Los universitarios se plantan ante el alto precio de las copas y las entradas en las discotecas de Santiago: «Nos vamos a la zona vieja»
VIVIR SANTIAGO
Los hosteleros argumentan que la inflación también les repercute a ellos y que otras ciudades, como A Coruña, tienen las copas más caras en general
22 sep 2023 . Actualizado a las 19:25 h.El comienzo del curso en la Universidade de Santiago (USC) marca también el pistoletazo de salida a la temporada alta en los locales de ocio nocturno de Compostela. Los vecinos de la ciudad ya se preparan para enfrentar las horas en vela que les garantiza cada año la movida, sobre todo los botellones, una herramienta que precisamente utilizan los estudiantes para ahorrar y no dejarse la paga mensual en alcohol.
Justamente son los elevados precios de las copas los que —dicen— les hacen huir de los pubs y discotecas. «Cada año suben más, a día de hoy se puede llegar a pagar hasta 14 o 15 euros por una entrada con dos consumiciones asociadas», exponen los jóvenes, en este caso un grupo que toma el café sentado en el SEU, siendo esta reflexión mayoritaria entre ellos. «Mira que che dixen veces que na zona vella iso non pasa tanto, que os prezos tamén subiron algo, pero nada que ver coa zona nova», responde otro de los integrantes de esta pandilla al que habló primero.
No es nada raro que, huyendo de los elevados precios del Ensanche, este fenómeno se produzca cada vez más, acompañado del de alargar la duración de los botellones, que cuanto más duren, menos copas se consumen en las discotecas. Las redes sociales también son el epicentro de estos debates, donde se apunta a los pasos de ecuador o a los organizadores de fiestas (con comisión por cada entrada que venden) como los responsables de estas subidas generalizadas de precios en Santiago. Cada facultad, por ejemplo, dispone de su paso, como se le llama popularmente al maestro de ceremonias que propone y comanda fiestas con vistas a ahorrarse dinero en su viaje de fin de carrera, financiándolo a base de comisiones en las entradas que vende.
Los hosteleros entienden los motivos de los jóvenes y son conscientes del cada vez más elevado coste de la vida. «Pero para nosotros también es cada vez más difícil resistir», dice Thor Rodríguez, presidente de la asociación Hostelería Compostela, que se encarga de representar a sus locales, en este caso. «Hay que tener en cuenta que a nosotros no nos rebajan apenas nada las bebidas pese a la inflación hasta el punto de que si en las tiendas y supermercados una botella de alguna espirituosa figura a 14 euros, a nosotros nos sale a 13, por ejemplo», argumenta el representante hostelero.
No son solamente esos los motivos que enumera, también el precio de la luz o el de los bajos, «que se han disparado tanto como el alquiler de otro tipo de inmuebles en esta ciudad, los pisos». Además, cada una de estas variables puede subir sin previo aviso, desde la tarifa eléctrica a los precios de los refrescos o las bebidas, «que antes tan solo variaban una vez al año».
Ahora bien, toda esta situación se calma en el oasis que representa la Compostela histórica. Hosteleros como Víctor Castro, responsable de O Rincón do Porrón, indica que no ha subido ni un solo euro sus consumiciones, «pudiendo quien quiera tomarse un generoso cubata en vaso ancho por cinco euros», o también sus especialidades, los porrones combinados. Dicho esto, sabe que «en algún momento» a su local también le tocará subir si todo sigue su curso actual, pero ese instante no ha llegado ni para él ni para muchos de sus vecinos de la zona vieja.
Poniendo la vista en otras ciudades, Rodríguez señala que los precios en A Coruña o en Vigo no son menores que en Santiago. «Es más, calculamos que nosotros estamos por debajo de esas dos ciudades, sobre todo de A Coruña», indica. Por otro lado, ante la posibilidad de que algunos compañeros suyos estén saltándose estas premisas y realmente se encuentren abusando de la situación para ganar más dinero, el presidente de Hostelería Compostela tiene claro que eso no sucede, como tampoco piensa que haya hosteleros que bajen el nivel o la calidad de sus copas ante la presente coyuntura, «aunque se paguen a precio de supermercado, que a nosotros nadie nos rebaja nada y no nos queda otra que repercutir los nuevos costes».