El centro del estudiante de 14 años con autismo, que empieza tercero de la ESO, se encuentra este curso con la mitad de los profesores necesarios
14 sep 2024 . Actualizado a las 11:46 h.El inicio de curso no pinta bien para Héctor. Al igual que otros chicos con necesidades especiales, su familia se ha encontrado con la primera en la frente al enterarse de que el centro donde este niño de 14 años cursa 3º de la ESO, el IES Valadares, no contará con los recursos de apoyo que necesita, y que para él y otros compañeros son absolutamente necesarios para seguir el mismo ritmo que los demás. Héctor, que tiene autismo, es uno de los niños con necesidades especiales afectado por los recortes en Educación.
Su caso pone cara a una reivindicación para todos. Como relata su madre, Paula Verde, el niño tiene un perfil con unas necesidades de apoyo importantes que se le venían proporcionando y respetando desde primaria. «Para entrar, en su día tuvimos que enviar un escrito a Inspección de Educación para contar con un Auxiliar Técnico Educativo (ATE) que estaba con él toda la jornada.
Paula lleva años haciendo una labor paralela, normalizando y reflejando la convivencia con la diversidad funcional a través de la fotografía con imágenes del autismo en el día a día, desde una óptica positiva contando su propia experiencia. Pero hay años que se hacen cuesta arriba. Este es uno de ellos.
La madre de Héctor recuerda que no pide nada extra ni extraño ni raro. «Es un derecho reconocido por ley tiene que tener en los centros, los apoyos y recursos para atender a niños con necesidades como uno más, no para que estén como muebles». Su hijo hizo primero de la ESO sin grandes escollos. El segundo curso ya no fue tan sencillo. «Por su perfil y porque se va complicando la parte curricular, completamente inflexible en un sistema pensado para unos pocos. Para los que no, hay que hacer adaptaciones constantes de metodología, material, espacios.., así que el año pasado fue complicado y de hecho, el centro nos hizo propuesta de cambio a otro colegio», relata, pero Paula explica que lo rechazaron «porque seguimos creyendo y apostando por una educación con todos y como todos».
Este curso no sabían qué iba a dictaminar Jefatura Educativa, pero les llamaron el lunes para comunicarles que contaban con él y además, que coincidiría con sus amigos, con lo importante que es en su caso especialmente. «Se han creado vínculos, son compañeros que han crecido todos humanamente gracias a la convivencia, que no es fácil ni habitual», remarca. La bofetada vino después. El IES Valadares le abría las puertas, pero le informaban de que cuentan este curso con casi la mitad de recursos que el pasado, en el que tenían compartida, pero bastantes horas una pedagoga terapéutica o PT (se ocupan de adaptar el material y refuerzo dentro y fuera del aula, y una auxiliar técnica educativa, la cuidadora, que estaba con él todo el tiempo. «Fue difícil, pero tenían cuatro PT y ahora solo dos, y una cuidadora, cuando el Valadares, con cerca de 600 estudiantes, tiene un porcentaje de 35 % de alumnado con necesidades especiales de todo tipo, también de altas capacidades, es uno de los referentes. ¿Qué hacemos ahora», lamenta.