producción artística potente. Por ejemplo, dibujantes o pintores tienen ese talento artístico figurativo. Y luego el conglomerado es cuando tenemos un talento complejo, por ejemplo, figurativo y, además, uno o más componentes de talento simple.
—¿Cuándo se suelen detectar las altas capacidades?
—Si soy sincero, cuando se perciben dificultades en la persona. Cuando, por ejemplo, en el ámbito escolar una niña o un niño da una serie de dificultades. Es decir, que normalmente tenía un rendimiento muy bueno y, de repente, baja. O porque a veces, adoptan unas conductas que hacen que el tutor o tutora vea que se sale de la normalidad. En esos casos es justo cuando se suele hacer alguna evaluación cognitiva para ver qué le pasa a ese menor y es ahí cuando a veces se detecta. Sin embargo, en la legislación existente se recoge que haya una detección sistemática, es decir, que se harían pruebas a todos los niños. De manera que sería un cribado y se podría obtener ese porcentaje de la población, que está en torno al 10 %, de altas capacidades. Este es el motivo principal por el cual no se suelen detectar. De hecho, las niñas están infrarrepresentadas. Solo el 30 % de los niños y adolescentes son niñas. Ellas son igualmente inteligentes, pero pasan más desapercibidas.
—¿Por qué?
—Cuando un niño con altas capacidades tiene dificultades, las expresa. Se enfada o tiene unas conductas disruptivas. Pero, en general, las niñas no muestran esas dificultades, no se hacen tan visibles.
—¿Qué valoran en los exámenes?
—Cuando evaluamos las altas capacidades, lo hacemos desde dos perspectivas. Una es cualitativa, esa calidad de procesamiento, y también cuantitativa, cuán inteligente es la persona. Lo que realmente sustenta el diagnóstico es el aspecto cuantitativo. Es decir, los percentiles que se obtienen de distintas baterías de aptitudes intelectuales. Sin embargo, el aspecto cualitativo, es decir, ver si esa persona tiene sobreexcitabilidad imaginativa o intelectual, son aspectos que nos ayudan a que si la persona en la parte cuantitativa no puntúa alta capacidad, pero sí en la parte cualitativa, debemos ver qué pasa ahí. Puede ser alguien que además de alta capacidad tenga TDAH, que enmascara a la otra, o que tenga tal nivel de ansiedad que su rendimiento es más bajo. Por eso hay que ver las dos cosas.
—¿Qué consecuencias puede tener que alguien con altas capacidades no sea detectado y que no se le estimule como tal?
—La falta de atención a las altas capacidades puede provocar desidia y apatía por el aprendizaje. Algunos niños, incluso, llegan a la fobia escolar; no quieren ir a los centros escolares. De hecho, existe un porcentaje elevado, algunos estudios lo cifran hasta el 70 %, de fracaso escolar entre la población con alta capacidad. Por lo tanto, sí influye muchísimo. Si a un adolescente, que tiene una forma de procesar la información muy rica y muy profunda, se le obliga a hacer tareas repetitivas, esto no les va bien. Y cuando no cumplen con ello, incluso se les castiga dándoles más tareas. Eso es un castigo, y hace que se acabe alejando de todo eso. Y ojo, con las consecuencias que esto tiene de adulto. Conozco a gente con cocientes intelectuales elevadísimos, a gente superdotada, que tiene una infraformación y está ejerciendo profesiones en un ambiente que no es cognitivamente demandante y le cuesta muchísimo adaptarse y ser feliz.
—¿La gente superdotada es más infeliz?
—Ese es otro punto. Está muy extendida la conexión entre gente muy inteligente y problemas de salud mental, pero es falsa. Es al contrario. Tener una inteligencia muy elevada es un factor protector de la salud mental. Son personas mucho más resilientes que el resto de la población. No obstante, cuando no se atienden esas altas capacidades se convierten en un factor de riesgo. Desde el sufrimiento de bullying en los colegios o mobbing en los trabajos hasta una ansiedad cotidiana en la interacción con otros pares cronológicos.
—¿Qué rasgos pueden hacernos sospechar, como padres tutores, o incluso, como educadores, que un menor puede tener altas capacidades?
—Hay una serie de rasgos que se notan muchísimo, sobre todo por comparación. Por ejemplo, unos papás lo pueden ver cuando tienen más hijos o si lo comparan con la conducta de otros niños, y eso puede tardar algo más. Pero, en el caso de los profesores, lo ven enseguida. Se atiende a aspectos como que son muy voluntariosos en la búsqueda de nuevos conocimientos, muestran también logros excepcionales en algunas materias tanto a nivel académico como a la hora de dibujar, pintar, hacer una escultura, cuando bailan o hacen un deporte, que eso también son talentos. También son niños que aplican los conocimientos adquiridos de una materia a otra. Suelen tener mucho liderazgo, de forma que los otros niños quieren estar con ellos, se fijan en lo que hacen. Y también se ve mucho cuando son pequeños en que crean nuevos juegos o en que, si tienen unas reglas, se deben cumplir. En general, son niños precoces en el sentido de que alcanzan un nivel de desarrollo de coordinación visomanual y de lenguaje temprano. Esto es algo en lo que la gente no repara.

—¿Es posible detectar a un niño con altas capacidades que sea muy pequeño?
—Sí, sí que se ve. No siempre pasa, claro. Pero, en su mayoría, se observa esa coordinación visomanual que es mucho más adelantada que en otros niños. Por ejemplo, si vemos que un bebé, casi recién nacido, que está tumbado, es capaz de levantar su cabeza y girarla al otro lado, eso es un signo de esa coordinación motora temprana y un indicativo de altas capacidades. Y luego, en Educación Infantil se nota mucho. Son niños que acaban antes las tareas, que prestan mucha atención a las cosas, que hacen planteamientos que no corresponden a su edad. Existen los instrumentos para poder evaluarlos, pero es cierto que, en general, el tiempo que lleva evaluar a niños tan pequeños es mucho mayor que cuando tienen seis o siete años. Pero sí es conveniente evaluarles cuanto antes para darles una enseñanza adecuada.
—¿Ve que últimamente más adultos se están dando cuenta de que pueden tener altas capacidades?
—Sí, lo estoy viendo pero es porque con las nuevas tecnologías cada vez se difunde más esta información, tanto en internet como en los medios de comunicación. A mí me llega gente adulta que nunca habían oído hablar de altas capacidades y si habían oído hablar de superdotación, no se les pasaba por la cabeza que pudiesen serlo. Me he encontrado con personas a las que les han detectado altas capacidades a raíz de sus hijos.
—¿Qué signos se observan en adultos?
—Las altas capacidades no se pierden. Lógicamente, si alguien nace con un talento especial para el salto de altura y nunca lo ha practicado, no será ningún campeón. Pero la inteligencia es un factor general. Las personas que no saben que tienen altas capacidades, o que no se lo han dicho, porque tengo a gente cuyos padres se lo ocultaron pensando que era por su bien, tienen varios signos que les hacen sospechar. Por ejemplo, han visto que tienen intereses muy variados y profundos por muchos temas que no lo compartían con las personas. O que su sentido de la justicia o de la amistad, es decir, su desarrollo ético y moral, era mucho más elevado que sus iguales en edad. Son personas que sienten que algo tienen diferente con respecto a la mayoría. Tienen una profundidad emocional mayor, una sensibilidad especial a los estímulos intelectuales, o a estímulos sensitivos. O que tienen una vida interior muy profunda. Se da mucho en gente adulta que tienen entusiasmo por haber entendido una fórmula matemática o la profundidad de un poema, y cuando se lo cuenta a sus amigos o pareja, no lo entienden. No perciben esa conexión que ellos han visto.