Crimen de Muimenta: Ana Sandamil, culpable de matar a su hija de forma «consciente y voluntaria»
LUGO
El jurado emitió el veredicto en el que se especifica que la madre de Desirée, a pesar de sufrir un trastorno de personalidad, sabía lo que hacía cuando le quitó la vida a la niña
08 mar 2023 . Actualizado a las 23:03 h.El jurado del segundo juicio por el crimen de Muimenta ya emitió su veredicto: Ana Sandamil es culpable de matar a su hija Desirée, de 7 años, de forma consciente, sabía lo que estaba haciendo cuando ocurrieron los hechos, a pesar de que sufre un trastorno mixto de personalidad. El jurado popular debía discernir en la repetición del juicio si la madre tenía sus facultades alteradas cuando cometió el crimen o era responsable de sus actos en el momento de cometerlo. La diferencia era notable, ya que en el primer caso la condena sería el internamiento en un hospital penitenciario psiquiátrico, y en el segundo, su ingreso en prisión (donde ya está desde agosto del 2019).
Ahora deberá ser el tribunal el que elabore la sentencia y estipule la condena que tendrá que cumplir Ana Sandamil. La fiscalía y las acusaciones particulares solicitaron en la vista oral la prisión permanente revisable ya que consideran que Sandamil, siendo consciente del crimen, había abusado de su superioridad para asesinar a su hija indefensa. La defensa de la madre pedía el ingreso en un psiquiátrico.
El veredicto del jurado fue claro y despejó todas las dudas. En base a la propia vista oral y al informe de los forenses, el jurado fue enunciando los motivos por los que considera a Ana Sandamil culpable, a pesar de que reconoce que «padece un trastorno de la personalidad mixto que le influye a la hora de relacionarse y expresarse». Pero inmediatamente expone el veredicto que «en el momento de los hechos dicho trastorno no impide que Ana Sandamil, en pleno derecho de sus facultades, para comprender y entender la iniciativa del acto cometido».
«Se demostró una premeditación de los hechos»
El jurado expuso que en base a las pruebas presentadas se «demostró una premeditación de los hechos», aportando búsqueda de repetidas de sustancias venenosas, simulación de sintomatología psicótica y un intento deliberado de destrucción de pruebas, además de la negativa a entregar los dispositivos electrónicos.
La clave del veredicto que provoca la culpabilidad de la madre de Desirée fue la definición de la compresión de los hechos: «Ana Sandamil demuestra una clara intención de dar muerte a la víctima a través de una ingesta medicamentosa excesiva, con resultado fallido, tras un gran intento de defenderse de la niña, derivando en una asfixia con sus propias manos, ejerciendo presión en el cuello y obstruyendo sus vías respiratorias, acto que al menos hizo durante cinco minutos, tiempo prolongado en el que no ha desistido en su acción, demostrando una clara voluntariedad de acabar con la vida de la niña, que se encontraba vulnerable por estar dormida e indefensa».
Y el fallo del jurado finalizó señalando que a modo de ejemplo de la conciencia que tuvo Ana Sandamil del crimen que cometió es que en la mañana de aquel 3 de mayo del 2019 le dijo a su madre que la niña estaba muerta.
El padre lloró al escuchar el veredicto del jurado
Mientras el jurado iba emitiendo los diferentes argumentos que definían la culpabilidad de Ana Sandamil, el padre de la niña, José Manuel Leal, además de su madrina y su tío, comenzaron a llorar. Ya fuera de la audiencia, el padre seguía emocionado y a la vez aliviado: «Por fin se fixo Xustiza, dunha vez por todas, e polo menos ese monstro, esa asasina sexa apartada da sociedade».
El abogado de la familia de Leal destacó a la salida de la Audiencia la argumentación que ofreció en esta ocasión del jurado, clave para evitar cualquier tipo de dudas a la hora de que el tribunal emita la sentencia: «Entenderon que pese a que ela ten un trastorno, este non garda relación con feitos, ela estaba perfectamente ben o día do crime. E nesta ocasión non teñen en conta ningún tipo de atenuación, ela estaba no uso das súas facultades. O xurado fixo un enorme esforzo para motivar o fallo e que non pase o da outra vez. Quedarán os recursos, pero foron días duros, ao non chegar o veredicto, pero agora esperamos que rematase este pesadelo para o pai».
Por el momento, la historia de ayer acabó con Ana Sandamil conducida de nuevo al furgón de la Guardia Civil mientras el padre de Desirée gritaba: «A pudrirte en la cárcel, asesina».
Estos fueron los hechos probados
Con el fallo del jurado, la madre se enfrenta ahora a una pena por un delito de asesinato. La Fiscalía, la acusación particular y la acusación popular piden para ella la pena de prisión permanente revisable al verla como autora del crimen, ocurrido el 3 de mayo del 2019. Nadie pone ya en duda la autoría del crimen. La propia Ana Sandamil lo reconoció al final de la vista oral, achacándolo o a la enfermedad mental que sufre.
Las pruebas contra ella siempre han sido contundentes: había sangre en el pijama de Desirée, su historial informático reveló que buscó venenos (trazodona) por Internet, escondió pruebas en su casa... Según la investigación del caso, Ana Sandamil estuvo planeando el crimen con antelación. Había hecho pesquisas sobre venenos y había mezclado unos somníferos con agua en una botella. Esa noche, le dijo a Desirée que durmiese con ella, en su cama. En algún momento entre las 5 y las 8 de la mañana, la asfixió hasta la muerte. La niña llegó a beber el somnífero que tenía en la botella, pero no fue suficiente para dormirla, por lo que tendría que recurrir a la violencia.
Desirée murió estrangulada
Desirée murió por asfixia mecánica. Se cree que la madre la asfixió con sus propias manos o con algún elemento ligero de la habitación, como un cojín, o incluso alguna pieza de ropa. La niña falleció por la oclusión la vía respiratoria. En la autopsia, encontraron heridas en sus manos y en la cara, lo que evidencia que opuso resistencia.
Entonces, Ana Sandamil se levantó de la cama, salió de su habitación y alertó a su madre. «Desi... Morreu». Estas palabras desataron la tormenta. A partir de ahí, la abuela de la pequeña, María Novo, entró en pánico y llamó al 112 casi sin poder articular palabra, pidiendo que vinieran a socorrer a su nieta, que no respiraba.
Al lugar de los hechos de aquel día acudieron los equipos de emergencias y la Guardia Civil, que se entrevistó con la madre y el resto de testigos y analizó la escena de lo que, en ese momento, descubrieron los primeros indicios de que había sido un crimen. Ana Sandamil fue trasladada al hospital de Lugo porque, mientras llegaban los facultativos, se tomó una serie de pastillas para tratar de quitarse la vida. Unas semanas después, fue arrestada.
Durante la fase de investigación, que duró desde el verano del 2019 hasta finales del 2021, se descubrieron detalles importantes, como que Sandamil buscó datos sobre un veneno, la estricnina, antes de la muerte de Desirée. También se sometió a la madre a diversos análisis psiquiátricos que buscaban hacerse una idea de cuál era su estado mental en el momento de los hechos.
Si se atiende la petición de la defensa tendría que ingresar en un centro penitenciario psiquiátrico fuera de Galicia
Ante el escenario de que Ana Sandamil fuese declarada inimputable por parte del segundo jurado popular encargado de juzgarla, la madre de Desirée tendría que ser ingresada en un centro penitenciario psiquiátrico, como pidió su defensa en las conclusiones. Para eso, tendría que haberse demostrado que cuando mató a su hija no estaba en condiciones mentales para saber lo que estaba haciendo o, dicho de otra forma, la acusada no era capaz de discernir el bien y el mal.
En estos momentos, en España solo existen dos hospitales penitenciarios que han sido habilitados por el Estado para este tipo de personas. Uno está ubicado en Sevilla y el otro en Alicante (Fontcalent), siendo este último el único que cuenta con módulos específicos para mujeres.
Alicante o Sevilla
Los centros psiquiátricos penitenciarios de Alicante y de Sevilla son establecimientos dependientes de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y dedicados a la custodia y tratamiento de los internos que padecen trastornos graves de conducta, que han sido internados por decisión de los Tribunales de Justicia. Su carácter es más hospitalario que penitenciario.
El centro psiquiátrico al que podría acabar yendo Sandamil (algo improbable, pero su defensa sigue pidiéndolo para cumplir la pena que le sea impuesta por el tribunal) o cualquier persona condenada por un delito y calificada como inimputable por su situación mental, está fuera del perímetro del complejo penitenciario de Alicante Fontcalent. Este centro cuenta con una capacidad para albergar a 324 internos y es el único establecimiento de este tipo para mujeres inimputables. En el centro sevillano hay 76 celdas (28 de ellas para agudos, con una sola cama), que alojan hasta a 171 pacientes.
Como han denunciado en varias ocasiones los sindicatos de funcionarios de prisiones, los dos centros están en su capacidad máxima de internos, mientras que hay graves carencias de personal de psiquiatría y psicología, así como de trabajadores para atender a los ingresados.
En Galicia hace ya tiempo que no se internan a pacientes o a presos de forma permanente en centros psiquiátricos. Los ingresos en instalaciones como las de Conxo, en Santiago, o de Calde, en Lugo, han dejado de realizarse hace años. Ahora, los pacientes de psiquiatría reciben el tratamiento y luego salen de los centros y hospitales para intentar adaptarse a la nueva vida.
Las prisiones gallegas sí que cuentan con unidades de psiquiatría, pero se trata de módulos que han sido preparados para que los presos pasen en ellos estancias cortas.