Una mujer blanca da a luz a un bebé negro por un error de la clínica: «Fue el momento más feliz y aterrador de mi vida»

SOCIEDAD

Krystena Murray demanda al centro de reproducción asistida que le transfirió un embrión equivocado, el de otra pareja a la que tuvo que ceder el niño
21 feb 2025 . Actualizado a las 20:00 h.Krystena Murray, una fotógrafa de bodas de 38 años de Savannah (Georgia), quería ser madre y lo había planificado todo al detalle para cumplir con su sueño. Había seleccionado a un donante de esperma que se parecía a ella: blanco, de cabello rubio oscuro y ojos azules. Y había elegido cuidadosamente la clínica de reproducción asistida donde le iban a transferir el embrión. Todo estaba saliendo sin contratiempos y en diciembre del 2023 dio a luz a un niño. Pero en ese momento saltó la sorpresa: su bebé era afroamericano y de piel oscura. Había gestado a un hijo que no era el suyo por un error en la transferencia de embriones.
Murray acaba de presentar una demanda contra la clínica Coastal Fertility Specialists en un tribunal estatal de Georgia en la que su abogado alega que su cliente «sin saberlo y sin quererlo llevó en su vientre a un niño que no estaba biológicamente relacionado con ella». Finalmente tuvo que ceder la custodia a sus padres biológicos, lo que aumentó su trauma.
La historia, sin embargo, aún es más compleja. Aunque parecía evidente que el bebé no era suyo, Krystena Murray empezó a encariñarse con el pequeño. Lo sentía como suyo y no fue hasta enero del 2024 cuando decidió realizar una prueba de ADN casera que confirmó lo que parecía evidente: el bebé no era suyo.
El 5 de febrero del 2024 comunicó la situación a la clínica, que se puso en contacto con los padres biológicos del bebé, relación que se confirmó con una prueba de ADN. Pero no fue hasta mayo, cinco meses después del nacimiento, cuando Murray entregó de forma voluntaria a la pareja al bebé que había gestado en su vientre y que ya sentía como propio. «Entré como una madre con un bebé que era mío y que estaba apegado a mi y salí del edificio con un cochecito vacío. Ellos se fueron con mi hijo», confesó la mujer para expresar lo que sintió en ese momento.

Cedió al bebé porque su abogado le había expuesto que no tenía ninguna posibilidad de retenerlo y porque sus padres biológicos habían iniciado acciones legales para recuperarlo.
Durante el tiempo que pasó con el niño alimentó el vínculo materno-filial. «Tenía la esperanza de que se tratara de una confusión de espermatozoides y no de embriones», relató hace unos días en una entrevista a la cadena NBC News.
«Se suponía que el nacimiento de mi hijo -cuenta la fotógrafo- iba a ser el momento más feliz de mi vida y, sinceramente, lo fue. Pero también fue el momento más aterrador de mi vida». Y añadió: «Todo el amor y la alegría que sentí al verlo por primera vez fueron reemplazados inmediatamente por miedo. ¿Cómo pudo haber sucedido esto?».

Su abogado, Adam Wolf, explicó que hasta el momento todavía no ha podido obtener respuesta sobre si la clínica de fertilidad aún guarda alguno de los embriones de su cliente que no fueron transferidos. «Este es el pecado capital de las clínicas de fertilidad: transferir el embrión equivocado a una de sus pacientes», dijo.
Las confusiones en las clínicas de fecundación in vitro son extremadamente raras, pero el caso de Murray tampoco fue el único conocido. En el 2019, una pareja de Nueva York demandó a una clínica de fertilidad de California porque los médicos que le implantaron embriones que pertenecían a otras dos parejas, un descubrimiento que los demandantes hicieron después de dar a luz a gemelos. En el 2021, dos parejas se querellaron contra otra clínica de California que había intercambiado a sus hijos.