Este restaurante de Santiago se antepuso a la moda de las «crumbl cookies»: «Es el tipo de galleta que hacemos desde el 2021, pero en el último mes duplicamos ventas»
VIVIR SANTIAGO
Son el nuevo postre viral en las redes y desde Gazteka confirman su tirón: «En las meriendas es una locura, la vitrina se agota»
16 nov 2024 . Actualizado a las 10:22 h.Antes de que el furor por las crumbl cookies diera la vuelta al mundo, este restaurante de Santiago ya comercializaba su receta. «Es el tipo de galleta que hacemos desde el 2021», explica Rebeca Fernández, la madrileña que junto al compostelano David García regenta Gazteka, la marca de restauración que ha hecho de la combinación de burritos y cookies su seña de identidad. Ella, que se define como una «obsesa» de la repostería estadounidense, explica que, antes de abrir su primer local en A Coruña, estuvieron haciendo un estudio de mercado en el que entraron algunas empresas neoyorkinas. Entre ellas, la que ha popularizado gracias a una ardua campaña en las redes su particular forma de hacer el postre. Aunque el producto lleva en la carta del Gazteka desde sus inicios, es ahora cuando notan el fenómeno viral.
«La aceptación en Santiago nos ha dejado sorprendidos. Rondamos las 6.000 unidades de ventas, una cifra que duplica la del mes anterior. En las meriendas, por ejemplo, es una locura. La vitrina se agota», explica Rebeca. Pero, ¿cuál es el secreto de la receta para que sume tanto adeptos? La crumbl cookie no es una galleta al uso y basta con ojear las fotografías bajo estas líneas para comprobarlo. De apariencia más contundente que las de fórmula tradicional, la clave, explica Rebeca, está en la masa. Mientras que una cookie al uso es crujiente en su totalidad, las crumbl, de exterior sólido, guardan el interior con una textura cremosa y blanda. «Es una masa que parece una mousse», explica. Por eso, la complejidad a la hora de elaborararlas es la de mantener intactos esos dos estados característicos, el sedoso y el crujiente.
Ellos crean primero una masa —lo crujiente— formulada con ingredientes sólidos y líquidos. A parte hacen lo que llaman «núcleos» —lo cremoso—, que porcionan posteriormente para introducir en el interior de la masa. Lo mezclan en forma de bola y lo dejan reposar para que se unifique bien. Pasadas unas horas, al horno. Ellos comercializan diferentes tipos de cookies y para cada una la masa es diferente. En total, tienen unas 15 opciones. Los que más se venden son los de Kinder, Red Velvet, Nutella y Oreo, sin olvidar otros como los de chocolate blanco y coco, pistacho, lotus o coulant. Tienen también opciones veganas, sin gluten y en sus vitrinas han estado expuestos sabores de lo más pintorescos, como Pantera Rosa o Palomitas. «Vamos rotando», explica Rebeca. Cuenta que ahora están trabajando en una receta de filipinos blancos y en otra de tarta de la abuela, demostrando que aunque el ojo esté puesto en la repostería estadounidense, también hay hueco para las tendencias locales.
Además de su fórmula, está detrás del éxito una campaña voraz en las redes sociales. Crumbl Cookies, más que un estilo de galleta, es el nombre de la compañía neoyorkina que las popularizó. Es propiedad de dos primos que, tras dar con la receta que ellos mismos consideraban insuperable, comercializaron las galletas a lo largo de varias franquicuas repartidas por todo Estados Unidos. El bum llegó hace un par de meses, cuando, gracias a una estrategia de márketing definida, se convirtieron en el postre de moda. En redes, los usuarios e influencers se grababan probándolas y desencadenando una fiebre que traspasa fronteras.
En Santiago, los jóvenes descubrieron las galletas del Gazteka, muy similares en aspecto a esas que no paraban de salir en TikTok. «Ellos empezaron a subir vídeos probándolas antes que nosotros. Fue una cadena de viralidad a la que también nosotros nos hemos sumado», explica Rebeca, admitiendo que todo les llegó por sorpresa. Al final, llevaban tres años con ellas en carta. No es la primera vez que Gazteka alcanza la viralidad. A principios de año se sumaban a la tendencia del crookie, postre convertido en fenómeno gastronómico que consiste en mezclar masa de galleta y de cruasán: «Al final, siempre estamos un poco a la última».