Conmoción en Galicia por el naufragio de un barco de Marín que deja 9 muertos y 12 desaparecidos
SOMOS MAR
El Villa de Pitanxo se hundió la madrugada del martes en aguas canadienses. El patrón del buque, Juan Costa Padín, es uno de los tres supervivientes
16 feb 2022 . Actualizado a las 19:44 h.El Villa de Pitanxo, pesquero gallego del Grupo Nores de Marín, propiedad del armador Manuel Nores, y perteneciente a la Cooperativa de Armadores de Pesca del Puerto de Vigo (ARVI), naufragó la madrugada de este martes en aguas de Terranova, en Canadá. Hasta el momento se han encontrado tres supervivientes, de los veinticuatro tripulantes (dieciséis de ellos españoles, cinco peruanos y tres ghaneses). Anoche, las autoridades ya elevaban a 10 el número de muertos, mientras que los desaparecidos son 11. Salvamento Marítimo de España acaba de corregir ese dato, precisando que son 9 los muertos y 12 los desaparecidos. En declaraciones a La Voz, el teniente comandante Brian Owens, del Centro de Coordinación de Rescate con base Halifax, añade que se ha encontrado «un gran campo de escombros donde se hundió la embarcación». El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, aseguraba esta martes que entre las siete víctimas confirmadas (en aquel momento), hay dos gallegos. Efectivos del servicio de salvamento marítimo canadiense se encuentran rastreando la zona del naufrafio.
Por el momento, tres tripulantes han sido localizados con vida. El patrón del buque, Juan Costa Padín, es uno de los supervivientes. Natural de Hío, en Cangas, se trata de un marinero experimentado que conoce bien la zona ya que lleva años faenando en esas aguas. Precisamente, el pasado noviembre ya le había manifestado a un conocido que no tenía intención de volver al mar. Otro de los supervivientes, precisamente, es Eduardo, sobrino de Costa Padín, también tripulante del barco. «No os preocupéis. Eduardo y yo estamos bien». El patrón del Villa de Pitanxo pudo avisar a su familia en Cangas de que había sobrevivido al naufragio. La alcaldesa, Victoria Portas, ha hablado con la familia, que le explicó cómo Juan Costa les llamó y, aunque solo hubo tiempo para una frase, confirmó lo más importante para quienes le escuchaban. Juan les indicó que estaba vivo, al igual que su sobrino, de 42 años, que también estaba a bordo. «Yo, mal que pese, estoy feliz pero el susto que pasamos no nos lo quitan ni se lo deseo a nadie porque es muy doloroso», manifestó Sara, la novia de Eduardo, con gran respeto para todas las familias que esperan noticias de Canadá. Y es que en O Morrazo se contiene la respiración a falta de que las autoridades confirmen las identidades de la tripulación y de los fallecidos, que se elevan ya a diez.
Las familias siguen muy pendientes de la información que llega desde fuentes oficiales y desde primera hora de este martes se han acercado a las puertas de la armadora Nores, en Marín. Necesitan más datos. Las horas pasan y las incógnitas se hacen cada vez más difíciles de asimilar. «Esto es una tragedia, está mi sobrino que tiene dos hijos de 14 y 10 años, no sabemos nada, solo nos queda rezar», decía entre lágrimas Elisabeth, tía de Jonathan Calderón, un marinero de 39 años, que lleva media vida trabajando en el mar. Y es que la lista de tripulantes asciende a 24, pero en realidad es una lista de vidas: desde Raúl, de 24 años, a Francisco, en edad de jubilación.
Una de esas familias destrozadas es la del laureado atleta Jean Mari Okutu, cuyo hermano mayor iba en el Villa de Pitanxo. Se trata de Edemon Okutu. El deportista acudió con su madre, su hermana y otros familiares a la sede de la armadora para ver si podían saber algo más de la suerte que había corrido el primogénito. Jean Mari reconocía que la familia está «destrozada».
El naufragio
Según la información aportada por fuentes oficiales, la primera alerta de lo que estaba sucediendo en aguas de Terranova saltó sobre las cinco de la mañana hora española cuando se perdió la señal de la caja azul Villa de Pitanxo. Se trata de un dispositivo que está instalado en los pesqueros con el objetivo de facilitar información al Centro de Seguimiento de Pesca (CSP) de acuerdo con la frecuencia establecida por el propio centro. No habían transcurrido ni treinta minutos cuando, según precisó el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones, desde el pesquero se emitió una llamada de socorro. Apenas media hora más tarde, en torno a las seis de la madrugada, confirmó la subdelegada del Gobierno en Pontevedra, Maica Larriba, «saltó la baliza de que se había hundido el barco», precisó este mediodía.
El Villa de Pitanxo se encontraba a unas 250 millas (463 kilómetros) de la costa de Terranova en aguas NAFO -Organización de Pesquerías del Atlántico Noroccidental-. «La situación en las aguas de Terranova era muy mala y, además, ahí es de noche todavía».
Pasadas las diez de la mañana, uno de los pesqueros gallegos que se sumaron a las labores de auxilio, el Playa Menduíña Dos, localizó cuatro lanchas salvavidas. Acto seguido, personal del dispositivo de salvamento activado, en el que participan dos helicópteros de la Canadian Coast Guard, consiguió acceder a dos de ellas. Mientras que una estaba completamente vacía, en la otra se hallaban tres supervivientes «en un estado de shock hipotérmico porque la temperatura del agua es terrible, muy baja». En esta misma lancha, según precisaron estas mismas fuentes, se encontraban los cuerpos sin vida de cuatro tripulantes. «Nos han informado de que hay cadáveres, pero todavía no podemos informar», reseñó Maica Larriba, quien advirtió que las malas condiciones de la mar dificultaron mucho el acceso de los equipos de rescate hasta estas lanchas, así como remarcó que se desconoce la situación de las otras dos. En pleno invierno el mar en la zona de Terranova puede estar entre los dos y los cuatro grados de temperatura, lo que dificulta la supervivencia.
Pasadas las cuatro de la tarde, hora española, llegó a la zona del naufragio el remolcador canadiense Maerks Nexus. Se sumaba así a un operativo de rescate que dirige el Joint Rescue Coordination Center Halifax, con la colaboración de Salvamento Marítimo de España. En el operativo también participan un avión, dos helicópteros y el pesquero gallego Playa Menduiña Dos, además del buque portugués Novo Virgem da Barca. Según Salvamento Marítimo, en la madrugada de este miércoles se incorporará la fragata canadiense JRCC Halifax1. En la zona hay viento, mala mar y visibilidad reducida.
Por la tarde, el Playa de Menduíña Dos recuperaba otros dos cuerpos en la zona del naufragio y el Novo Virgem da Barca encontraba uno más. Ya entrada la noche (hora española), otro pesquero portugués que se desplazó a la zona, el Franca Morte, dio con otro cadáver y el Nexus logró recoger otros dos cuerpos, con los que la cifra de muertos se eleva a diez y otras once personas continúan desaparecidas.
Rescate de los supervivientes
La periodista Tara Bradbury, del medio local The Telegram, ha señalado a La Voz que los tres supervivientes hallados con hipotermia en una balsa por el Playa Menduíña se encuentran en el buque de rescate canadiense Cygnus, que forma parte del operativo del Centro de Coordinación de Rescate Conjunto de Canadá, un proyecto liderado por el Departamento de Defensa Nacional de Canadá y Pesca y Océanos de Canadá. «El centro de rescate recibió una señal de emergencia del buque poco después de la medianoche a 250 millas náuticas de la costa de St. John's [capital de Terranova y Labrador]», apunta Bradbury. Además del Cygnus, se desplegó en ese momento el helicóptero Cormorant, un avión Hercules C130 y varios barcos de apoyo.
El teniente comandante Brian Owens, del Centro de Coordinación de Rescate con base en Halifax, en declaraciones a la cadena pública CBC, reconoce no tener aún información sobre el estado de salud de los tres tripulantes rescatados, pero que «están recibiendo los cuidados necesarios» en el barco de rescate canadiense.
Las tareas de rescate, sin embargo, son «muy complicadas» debido a la climatología adversa. La capa de nieve supera los 40 centímetros desde anoche en St. John, con temperaturas por debajo de los trece grados negativos y fuertes vientos. Las olas en la zona donde se desarrolla el operativo para localizar al Villa de Pitanxo superan los cuatro metros y la visibilidad es muy reducida, de apenas un cuarto de milla náutica.
Las características del buque
El siniestrado Villa de Pitanxo (junto con otro buque, el Villa Nores) fueron construidos en el 2004 en el desaparecido astillero vigués M.Cíes, por algo más de 10 millones de euros. Fueron diseñados para faenar en aguas profundas (más de 800 metros de profundidad) y en condiciones climáticas adversas habituales en el Atlántico Norte (zona NAFO), en donde se dedicaban fundamentalmente a la captura de fletán negro, una de las especialidades del puerto de Marín.
La embarcación que naufragó tenía cincuenta metros de eslora y un arqueo bruto de 825 GT (unidad específica de capacidad). Alcanzaba una potencia de 1.400 CV, lo que le permitía desarrollar una velocidad media de diez nudos, y estaba habilitado con cabinas para una tripulación de 22 personas.
Los expertos consultados aseguran que su antiguedad no entraña riesgos y descartan que eso pudiera suponer ningún problema ya que se trata de barcos poco complicados, y de sencillo mantenimiento.
Respecto a las causas del hundimiento, los ingenieros navales consultados coinciden en que, descartada la vía de agua o un incendio, lo probable, dadas las características de este tipo de buques, es que un golpe de mar pudiera haber provocado un desplazamiento de la carga, y provocado el hundimiento.
Luto oficial en Galicia
La ministra portavoz, Isabel Rodríguez, explicó al inicio de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros que «el Gobierno sigue con inquietud y preocupación las tareas de búsqueda y rescate de la tripulación» del Villa de Pitanxo. Y apuntó que «estamos en coordinación y permanente contacto con los servicios de rescate».
El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, manifestaba esta tarde que el naufragio del buque gallego es una «traxedia humana». «Persoas tragadas polas augas xélidas de Terranova. Traballar no mar sempre é unha heroicidade», manifestó Feijoo, quien confirmó que las labores de búsqueda de los desaparecidos continúan: «Hai medios aéreos e un barco vai dende Terranova para intentar levar mellor as oportunidades de rescate das persoas que non apareceron». La Xunta decretará este miércoles, en un consello extraordinario, el luto oficial. Feijoo ha hecho público además el mensaje que le ha trasladado Felipe VI. «Agradezco la llamada de Su Majestad El Rey, que me acaba de trasladar su pesar por la tragedia vivida hoy. Otra vez las gentes del mar son golpeadas de una manera durísima».
Por su parte, los socialistas gallegos trasladaron su «solidariedade e apoio ás familias das vítimas do naufraxio». Desde el PSdeG-PSOE reconocieron estar «sobrecollidos», por lo que «queren acompañar ao mundo do mar, que hoxe volve estar de loito».
Las reacciones a la tragedia llegaron desde primera hora de la mañana. La alcaldesa de Marín, María Ramallo (PP), se refirió este martes al naufragio del Villa de Pitanxo como una tragedia sin precedentes. «Para Marín es un día muy difícil ante una tragedia que no recordamos. Es un accidente muy importante que afecta no solo a Marín, sino a Bueu, a toda la comarca de O Morrazo y a todos los marineros que iban allí», señaló.
El presidente de la Autoridad Portuaria de Marín y Ría de Pontevedra, José Benito Suárez Costa, expresó, pasadas las cuatro de la tarde, la «absoluta consternación» de la comunidad portuaria por la tragedia acontecida en el caladero de Terranova. Indicó que el naufragio afecta a una casa armadora de Marín, «una empresa que emplea a muchas personas de la zona y un armador que es parte del consejo de administración del puerto».
También se sumaron a las muestras de condolencia desde la Diputación de Pontevedra, institución que expresó «a súa consternación e profundo pesar diante dun novo suceso que vén demostrar as durísimas condicións de traballo da xente do mar».
40 aniversario de otra tragedia
El hundimiento del Villa de Pitanxo coincide con el cuarenta aniversario de otra desgracia en la costa de Terranova. Un grupo de 84 obreros perdieron la vida en la madrugada del 14 al 15 de febrero de 1982 mientras trabajaban en la Ocean Ranger, una plataforma de perforación semisumergible en alta mar.
Una tormenta de invierno azotó el entorno de la plataforma mientras su tripulación trabajaba mapeando la extensión de las reservas de petróleo en la zona. La ventisca y la nieve terminaron por hundirla, provocando la muerte de 84 personas.
La Comisión Real sobre el Desastre Marino del Ocean Ranger determinó entonces que el desastre se produjo debido a «una cadena de eventos» en la que coincidieron varios factores: las condiciones de la severa tormenta, el diseño inadecuado de la plataforma y falta de formación de los trabajadores. Según recoge el medio local Saltwire en la efeméride publicada esta semana, la gran mayoría de los trabajadores se habrían salvado si hubiese encontrado con un sistema de evacuación adecuado y mejores equipos de protección.