Javier Collado, cirujano plástico: «Eliminar una cicatriz desde un punto de vista estético es imposible»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

Javier Collado ha recibido el premio de Doctoralia al mejor en la especialidad de Cirugía Estética y Reconstructiva.

El experto acaba de recibir el premio de Doctoralia al mejor en su especialidad en España ya que, además de cirugía estética, realiza reconstrucciones

13 feb 2023 . Actualizado a las 12:06 h.

La cirugía plástica es una especialidad que tiene el potencial de transformar radicalmente la calidad de vida de las personas. Ya sea para respirar mejor o vivir con comodidad plena sabiendo que la propia apariencia es un reflejo fiel de la identidad, los motivos por los que la gente se somete a este tipo de operaciones son variados.

Pero pasar por el bisturí no es una decisión sencilla. Hay dudas, temores y expectativas y es por eso que, cuando se trata de poner el cuerpo en manos de un especialista, los pacientes, naturalmente, quieren elegir al mejor. Aquí no es solo una cuestión de hacer bien el trabajo: un cirujano estético no se limita a operar, sino que debe tener el criterio, el juicio y la discreción ética que hacen falta para asesorar adecuadamente a la persona. Así lo afirma el doctor Javier Collado, cirujano plástico, estético y reparador y miembro de la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética (Secpre) y la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (Aecep). Collado, que se dedica a hacer todo tipo de intervenciones quirúrgicas estéticas y reconstructivas, acaba de ser galardonado con el premio Doctoralia al mejor en su especialidad a nivel de toda España. Desde su clínica en Málaga, centro de referencia en España, el especialista detalla los pormenores de una especialidad mucho menos superficial que el cambio de apariencia.

—¿Cuáles son los procedimientos más demandados en términos estéticos?

—A nivel de la cirugía estética, lo que más demandan a nivel corporal es modificar el pecho, ya sea con un aumento, una elevación, o una reducción, son los procedimientos más frecuentes. Y a nivel facial, hay mucha cirugía de nariz y de párpados. Esto es lo más frecuente.

—¿Quiénes acuden con mayor frecuencia a su consulta?

—El rango más frecuente de edad es entre 20 y 50 años. Pero hace dos semanas le operé los párpados a una señora de más de 80 años a la que le costaba ver porque tenía un exceso de piel. De todos modos, habitualmente es algo de gente joven. La mayoría son mujeres. A lo mejor un 80-20 es la proporción, aunque los hombres también se hacen muchas cirugías, especialmente, rinoplastias, párpados o cirugías de ginecomastia, que es la reducción del pecho cuando les crece por el uso de anabolizantes o por cambios de peso.

—¿Considera que las redes sociales influyen en estos cambios que buscan los pacientes?

—Sí. Es verdad que es algo que mucha gente valora. En redes sociales, a la gente le gusta hacerse su selfi y no salir con bolsas en los ojos, o con exceso de piel en los párpados o con mucha nariz. Muchas veces vienen enseñándome un filtro que se han colocado y dicen: «Me gustaría estar así». A veces también te toca poner a la gente en su sitio y decirle hasta dónde podemos llegar y hasta dónde no. A veces ocurre que quieren parecerse a alguien famoso, pero ahí está la labor del cirujano para saber decirles que eso es imposible. No puedes llegar a un cirujano y decirle: «Quiero la nariz de Angelina Jolie». La cirugía plástica tiene muchos mitos. Tú no puedes elegir los ojos de tal actriz. Hay una base que es de cada persona y eso no se puede cambiar. Muchas veces, las personas que piden parecerse a otras lo que acaban siendo es una caricatura de ellos mismos.

—¿Es frecuente que diga que no cuando alguien pide cierto procedimiento?

—Eso depende de la ética de cada cirujano, pero puedo garantizar que a mí no me cuesta nada decirle a la gente que no. Yo creo que al paciente hay que hablarle con la máxima ética y eso quiere decir que, en un momento dado, habrá que decirle si un procedimiento no le hace falta, aunque sea un paciente menos para operar.

—¿Cuándo diría que no está indicado operar?

—Por ejemplo, si una persona viene a operarse de algo de la nariz que a mí me parece que no se puede lograr, o bien que es algo imperceptible. O, por ejemplo, si una chica ya tiene el pecho operado y tiene una prótesis que va bien con su cuerpo y quiere ponerse el doble de tamaño. Básicamente, en casos en los que se aprecie que no se va a realizar ninguna mejora. Si para algo tiene que valer la cirugía plástica, desde mi punto de vista, es para mejorar la naturalidad, no para hacer algo que parezca artificial. La ética profesional del cirujano está en decirle al paciente si se puede alcanzar el resultado que tiene en su cabeza. Lo que pretenden a veces no se puede alcanzar.

Javier Collado es referencia nacional en cirugía estética y reconstructiva.
Javier Collado es referencia nacional en cirugía estética y reconstructiva.

—¿En qué casos sí está indicado operar para lograr una mejora en la calidad de vida?

—Imagínate una señora que viene para una reducción de pecho. Le quitas casi un kilo de cada mama. Imagina la calidad de vida que supone para esa persona quitarse ese peso por el resto de su vida. O a nivel funcional en la nariz, yo hago mucha cirugía con finalidad reparadora: cirugía reconstructiva de tabique, o enderezamiento, o cirugía de cornetes, con finalidad de mejorar también la respiración, no solo la estética.

—¿Cuáles son las dudas más frecuentes de los pacientes de cara a una cirugía?

—Las dudas van a variar según el procedimiento. Si vamos a poner implantes de pecho, la duda puede ser si poner un implante de 200 o de 300 gramos. Si alguien se quiere operar la nariz, la duda puede ser si elevarse o no la puntita. Cada cosa se puede ver, hasta cierto punto, en modelos digitales. Hay simulaciones, pero el problema de la simulación es que puede suponer una falsa garantía. Puedes hacer una simulación o un dibujo precioso pero no puedes darle la garantía a nadie de que eso se va a conseguir. Porque no es un ordenador el que te opera, te opera una mano humana. Y hay que ver cómo responde el cuerpo. Nunca sabes si se va a poder conseguir ese resultado.

—¿El dolor en el posoperatorio suele ser un problema?

—No. Ahora, en general, las operaciones suelen ser bastante rápidas. Es llamativo en el caso del procedimiento de la rinoplastia, al que tradicionalmente la gente le temía mucho, porque salían muchos moretones en la cara. Pero yo ahora mismo hago una rinoplastia ultrasónica y la gente se va a casa incluso sin tapones nasales. Prácticamente no salen hematomas. La gente se va súper agradecida diciendo siempre lo mismo: que no les ha dolido absolutamente nada, que lo único que han notado es un poquito de congestión nasal. Son cirugías que prácticamente permiten salir y hacer una vida normal. Esto hará unos tres o cuatro años que se hace así. Es un procedimiento en el cual la parte en la que trabajamos sobre el hueso de la nariz, que normalmente se hacía con un escoplo o martillo, actualmente se hace con un bisturí ultrasónico, que es un instrumento capaz de pulir y cortar el hueso minimizando absolutamente el sangrado porque no daña las partes blandas, solo ataca al hueso.

—¿Qué otras técnicas novedosas hay?

—Lo más novedoso, aparte de la rinoplastia ultrasónica, probablemente son los procedimientos de transferencia de grasa. Se lleva grasa a la zona de los glúteos. También ha habido mejoras en los procedimientos de cambio de sexo. Mejorar a nivel técnico ha permitido que tengamos un resultado lo más estético posible en este procedimiento y, sobre todo, funcional. Porque no se trata solamente de hacer un complejo genital estéticamente correcto, sino que además sea capaz el paciente de llegar al orgasmo, de eyacular.

—¿En qué tipo de casos están indicadas cirugías reconstructivas?

—Ahora mismo, una de las más importantes es la cirugía de reasignación de sexo. Cuando, por ejemplo, una persona transexual ya lleva años hormonada, ya se ha hecho cambio de nombre y todo, lo único que le queda es hacerse la cirugía reconstructiva genital para hacerse la reasignación de género. Se puede hacer un complejo genital femenino partiendo desde un pene. Es una cirugía complicada, aunque nosotros la hacemos con tanta frecuencia que realmente ya es un procedimiento sencillo. Pero tardamos cinco horas, con anestesia general. Y luego, muchas veces hay otra intervención dentro de la misma cirugía. Por ejemplo, en la cirugía de hombre a mujer, también muchas veces se ponen pecho, o se hacen una rinoplastia feminizante. Depende de las necesidades de cada paciente.

—¿Puede haber mayores complicaciones en esos casos, teniendo en cuenta la realización de múltiples procedimientos en uno?

—No tenemos una tasa de complicaciones donde haya fallecido nadie. Lógicamente, no es lo mismo hacer una cirugía una vez al año que todas las semanas. Y estas son cirugías que hacemos todas las semanas, entonces, tenemos muy estandarizado el procedimiento. No tenemos una tasa de complicaciones llamativa. Y en Málaga fuimos la primera unidad que se fundó de reasignación de sexo a nivel nacional en la sanidad pública. Al año se pueden hacer alrededor de cien de estas cirugías y somos centro de referencia para toda España. Vienen personas a de todas partes a hacerse esas intervenciones. Hacemos desde reasignación de genitales hasta cirugía facial o extirpar las mamas al varón transexual. Lo que más preocupa a estos pacientes en cuanto a su apariencia es que la gente se dé cuenta de que antes eran una mujer o un hombre. Depende de la base de cada persona el poder lograrlo. Hay personas a las que las hormonas les han hecho mucho bien y les han cambiado la cara, pero otras veces, hay que hacer ciertas cirugías para cambiar más el rostro o el físico. Depende de cada caso.

—¿Cuáles son los límites, hoy por hoy, de la cirugía estética?

—Eliminar una cicatriz desde un punto de vista estético es imposible. Se puede mejorar el aspecto, pero eliminarlas no es posible. Muchas veces, cuando hay ya una cicatriz hecha, realmente por mucho que la sometamos a algún tipo de láser, siempre se va a notar y siempre se va a ver. Luego, otro tema donde la cirugía reconstructiva está trabajando mucho son los trasplantes de manos, de miembros, de rostro. Allí, donde estamos teniendo mayores problemas es en el rechazo de ese tipo de implantes. Son materiales que generan mucho rechazo y hay que bajarle mucho la inmunidad al paciente. Probablemente se vaya avanzando mucho. Pero más que a nivel quirúrgico, los avances tienen que ser a nivel inmunológico.

—¿Qué veremos en cuanto a cirugías estéticas de cara a las próximas décadas?

—Desde el punto de vista estético, la gente va tendiendo cada vez más hacia la naturalidad. La gente quiere los pechos menos exagerados, las nalgas menos grandes. Creo que a alguien le puede hacer falta aumentar en un momento dado el tamaño de sus glúteos, de sus pechos, pero no de una forma exagerada como creo que se está empezando a ver en algunos sitios. A mí me da la impresión de que el futuro es ir hacia la naturalidad desde el punto de vista estético y reconstructivo. En reconstrucción se está trabajando mucho en temas de inmunidad para que no se rechacen los implantes y puedan llegar a ser totalmente válidos. Y está habiendo grandes avances en cuanto al material protésico.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.