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Sector pesquero y plantilla rechazan una integración del Oceanográfico en el CSIC

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARTINA MISER

Apuestan por mantener su independencia y su función de asesoramiento científico

12 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Por más que desde el Ministerio de Ciencia juren y perjuren que el futuro del Instituto Español de Oceanografía (IEO) todavía está por definir y que tras la actuación de urgencia -una inyección de 4,5 millones- ahora lo que toca es elaborar un «plan de choque para ciencia e innovación» -recién presentado- que afectará también a otros OPI (organismos públicos de investigación), en la plantilla del centro y fuera de ella dan por hecho que la suerte está echada y el destino del IEO no es otro más que ser engullido por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas). Y que no será el único. Se limitará a abrir camino a otros. IGME, INIA... Ambos serían firmes candidatos a seguir una estela que no se pierde en un horizonte muy lejano. Septiembre. En esa fecha estaría sobre la mesa esa propuesta de reorganización de los OPI que está diseñando el ministerio desde su cúpula. Ese fue el límite que el ministro de Ciencia, Pedro Duque, trasladó a InvestOPI, la asociación de personal investigador de los organismos públicos de investigación, con la que se reunió a finales de junio.

Aunque en ese encuentro Duque no dio pistas de lo que se pretende hacer, el hecho de que el equipo externo que el ministerio ha enviado al rescate del IEO esté estrechamente vinculado al CSIC, como son los casos del nuevo secretario general y del director mismo, refuerza el temor a ser fagocitado por ese organismo, en lugar de seguir ambos en paralelo, aunque con una organización homogénea, como desea el personal de los OPI.

Ese temor ya ha movilizado a la plantilla de algunos centros, como el de Santander. Más de una treintena de trabajadores han rubricado un manifiesto en el que dejan constancia de su «rechazo a la integración del IEO en el CSIC». Y no solo en el CSIC, sino también en la Secretaría General de Pesca o en cualquier otra institución. Consideran que esa sería una «solución inapropiada», pues la salida «para el IEO pasa por seguir donde estamos, pero no como estamos». Es obvio que hay que resolver «los problemas de gestión económica y estructurales del organismo», pero el instituto debe mantener «su independencia, autonomía y la entidad para continuar cumpliendo con sus objetivos: el estudio integrador y global del océano y sus recursos».

Contra la tendencia general

Es más, ser diluido en un organismo mayor contravendría lo que es la tendencia en la mayor parte de los países desarrollados, que pelean por situarse en la vanguardia mundial de la investigación científico-técnica e innovación marina. Sea Estados Unidos, sea Noruega, sea Francia... Todos potencian sus organismos sectoriales de investigación y asesoramiento oceanográfico-pesquero. Ahí están los casos del IMR, la NOOA o el IPMA homólogos del IEO, respectivamente, en los países antes citados. No pueden estar todos equivocados al apostar por ese modelo. «El IEO merece esa oportunidad», subrayan. De momento, el pulso del instituto se mantiene tras la transfusión de 4,5 millones que permite continuar con las funciones vitales básicas - gastos corrientes como operatividad de la flota de buques oceanográficos, gestión náutica del Mitylus, o el apoyo a campañas que el IEO desarrolla en otros buques oceanográficos-, y el anunciado desbloqueo de 99 contratos para investigadores y personal técnico de apoyo.

Bien, el diagnóstico está hecho y ha funcionado el carro de paradas, pero ahora está por ver si se aborda la operación de sustituir un modelo organizativo y de gestión que amenaza con llevar a la tumba un organismo que quiere soplar más velas de su centenario. Y, desde luego, en el plan de choque para la ciencia, esa prótesis no aparece. Solo habla de la construcción de un buque para el IEO, pero nada de resolver la parálisis administrativa.

La pesca vigila los pasos de Ciencia para no perder una entidad que cree «fundamental»

La posible adscripción al CSIC inquieta al sector pesquero. La rechazan de plano y quieren que siga de forma independiente. Y de tener que ser absorbida, que lo sea por el Ministerio de Agricultura dentro de la Secretaría General de Pesca. Pero no es eso lo único que lo desazona. La confesada ambición por parte de Ciencia de dar un perfil más investigador a un organismo que tiene además el cometido de asesorar al Gobierno y al sector en materia de recursos y gestión pesquera preocupa tanto a los profesionales de la pesca de altura como a los de bajura, no en vano los informes científicos son ahora la herramienta más eficaz -por no decir la única aceptada-, para defender sus reivindicaciones sobre cuotas y frenar el exceso de ansias conservacionistas con el que a veces llegan las propuestas de Bruselas y otros organismos.

La junta directiva de la patronal pesquera Cepesca cerró el jueves filas en defensa del IEO, que, como ya había dicho su secretario general, Javier Garat, en las jornadas de Expomar, «tiene un papel fundamental». En ese foro, Garat fue contundente: «La integración en el CSIC sería la perdición del IEO». Conminó a Ciencia a dotar a la entidad «de medios adecuados para la investigación aplicada y para el asesoramiento científico, no solo para la investigación pura y dura». Así, llamó a corregir el sistema para que las reuniones internacionales, los embarques y las campañas sean méritos para una carrera profesional reconocida. También las cofradías gallegas se han dirigido a Duque para demandar su continuidad y hacer valer toda la ayuda que el organismo ha prestado a la flota de bajura.