Guía para conservar las sobras de comida: «Tendemos a almacenarla durante demasiado tiempo»

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

¿Cuánto duran las sobras de Navidad?
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Mientras que la carne cocinada pueden aguantar entre tres y cuatro días, cuidado con la pasta o el arroz, pues solo mantienen su seguridad alimentaria durante 24 horas

01 ene 2024 . Actualizado a las 18:01 h.

Navidad, comida y empacho van muchas veces de la mano. Un trío al que se les suele unir el desperdicio. Siete de cada diez españoles reconocen que, en esta época, compran más alimentos para asegurarse de que sus invitados tienen suficiente comida. Es más, según un estudio elaborado por la plataforma Too Good to Go, el 32,1 % afirma desperdiciar, al menos, el 10 % de sus adquisiciones.

Las razones que lo explican no son ningún secreto; mientras que unos compran de más, otros cocinan demasiado. Entre los productos afectados, destacan los dulces, que ocupan el 39,4 % del desperdicio; la carne, el 32; el pan, un 22,6; y el pescado y salsas, un 18 %. 

Ahora bien, todo aquel que quiera aprovecharse de las sobras debe tener en cuenta que la seguridad alimentaria esté de su lado. «El error más típico es que, como queda mucha comida, tendemos a almacenarla durante demasiado tiempo», comenta Mario Sánchez, tecnólogo de los alimentos y divulgador científico. Por si quedaba alguna duda, las sobras que se alargan de Fin de Año a Reyes están lejos de poder ser ingeridas. ¿Por qué? El riesgo de una intoxicación alimentaria aumenta. De hecho, se estima que una cuarta parte de estas se producen debido a una inadecuada refrigeración. 

Por regla general, la intoxicación alimentaria suele ser un cuadro leve que desaparece sin tratamiento, aunque algunas personas requieren acudir al hospital. ¿Cuándo hacerlo? Según la doctora Ana Isabel Sánchez, miembros del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, cuando se presenten signos de alarma como episodios frecuentes de vómitos e incapacidad para tolerar líquidos, que los vómitos o las heces tengan sangre, diarrea durante más de tres día, dolor extremo, «fiebre superior a 38.ºC o síntomas de deshidratación», precisa.

«Los microorganismos son seres vivos que necesitan que el alimento, que les sirve de vehículo y hábitat, les brinde unas condiciones favorables como disponibilidad de nutrientes o una temperatura adecuada», explica la endocrinóloga. Cuando esto sucede, y con el tiempo de su parte, se producen hasta alcanzar dosis infectivas, e incluso, «aquellos que son toxigénicos producirán toxinas», precisa. Por ello, conservar bien los alimentos resulta imprescindible. 

¿La carne cocinada se puede quedar a temperatura ambiente?

No. La base reside en que «casi cualquier preparación se guarde en el frigorífico», a una temperatura inferior de 5.ºC. «Esto ayudará a que las bacterias que pueda contener crezcan más lento y ocasionen menor riesgo de enfermedad», detalla el experto. Hacerlo a temperatura ambiente, en el horno o sobre la encimera, es jugar a la ruleta rusa con los patógenos. «Conservar la comida a una temperatura de entre 10 o 15 grados hasta 20 o más provoca que las bacterias crezcan más rápido», añade. De ahí, la necesidad del frío. 

Si bien es cierto que cada microorganismo tiene una temperatura óptima de desarrollo, existe un abanico que se debe evitar a toda costa. Entre 5 y 60 grados se considera zona de riesgo, por debajo, el crecimiento se ralentiza, y por encima de 60.ºC, los patógenos se destruyen. 

Platos con huevo, en el punto de mira

En épocas festivas, existen alimentos que preocupan especialmente. Sánchez habla de preparaciones como guisos de carne y pescado, «ya que suelen ser platos con alta cantidad de agua, lo que facilita el crecimiento de bacterias y patógenos», indica; así como aquellas que incluyan huevo, especialmente, la salsas caseras que lo contengan. «Los primeros van a durar unos dos o tres días en el frigorífico, mientras que los segundos, como máximo, se deben almacenar durante 24 horas», precisa. Por su parte, si alguien opta por incluir pasta o arroz, tendrá que saber que su límite en la nevera es de un día. 

También se debe tener especial cuidado con las sobras de productos de origen animal crudos, que no se han sometido a altas temperaturas. Ejemplo de ellos son los carpaccios, los tartares o los marinados, a los que se les otorga un riesgo especial. 

¿Cómo se deben guardar las sobras de comida?

Mario Sánchez prima dos claves. En primer lugar, que la comida se almacene siempre en el frigorífico; y en segundo, que se haga en un envase cerrado lo más hermético posible. «Con ello, se busca que el alimento esté lo más protegido del resto, para que no intercambien olores entre sí, ni se manchen de posibles jugos que puedan soltarse de la carne o del pescado, los cuales contaminarían al resto», aclara. 

En la nevera, cada elemento tiene su rincón. En la balda superior, se deben situar las sobras de comidas; en el estante del centro, los huevos, los lácteos y embutidos; en la zona inferior los alimentos crudos, siempre envasados y separados, así como los productos en descongelación. La puerta se destina a colocar las bebidas, entre ellas la leche; y, por último, el cajón se reserva al almacenamiento de frutas y verduras. 

El mejor recipiente

Elegir un envase de plástico o vidrio queda al gusto del consumidor. Ambos materiales son seguros. El único requisito es que asegure su uso apto para el contacto con alimentos mediante el símbolo de la copa y el tenedor. Y como es fundamental respetar los tiempos, anota en cada envase la fecha en la que lo guardaste. 

El marisco y los guisos se pueden congelar

Ahora bien, el mejor método de conservación es la congelación. Excepto preparaciones fritas, vegetales que se consuman en crudo o huevos con cáscara, casi cualquier alimento se pueden congelar. Esto incluye al marisco cocido, a los embutidos o a los guisos. Ahora bien, la textura, una vez descongelados, puede disgustar.

¿La comida se puede servir fría?

La mayoría, no. No solo es importante cómo guardarla, sino también cómo volver a consumirla. Toda preparación que haya sido cocinada se tiene que volver a calentar para que alguien pueda comerla. «Un alimento cocinado puede contaminarse por contacto con los alimentos crudos o con objetos que, previamente, han entrado en contacto con un alimento crudo como un cuchillo o una tabla», detalla la doctora de la SEEN, quién además recuerda que la bayeta, o el clásico trapo de cocina, puede hacer de vehículo de contaminación, por lo que recomienda emplear papel de cocina. Por ello, Sánchez recuerda la importancia de calentar, de manera homogénea, la comida hasta alcanzar 65 grados o más. «Esta es la temperatura de seguridad», concluye. 

Es posible que otros alimentos no se deban refrigerar. En este caso, trata de alejarlos de las fuentes de calor y de la luz; cierra con una pinza los paquetes y revisa la fecha de caducidad. Sitúa delante lo que tenga menos margen en su fecha para evitar que se estropee.

Lucía Cancela
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Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.