Adiós a Julián Muñoz, el sucesor de Jesús Gil al que la Pantoja le recomendó sonreír luciendo «dientes, dientes»
SOCIEDAD
Ha muerto esta madrugada a los 76 años a causa de un cáncer de pulmón. Conocido por su polémica gestión urbanística como alcalde en Marbella y por haber sido pareja sentimental de la tonadillera, fue detenido en el 2006 en el marco del caso Malaya, una de las mayores tramas de corrupción destapadas en España. Isa Pantoja, sobre Julián: «Sentía que éramos una familia, fue esa figura paterna»
24 sep 2024 . Actualizado a las 18:02 h.El delicado estado de salud que venía arrastrando Julián Muñoz ha provocado finalmente su muerte en las últimas horas. Sucesivos ingresos en la cárcel desde el 2006 y hasta el 2015, cuando le fue concedido el tercer grado, hicieron empeorar su diabetes y las graves patologías cardíacas que padecía. A estas dolencias sumaba un cáncer de pulmón irreversible.
Muñoz ha fallecido esta madrugada a los 76 años en el hospital en el que estaba ingresado desde hacía más de una semana debido a un empeoramiento de su salud, según han informado a Europa Press fuentes cercanas a la familia. Muñoz, que ingresó en el hospital marbellí el domingo día 15 de septiembre de urgencia tras sufrir un empeoramiento, habría permanecido sedado desde la tarde de este pasado lunes, cuando toda la familia se desplazó hasta el centro hospitalario para estar junto a él, como han hecho estos días la que fue durante muchos años su mujer, Mayte Zaldívar, y su hija Elia.
Su trayectoria política, salpicada por la corrupción urbanística y su noviazgo, para algunos interesado por ambas partes con Isabel Pantoja, convirtieron a Muñoz en uno de los personajes más conocidos de la jet set marbellí y, por extensión, de los programas de televisión y revistas del corazón.
Hostelero antes que político
Pero Julián Felipe Muñoz Palomo AKA Cachuli, como era apodado por su entorno familiar y de amistades, no era de Marbella. Nacía en 1947 en El Arenal, un pequeño municipio de menos de 1.000 habitantes en la provincia de Ávila. De joven fue camarero en la localidad madrileña de San Martín de Valdeiglesias. En la década de los 70 conoce a Mayte Zaldívar, hija de un Guardia Civil y madre de una niña fruto de una relación con un novio anterior que había fallecido. Después de casarse, ambos se dedicarían a la hostelería en un pub para, después de acumular deudas en el negocio, irse a la Costa del Sol. Empieza así el idilio de Muñoz con Marbella. El matrimonio triunfa con un bar cerca del campo de fútbol de la ciudad malagueña. El don de gentes de Julián se complementaba a la perfección con la buena mano en la cocina de Mayte.
El delfín de Jesús Gil
Mayte y Julián lo intentaron después en la exclusiva zona de Puerto Banús con un restaurante más lujoso mientras tenían una hija en común. No funcionó y se vieron abocados al cierre, aunque después fueron contratados en otro local próximo, uno que casualmente Jesús Gil a comienzos de los 90 utilizaba para encandilar, comilonas de por medio, a aquellos que querían invertir en sus negocios inmobiliarios o deportivos mientras se labraba una carrera política que cimentó fundando el Grupo Independiente Liberal (GIL). Muñoz le cayó en gracia y tal y tal, convirtiéndose en su delfín político. Pasó de ser el número 6 en las municipales a la alcaldía de Marbella en 1991, a su segundo después de dos mandatos.
Forzado a dimitir el también presidente del Atlético de Madrid en el 2002 por el llamado Caso Camisetas (desvió fondos de las arcas municipales para engrosar las cuentas del club madrileño), Muñoz se convierte en alcalde en mayo de ese mismo año. En el 2003, con Gil inhabilitado, arrasa en las elecciones consiguiendo mayoría absoluta. Aprovecha para meter en el Ayuntamiento a aquellos que le ayudaron en tan meteórica carrera, incluida su mujer Mayte, que acaba junto con la mujer de otro concejal montando un negocio que organiza opulentas fiestas para el consistorio. Días de vino y rosas. De enchufismo y especulación urbanística.
Mucho ladrillo y el amor de Isabel Pantoja
Ese ascenso fulgurante hace a Muñoz cada vez más conocido. Lucía en prensa un look engominado con gafas de sol que parecía extinguido desde los tiempos de Mario Conde en Banesto. Él lo complementaba, eso sí, con unos pantalones de tiro alto. De un incomprensible tiro muy alto —casi hasta sobaquero— quizás su rasgo más característico. Con ese porte, en febrero del 2003 y representando a Marbella, Julián Muñoz acude a la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en Madrid. Le acompaña Isabel Pantoja. Es habitual que ciertos artistas vinculados con el territorio arropen en estos actos al político de turno. Sin embargo, había gestos de complicidad entre el regidor y la tonadillera que iban más allá del protocolo. El romance explotaría tan solo unos días después en las revistas del corazón y en programas de televisión tan conocidos entonces como Salsa Rosa o ¿Dónde estás corazón?
Mientras, en Marbella, las grúas no paran de cargar sacos de cemento. Juan Antonio Roca, asesor de Urbanismo, vive su momento álgido poniendo ladrillos con la complicidad de Gil primero y de Muñoz ahora. Roca es el brazo ejecutor, puesto a dedo en una sociedad municipal que controlaba el suelo y, por lo tanto, lo que se podía construir en él. Se estima que el Plan General de Ordenación Urbana de Marbella, redactado en un lejano 1986, fue vulnerado por los gobiernos del GIL hasta en 200 ocasiones. Mientras el polvorín urbanístico estaba a punto de explotar, Muñoz olvidaba a Zaldívar con románticos paseos de la mano con la autora de Marinero de luces. Acudió con ella a la romería del Rocío, en lo que fue la presentación oficial en Almonte de la nueva pareja. El acoso mediático llegó a estorbarles, hasta el punto de hacerse célebre el consejo que Pantoja dio al político a la hora de evitar a los periodistas: «dientes, dientes, que es lo que les jode».
Dos meses como alcalde, seis años de noviazgo
Investido alcalde el 14 de junio del 2003, Julián Muñoz tuvo que dejar el bastón de mando tan solo dos meses después por la moción de censura impulsada por siete de sus propios concejales apoyados por ediles socialistas y andalucistas. Aquel transfuguismo anticipaba el fin de la Marbella del ladrillo. Esa moción era en realidad la constatación de las tensiones por controlar el desarrollo urbanístico de la ciudad. La llegada de su sucesora al poder, la socialista Marisol Yagüe, no cesó los desmanes y en 2006 estallaría la Operación Malaya que acabó con buena parte del pleno detenido, además de colaboradores necesarios como Juan Antonio Roca.
Los investigadores cifraron en 30.000 las viviendas construídas saltándose las normas y fueron intervenidos bienes valorados en más de 2.000 millones de euros.
Muñoz vio así interrumpida con esta detención la buena vida en Marbella. Aunque ya no era alcalde, disfrutaba con la Pantoja de una propiedad, la finca Mi Gitana, valorada en 3 millones de euros. Condenado por cohecho, malversación de fondos públicos y por prevaricación urbanística al conceder licencias de edificación ilegales, permaneció dos años y medio entre rejas, hasta octubre de 2008. Meses después rompería con Isabel Pantoja. «Nunca ha sido la mujer de mi vida, fue solo un calentón del que me arrepiento», llegaría a decir de ella. Julián volvió después a emparejarse con Karina Pau y después acabaría retomando la relación con su primera mujer, Mayte Zaldívar.
Tan mal acabó con Isabel, que en el 2013, momento en el que sobre él recayeron más condenas, aplaudía efusivamente el fallo del juez que sentenciaba también a la Pantoja por blanqueo de capitales a dos años de cárcel. Del amor al odio hubo solo un paso y unos cuantos juicios de por medio.
A partir del 2016 a Cachuli le fue concedido el régimen penitenciario de tercer grado por sus múltiples patologías. Sin embargo en el 2018 un vídeo bailando sevillanas de madrugada, ponía en entredicho los informes a los que él aludió para no ingresar en prisión «por razones humanitarias y dignidad personal». Reduce entonces sus apariciones en público, solo interrumpidas en el 2022 para protagonizar su propio documental para Telecinco.
Muñoz, que en noviembre cumpliría 77 años, padecía cáncer desde hacía poco tiempo y ya había sufrido anteriormente diferentes accidentes cardiovasculares. Su estado empeoró repentinamente en los últimos días, tal y como comunicaron su mujer Mayte y su hija Elia, provocando que ingresase en el hospital HC marbellí en el que ha acabado falleciendo.