Deseos
Hay deseos que se cumplen. Cuando era pequeña deseaba ser médico y ese sueño se realizó. Cuando, verano tras verano, venía con mi familia a veranear a Ribeira y de vuelta a casa, por aquellas carreteras interminables, anteriores a la existencia de la vía rápida, pasábamos a la altura de los terrenos cedidos para la construcción del Hospital do Barbanza siempre expresaba mi deseo de trabajar en él y, con el tiempo, ese deseo también se cumplió.
A día de hoy llevo veinte años residiendo en Ribeira y son casi 18 los que llevo ejerciendo mi profesión en el servicio de Urgencias de este, para mí, queridísimo centro.
Personalmente, han sido unos años maravillosos, en los que he crecido gracias a mis compañeros de todas las categorías. Personas y profesionales excepcionales. Echando la vista atrás, no puedo dejar de entristecerme viendo el deterioro que está sufriendo nuestro querido hospital. Lamento que se permita que poco a poco vayamos perdiendo servicios y recursos humanos sin que nadie haga nada.
Contratos indignos por días, personal bajo mínimos en todos los servicios, consultas cerradas… Siento un dolor inmenso cada vez que nos abandonan compañeros excepcionales que se quedarían de ser otras las condiciones laborales. Me disgusta que la población de la comarca no tenga derecho a ser atendida como corresponde debido a que el personal es tan escaso que no puede asumir el trabajo diario en la planta, las guardias y las consultas. Estamos agotados y cansados de que no se nos tenga en cuenta.
Ahora tengo otro deseo. Un deseo que me encantaría también se hiciese realidad. Deseo volver a ver el Hospital da Barbanza cuidado, con los recursos y a la altura que se merece. ¡Ojalá también se cumpla! Esther Fernández Álvarez. Ribeira.
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