Pontevedra es la única capital de provincia que carece de circunvalación. ¿Cierto? Aparentemente, sí; pero al parecer no siempre fue así. La reforma que se está llevando a cabo en la plaza de España se empeña en desmentir tal afirmación. En el pavimento que se está colocando estos días aparece grabada sobre las losas de granito, en letras bien grandes, la palabra «Circunvalación». Una inscripción de unos cuatro metros de largo, que en realidad es un guiño del arquitecto que diseñó la nueva plaza a la historia de este emblemático punto del casco urbano de Pontevedra, que aspira a convertirse en un nuevo centro neurálgico de la ciudad.
En realidad, son tres las inscripciones previstas, según el diseño de la futura plaza facilitado por la empresa constructora. En el extremo más cercano a Arzobispo Malvar se ha colocado el citado grabado; delante de la Casa Consistorial habrá otro con la leyenda «Concello de Pontevedra»; y en el entronque con el paseo de Montero Ríos, un tercer grabado permitirá leer la leyenda «ruinas de Santo Domingo».
Los dos últimos están plenamente justificados. Pero, ¿el primero? Hay que bucear en la historia de la ciudad para encontrar la inspiración que buscó el arquitecto.
Vestigios arqueológicos
Y es que, efectivamente, se puede decir que por la plaza de España paso la primera circunvalación de Pontevedra. Nada menos que en el siglo XVI. Hay estudios y vestigios arqueológicos que apuntan a que ya entonces había un camino que bordeaba la muralla medieval por el exterior. Es decir, una «ronda» que comunicaba el puente de O Burgo con la parte alta de la ciudad, sin entrar en la parte amurallada.
Según el concejal de Infraestructuras, César Mosquera, lo que empezó siendo apenas un camino, fue pavimentado por primera vez en el siglo XVIII, ya con la ciudad extendiéndose fuera de la muralla. De esta forma se daba continuidad a la carrilana que comunicaba Santiago por Pontevedra entrando por el citado puente, y se alejaba del casco urbano el tráfico de carruajes que estaba de paso en la ciudad. Es decir, que entonces se pavimentó por primera vez lo que hoy es la calle Arzobispo Malvar.
Ya en el siglo XX este vial se convirtió nada menos que en la Nacional 550 a su paso por la ciudad. Así fue hasta que la carretera A Coruña-Tui adquirió su actual trazado por Pontevedra: entra por la Avenida de Compostela, con el puente de Santiago y el paseo de As Corbaceiras para salir a través de Manuel del Palacio y Fernández Ladreda hacoa la avenida de Vigo.
Aquella vieja carrilana que bordeaba la parte exterior de la muralla y la consideración de la plaza de España como carretera nacional en su día es lo que quiere evocar la palabra «circunvalación», que se puede leer grabada en el pavimento.
Por lo tanto, se puede concluir que Pontevedra tuvo su primera ronda hace más de trescientos años. Y en la actualidad sigue esperando por la «segunda» circunvalación.