O Son do Camiño dice adiós convertido en algo más que un festival

Álvaro Sevilla Gómez
Álvaro Sevilla SANTIAGO / LA VOZ

SOCIEDAD

Aitana cerró la cuarta edición de la cita ante un público entregado, que dejó claro que la promesa del pop español es ya una realidad

18 jun 2023 . Actualizado a las 22:24 h.

El Son do Camiño ya no es solo un festival de música más. Se ha convertido en una cita en el que se debe estar y, además, demostrar que se ha estado. La música es solo una parte más de un ecosistema propio en el que todo suma: el outfit, las gafas de sol, la pulsera, la brillantina y la foto de rigor con el atardecer a las espaldas y el vaso serigrafiado en la mano. Puro Coachella, pero en el corazón de Galicia, en pleno Santiago de Compostela. El enclave del Monte do Gozo ayuda y todo eso sumado ha hecho que esta edición fuera otro éxito de público, con unas 42.000 personas por día. En la jornada que puso el punto y final, la estrella fue Aitana. Nadie tenía dudas. Todos los focos se encontraban sobre ella. El suyo era el nombre más famoso de esta edición. La que apunta a nueva diva del pop español no defraudó a su público más fiel, el femenino y adolescente. Ninguna dudó ni lamentó haber esperado por ella durante horas. Los gritos, en cuanto saltó al escenario, colapsaron el cielo compostelano. 

La mujer que vive una carrera meteórica hacia la cima del panorama nacional e internacional abrió con En el coche, 11 razones, Berlín y Tu foto del DNI. Siguió con Si no vas a volver, Igual, su versión de Un x100 to y Más. Era la previa de las canciones que más han sonado este año: Mon Amour y Mariposas. Con Formentera y Los Ángeles dejó anestesiado a un público que pidió más. Querían más de Aitana, que dejó para el colofón final dos de sus temas estrella: The Killers y LAS BABYS, que fueron su despedida antes de la entrada en escena de Duki, que arrancó ya pasada la media noche y que apagó prácticamente todas las luces en el Monte do Gozo para pena de los que todavía tenían gasolina.

Chica sobresalto
Chica sobresalto Xoán A. Soler

De abrir la jornada se habían ocupado Anaju, Nano, Dani, Chica Sobresalto y WOS, estos últimos dando ya un salto en el número de público y en su poderío en escena. Eso sí, el primer plato fuerte de la tarde fueron los Kaiser Chiefs que dejaron claro que el indie británico, aunque nadie puede obviar que se encuentra en horas bajas, sigue vivo. Los de Leeds lograron que el público llevara las primeras manos al aire del día con varios temas icónicos de la década inicial de los 2000. Ruby, I Predict a Riot, Never Miss a Beat, Everdyday I Love You Less and Less fueron su carta de presentación ante un respetable en el que se dejaron ver muchos miembros de las generaciones millenial y X, que en este Son do Camiño ya habían disfrutado de los coletazos de The Kooks.

Tras el aluvión de Kaiser Chiefs llegó el de Royal Blood, que fue para el respetable una de las grandes noticias y sorpresas del día. No defraudó el binomio formado por el vocalista y bajista Mike Kerr y el baterista Ben Thatcher. Los de Brighton no titubearon y se lo dejaron todo sobre las tablas. Puro rock al rojo vivo. Potencia, overdrive, distorsión y solos de batería dejaron extasiado a un público que agradeció su actitud con aplausos, gritos y vítores. Con Figure It Out, Out of the Black y Typhoons dejaron a la gente con ganas de más. Otra banda de este Son do Camiño para apuntar.

Vetusta Morla
Vetusta Morla Xoán A. Soler

De mantener el pulso se encargaron unos viejos conocidos del festival: Vetusta Morla. Con el Pucho a la cabeza, la banda madrileña arrancó con No seré yo, La virgen de la humanidad y Rey Sol, con el que entraron ya en el repertorio de Un día en el mundo, el álbum que los colocó en el mapa de la música latinoamericana. Eso era lo que esperaba el respetable, que brindó por el gesto gritando Maldita Dulzura y Finisterre, y alzando todavía más la voz con Copenhague, canción que hizo que se escuchara en todo el Monte do Gozo ese icónico «dejarse llevar suena demasiado bien». Con Sálvese quien pueda volvieron a agitar al público, antes de Valiente, mostrando su cara más rockera. Para cerrar su nuevo paso por Santiago, Cuarteles de invierno y Los días raros. Fin a otro éxito.

Ellos fueron el paso previo a una Aitana que lo inundó todo y que dejó claro que, además de triunfar en el mismo escenario en el que lo hizo Rosalía, el Son do Camiño ya es más que un festival. Después de tres días, este lunes tocará volver a la dura realidad. Adiós a las trenzas y a las camisas abiertas. Al menos, hasta el 2024. Queda tiempo para pensar en el outfit del próximo año. 

Ambiente de O Son do Camiño
Ambiente de O Son do Camiño Xoán A. Soler