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Solo tres astilleros tiran del naval gallego mientras los grandes del sector se paran

m. sío dopeso / B. Couce VIGO, FERROL / LA VOZ

SOMOS MAR

Vista de los astilleros de Vulcano
Vista de los astilleros de Vulcano Oscar Vázquez

Armón, Freire y Nodosa tienen 16 buques en cartera por valor de 750 millones

19 jul 2021 . Actualizado a las 22:11 h.

Mientras por causas diversas, los tres mayores astilleros privados de Galicia —Hijos de J. Barreras, Metalships & Docks y Astilleros San Enrique (la antigua Factorías Vulcano)— se encuentran parados, sin carga de trabajo ni buques en cartera, tres constructores navales —Armón Vigo, Freire Shipyard y Nodosa— presentan una flamante cartera de pedidos, integrada por 16 buques, valorados en 750 millones de euros, que es la que mantiene en pie buena parte de la industria auxiliar en uno de los momentos de mayor zozobra del sector desde las reconversiones de los años 80 y 90.

Armón Vigo, filial del grupo asturiano Armón, tiene contratados un pesquero para Islandia, dos oceanográficos (uno para Irlanda y otro para el IEO), un arrastrero para Huelva y dos buques pesqueros, uno para Pescanova y el otro para la armadora argentina Moscuzza.

En la cartera de Freire Shipyad (Vigo) hay tres buques oceanográficos, para Bélgica, Abu Dabi y EE.UU. respectivamente; dos superyates, uno para Mónaco y otro para EE.UU. además de dos reflit de embarcaciones, una reconversión en un yate de lujo y la otra en un oceanográfico.

Y Nodosa (Marín) tiene dos buques frigoríficos para Groenlandia y un buque draga para la armadora gallega Canlemar.

De los tres grandes constructores navales, el que tiene «mejor pronóstico» es Metalships. El astillero propiedad del empresario Manuel Rodríguez entregó hace un mes el crucero ultraprémium Sea Cloud Spirit, el segundo velero más grande del mundo.

Con la cartera de pedidos a cero, la actividad del astillero, que vuelve a estar a la venta, se centra ahora en la reparación de buques, a la espera de que entre en vigor un contrato firmado por la división de barcos de poliéster para África, que incluye, además de la construcción de lanchas, varias patrulleras de acero que asumiría Metalships, según fuentes sindicales.

Más complicada es la situación de Barreras. Los nuevos gestores de la consultora Kroll han entrado para reestructura el astillero con la intención de salvaguardar la unidad productiva y sacarla a la venta. Aunque Barreras ha reorganizado su departamento comercial, carece de carga de trabajo a corto plazo aunque asegura estar negociando un ferri.

La situación de la nueva Vulcano es también compleja, porque ha perdido la concesión portuaria y la lámina de agua que da acceso al mar a las instalaciones navales. Ante la dificultad para poder desarrollar actividad alguna, el nuevo dueño del astillero, José Alberto Barreras, ha optado por ofrecer la venta al Puerto de Vigo de los 42.000 metros de instalaciones navales que compró en enero de este año por 7,8 millones. Lo cierto es que las posibilidades de conseguir carga de trabajo en las actuales circunstancias son escasas.

Navantia navega entre dos aguas a la espera de las fragatas

El sector naval de la ría ferrolana también navega en dos mares. Mientras que la factoría de Fene vive las mieles del momento de expansión por el que atraviesa el sector de la eólica marina, la de Ferrol afronta un ejercicio al ralentí, a la espera de que se ponga en marcha en los talleres la obra de construcción de las cinco fragatas F-110 para la Armada española.

Con este pedido, la cartera de pedidos del naval gallego se dispara, ya que el encargo del Ministerio de Defensa a Navantia asciende a 4.325 millones de euros. Despeja diez años de carga de trabajo para unas 3.500 personas, entre empleados directos, de empresas auxiliares y suministradores, aunque son precisamente las firmas indirectas las que acusan el vacío en la ocupación que dejó, a finales del pasado mayo, la marcha del último barco en construcción, el segundo barco logístico para la Armada australiana.

Actualmente, quedan en el astillero ferrolano unos 200 operarios auxiliares prestando servicios de limpieza y mantenimiento, así como otras tareas.

Aunque el trabajo en los talleres está previsto que comience de forma regular a partir del verano del 2022, aunque no será hasta el 2023 cuando tenga un verdadero impacto en la ocupación directa y auxiliar, en estos momentos ya están lanzadas las tareas de ingeniería, aprovisionamientos y compras del programa, que generan faena para unas 400 empleados en el astillero ferrolano.

A la espera de que el mayor contrato de la historia de los astilleros públicos españoles cobre cuerpo, en la factoría de Fene se vive otra realidad bien diferente, con la construcción de 62 jackets —cimentaciones de acero que sirven para sujetar los aerogeneradores en el mar— para el parque francés de la compañía Iberdrola. La obra, que despeja ocupación hasta el 2023, generará puntas de trabajo hasta para mil empleados.

Cerca de 2.000 empleos destruidos en lo que va de año en toda la red de industria auxiliar

La crisis de los grandes astilleros privados gallegos no impacta hasta el momento en las plantillas propias, más allá del ERTE que ha comenzado a negociarse en Barreras, pero sí en toda la red de empresas auxiliares que trabajan como subcontratistas (electricistas, tuberos, soldadores, fontaneros o caldereros).

Según estimaciones de los sindicatos del sector, el parón de estos astilleros, fundamentalmente de Barreras y Metalships, ha provocado ya la destrucción de cerca de 2.000 puestos de trabajo. No se trata de despidos, ni de regulaciones de empleo, sino que son, en su mayoría, puestos de trabajo eventuales que se extinguen por fin de obra. «Ha sido un goteo lento de bajas. Porque cerca de 2.000 trabajadores sin empleo generarían un impulso social. De este modo, al finalizar la obra se acaba el contrato y para casa, sin ERTE, ni ERE ni conflicto», explican estas fuentes sindicales.

El problema es que la crisis de los grandes astilleros amenaza con arrastrar en muy poco tiempo a lo que queda en pie de las auxiliares, muchas asfixiadas por los impagos de Barreras, si la situación no se endereza, y tal y como evolucionan los acontecimientos, no parece fácil, porque la situación ya venía complicada de atrás. Según Asime, la patronal gallega del metal, el naval cerró el 2020 en Galicia con una caída del empleo del 6 % y una reducción de la facturación del 30 %. La contratación de nuevos buques retrocedió un 75 % y eso se tradujo en un descenso del 33 % en la cartera de pedidos.

Huelga a la vista

Esta semana que termina, los sindicatos del sector han empezado a hacer movimientos para visibilizar la preocupación sobre lo que se avecina, una vez confirmado que el ERTE de Barreras tiene un impacto previsto de hasta un año de duración. Comenzó la CIG el viernes con una manifestación de apoyo al naval y todo apunta a que se preparan más movilizaciones en las dos semanas que quedan por delante antes de las vacaciones de agosto.

De momento, CC.OO. ya ha planteado a CIG y UGT un paro parcial en todo el sector naval y en la industria auxiliar esta semana entrante. Los delegados del sector valoran positivamente la iniciativa y no se descarta promoverla desde las distintas secciones sindicales. «Estanse facendo asambleas e os traballadores apostan pola mobilización», afirman fuentes sindicales.