La novela de amor del cura de 91 años

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

SOCIEDAD

Basilio Bello

El sacerdote Ricardo Bello empezó a escribir «a los 70 y pico». Lleva cuatro libros y ha hecho 25 capítulos del último

10 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ricardo Bello Mato publicó no hace mucho la novela Así es el amor, con una tirada inicial de 500 ejemplares en una editorial de Madrid. Se agotaron casi de inmediato, y solo queda alguno en una librería de Carballo. Que un libro se venda tan rápido es una buena noticia, casi inusual en estos tiempos. Pero eso no es lo llamativo, sino que su autor es sacerdote, tiene 91 años y va ya por su cuarta publicación. Todas relativamente recientes, porque empezó a publicar «con setenta y pico». Los anteriores trataron sobre el monasterio de San Martiño de Ozón, en Muxía; sobre Cances, la parroquia carballesa en la que nació en 1926, y sobre las tradiciones y costumbres de Bergantiños. Tiene otro más sobre esta comarca, pero pendiente de publicar. Pero el salto al amor fue toda una novedad. Y el éxito, un empujón para que esté ya preparando una segunda parte. «De momento, voy por el capítulo 25. Será más dramática que la anterior, un poco difícil, pero también habrá más contraste», explica. Escribe a mano, aunque podría hacerlo en el ordenador, ya que lo maneja desde que se apuntó a un curso cuando ya estaba cerca de los 90. 

Esta novela de amor la inició con el empuje de un grupo de jóvenes, quienes le animaron a trasladar a las página una historia que él había conocido. «La novela está basada en hechos reales, aunque yo le he dado cuerpo», explica. Trata sobre el amor «limpio, puro y fraterno, nada de cosas eróticas» entre una pareja, pero también en los actos que desarrollaban: «No hablo solo sobre el amor del hombre y la mujer, sino también el de la vida», señala.

El protagonista de la obra es un joven de Bergantiños, excelente estudiante, sin recursos económicos, hijo de campesinos, que estudió Letras (y después, Derecho) en Santiago, fue profesor y acabó marchando a Venezuela y a doctorarse en Estados Unidos. Ella, de familia rica compostelana, que también estudió Letras (y más tarde, Económicas) y lo acompañó. El ambiente se desarrolla desde mediados de los años 50. «Él no le gustaba a los padres de ella, pero el amor no depende del dinero», explica el sacerdote. No es ningún misterio avanzar que triunfó entre la pareja, y también en las diversas vicisitudes que fueron atravesando en la vida: por ahí se va hilvanando el hilo argumental.

Pese a que no lleva ni quince años publicando libros, reconoce que «siempre» le gustó escribir. Era muy metódico con las hojas parroquiales, por ejemplo. O con folletos. Pero no tenía tiempo para redactar un libro en condiciones. «La vida de sacerdote es muy aislada, no tienes a nadie que te oriente en estos temas», explica. En su larguísima trayectoria sacerdotal tuvo destinos en San Pedro de Nós-Oleiros, Abegondo, Bardaos-Tordoia, y Ozón-Muxía. Ahora colabora allí donde lo llaman. Esta semana, por ejemplo, oficia misa en A Milagrosa de A Coruña, en Elviña, y también -como ya hizo durante la novena, la pasada- en Os Milagros de Caión. Su lucidez es extraordinaria, no da la impresión de que tiene esos años. Por eso también conduce, con el carné renovado hace poco. Y tiene muy buen humor y es gran conversador.