Más de cien bicicletas clásicas y antiguas invaden desde ayer los vestíbulos, corredores y otros rincones del Pazo da Cultura
26 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Más de cien bicicletas clásicas y antiguas invaden desde ayer los vestíbulos, corredores y otros rincones del Pazo da Cultura. Con esta exposición, que permite recorrer el siglo XX sobre dos ruedas, arrancó ayer el programa Pontenbici, diseñado por el Concello de Pontevedra para seguir fomentando el uso de la bici. Detrás de cada una de estas máquinas de pedales hay una historia, una vivencia o un recuerdo de infancia, ya que muchas de ellas fueron facilitadas por particulares que las han conservado y restaurado.
La más antigua de toda la exposición es una Guillot de 1915, cedida por la Asociación Nacional de Bicicletas Antiguas y Clásicas (ANBAC). Pero hay otras entrañables reliquias más locales, como la BH y una Orbea que utilizaban indistintamente el científico Cruz Gallástegui y el también investigador Antonio Odriozola para desplazarse a la Misión Biolóxica de Salcedo. Eusebio Riveiro, comisario de la exposición, tiene toda la documentación sobre estas bicis, que consiguió brujuleando por trasteros y galpones, e incluso hay fotos de Odriozola subido a ellas. No menos entrañable es la Orbea Turismo Gran Lujo de 1944, que perteneció al padre del concejal Miguel Filgueira. La compró en aquella época en Bicicletas Salvador, una tienda que había en la calle Riestra, y le costó 605 pesetas. Y a la vista están también las que usaban de novios Ignacio Torrado y su mujer Tareixa, de la Galería Sargadelos. Un tándem construido hace ochenta años por un pontevedrés para ir con su mujer a fiestas y romerías; una Morenito con las llantas de madera; las Honor fabricadas en los años treinta en Galicia por el santiagués Honorino Méndez; las que usaban los carteros para repartir el correo por las zonas rurales, y hasta una Mula cubana -como se les llama a las bicis en la isla caribeña- que trajo de allí desmontada en piezas un buenense, son otras valiosas piezas.
Por supuesto, tampoco faltan las bicicletas de carreras. Las hay desde 1921 hasta el 2006 y la más moderna es la que utilizó Óscar Pereiro cuando ganó el Tour de Francia. Esta exposición se inauguró ayer con una conferencia sobre la historia del ciclismo en Pontevedra a cargo de Juan Granados, presidente de la Asociación Nacional de Bicicletas Antiguas y Clásicas. Pero no solo hay bicis en el Pazo da Cultura, la ciudad está totalmente ambientada con la instalación de máquinas de pedales en distintos edificios emblemáticos, parques y plazas, para recordar tanto la programación de Pontenbici, como para invitar a todos los pontevedreses a emplear este medio de transporte saludable.
Pontevedrada
Andando y no pedaleando, partirá hoy a las 20 horas de la praza da Ferrería un pelotón de 600 marchosos solidarios llegados de toda Galicia e incluso de Cantabria, Canarias, Cataluña, Portugal y Suiza. Son los participantes en la Pontevedrada, la marcha nocturna a pie por el Camino de Santiago que pretende concienciar a la población de la gran importancia que tiene la donación altruista de sangre, órganos y tejidos. Recorrerán 63 kilómetros hasta la compostelana praza do Obradoiro, a donde esperan llegar al mediodía de mañana, domingo. Cuentan con el apoyo logístico de varios vehículos equipados para asistirles en toda la ruta y prevén efectuar breves paradas de descanso y refrigerio en Barro, Caldas, Valga y Padrón.