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El cártel más peligroso del mundo El clan irlandés de los Kinahan: sus vínculos con Irán, Hizbolá... y Marbella

Al capo se lo conoce como El padrino irlandés. Christy Kinahan y dos de sus hijos lideran una de las organizaciones criminales más poderosas del planeta. Mueven toneladas de drogas, armas y millones de dinero negro. Sus tentáculos van desde Dublín a Dubái, pasando por la Costa del Sol. Estados Unidos ha puesto precio a su cabeza por sus vínculos con Irán e Hizbolá.

Por Will Clarke | Imagen: Mekakushi

Jueves, 07 de Diciembre 2023, 11:41h

Tiempo de lectura: 6 min

El 24 de septiembre de 2015, en la localidad malagueña de Mijas, un joven mafioso irlandés de 33 años fue asesinado a tiros junto a la piscina de su urbanización por un encapuchado. El tipo se llamaba Gary Hutch y su muerte jalonó una sangrienta guerra entre dos bandas irlandesas rivales que dejó un reguero de más veinte cadáveres entre Dublín y la Costa del Sol.



El clan familiar de los Hutch se había atrevido a disputarle el poder a una de las organizaciones criminales más poderosas del planeta, los Kinahan, y desde ese momento los ajusticiamientos callejeros se sucedieron. Los Hutch, como respuesta al asesinato de Gary, contrataron a un sicario para que liquidara en Marbella a uno de los hijos del capo rival. El tirador falló.

En 2016, la familia se trasladó a Dubái. Por entonces ya tenían fuertes relaciones con Irán y con Hizbulá. Para blanquear el dinero se servían de la hawala, un sistema bancario clandestinocreado por los musulmanes hace siglos

La guerra entre clanes dejó muertos y un ganador: los Kinahan. Los Hutch siguieron residiendo y operando en España –de hecho, hace dos años la Policía detuvo en Fuengirola al jefe de la banda, Gerry Hutch–, pero los todopoderosos Kinahan optaron por un movimiento estratégico que les ha reportado enormes beneficios.

Desde el año 2016, Dubái es su nuevo centro de operaciones. Tampoco es que hayan abandonado España –el año pasado fueron detenidos en Marbella dos de sus hombres fuertes–, pero en Dubái han hecho amigos poderosos, han creado empresas y han diseñado una nueva vida. De hecho, el jefe del clan, Christy Kinahan, de 66 años, es ahora un 'intachable' consultor empresarial. En Internet se presenta como Christopher Vincent, experto en logística, energía y seguridad.

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Guerra en la Costa del Sol.El cadáver de Gary Hutch, asesinado a tiros en Mijas en 2015. La familia de Hutch había intentado matar antes a Daniel Kinahan (a la izquierda). Fallaron, pero iniciaron una guerra entre bandas que dejó decenas de muertos.

Detrás de esta fachada respetable se esconde el despiadado líder de la gran familia mafiosa. Él y su cártel controlan el mercado europeo de la cocaína, así como el contrabando de armas en medio mundo. Pero es su habilidad para blanquear dinero lo que los diferencia de otras bandas rivales y lo que les ha reportado clientes como los cárteles mexicanos y colombianos. Sin embargo, han sido sus conexiones con Hizbolá y los servicios de inteligencia iraníes las que han hecho que Estados Unidos sitúe a Christopher y sus hijos Daniel y Christopher Jr. en la lista de los delincuentes más buscados, ofreciendo incluso 15 millones de dólares por datos que conduzcan a su detención.

Cómo se construye un imperio criminal

El Padrino irlandés, como también se conoce a Christy Kinahan, nació en 1957 en un barrio de Londres. Hijo de inmigrantes católicos, la familia regresó a Dublín cuando él aún era niño. Aunque comenzó trabajando como taxista, no tardó en empezar a traficar drogas.

En 1986, cuando ya estaba casado y tenía dos hijos, lo pillaron con heroína; y en los años siguientes entró y salió varias veces de la cárcel y –según cuenta el experto en crimen organizado John Mooney al The Sunday Times– también actuó como 'soplón' de la Policía. Christy nunca tuvo problema en jugar a ambos lados de la ley.

En 1997 entró en la cárcel de alta seguridad de Portlaoise por robar cheques de viaje. Allí, rodeado de los hombres más peligrosos de Irlanda, sufrió una auténtica transformación. Durante los cuatro años que estuvo entre rejas se licenció en Humanidades; aprendió español, francés y holandés; y su acento y sus maneras se refinaron. «Salió de la cárcel con un plan: ser el mayor traficante de drogas de Irlanda», afirma Craig Turner, subdirector de la Agencia Nacional contra el Crimen del Reino Unido. «Aprendió idiomas para tratar directamente con los cárteles latinoamericanos. Quería eliminar intermediarios».

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El patriarca. Christy Kinahan en su actual imagen de consultor empresarial y, a la derecha, siendo detenido en 2010 en una redada.

Una vez en libertad, se trasladó a Inglaterra, donde constituyó varias empresas (desde centros de bronceado a concesionarios) mientras viajaba de un lado a otro de Europa, apoyado por un pequeño ejército de pistoleros, asesores y blanqueadores de dinero.

Su entrada en la superliga del crimen se produjo en el año 2006, cuando su organización se trasladó a la Costa del Sol. Su modus operandi era sencillo: compraba droga a grupos paramilitares y a los cárteles colombianos, y se la vendía a bandas europeas y de otros países. Al mismo tiempo, ofrecía servicios de blanqueo de dinero (a través de empresas pantalla y paraísos fiscales) y protección en caso de peligro.

Para entonces, Christy ya no actuaba solo. Se habían unido a él sus dos hijos mayores (nuestro hombre tiene otros ocho hijos de varias mujeres). La Policía española le pisaba los talones, pero parecía incapaz de detenerlo. En mayo de 2010 se llevó a cabo una gran operación en la que fueron detenidas 32 personas; entre ellas, Christy y sus hijos. Los hermanos pronto quedaron en libertad. Christy, por su parte, fue extraditado a Bélgica para cumplir una condena por blanqueo de capitales, pero en 2013 quedó también libre y regresó a la Costa del Sol junto con sus hijos aún más fuerte y poderoso.

Fuga y reinvención en Dubái

La gran jugada del clan fue trasladarse a Dubái. Pero esta vez Christy no se conformó con blanquear dinero, decidió blanquear su propio pasado. Se reinventó como el respetable consultor Chris Vincent, instalado en el Golfo junto con sus hijos y su nueva mujer, turca. Desde entonces, las gestiones del Gobierno irlandés para extraditarlo han resultado inútiles.

Christy, que había establecido desde hacía años fuertes conexiones con Irán y su aliado Hizbolá, utilizó el sistema bancario clandestino hawala para mover dinero por todo el mundo. La hawala es una red informal de pagos que mueve millones de dólares fuera del alcance de los gobiernos. Creada por los musulmanes hace siglos y basada en la confianza, Christy aprovechó el anonimato de sus transacciones para sus intereses.

Después de pasar cuatro años en una cárcel de alta seguridad, Kinahan salió decidido a ser el mayor traficante. Se licenció y aprendió idiomas: español, holandés... quería tratar directamente con los cárteles, eliminar intermediarios

La conexión de los Kinahan con Irán e Hizbolá saltó en 2016. Ese año se descubrió que el clan irlandés había facilitado un apartamento seguro en Dublín a Naoufal Fassih, un sicario holandés de origen marroquí que había matado a un ciudadano iraní en los Países Bajos. Los servicios de inteligencia holandeses llegaron a la conclusión de que Irán estaba detrás del crimen, de que el Gobierno de los ayatolás había contratado para ello a Hizbolá y de que este grupo paramilitar, a su vez, había buscado la ayuda del cártel.

El último acto del clan mafioso irlandés es el enfrentamiento entre el capo y uno de sus hijos. La versión oficial era que Christy había cedido voluntariamente las riendas de la organización a su hijo Daniel, de 46 años, pero, según el investigador John Mooney, que lleva una década siguiendo al clan, el relevo no habría sido tan armonioso. Quizá por ello, alrededor de 2018, Christy inició una nueva vida en Zimbabue. Eso le permitía distanciarse de la tirante relación con sus hijos y también ejecutar una jugada maestra con la que pretendía volver a ser relevante al expandir aún más las operaciones del cártel.

No es oro todo lo que reluce...

En los últimos años, la industria del oro de Zimbabue se ha convertido en una pieza clave en el blanqueo de capitales de organizaciones delictivas. Las mafias introducen dinero de contrabando en el país, donde lo usan para comprar oro a los pequeños mineros. El metal se funde para enmascarar su origen y se vende después a comerciantes de Dubái. Christy abrió varias 'líneas de negocio' más: empresas de aviación, tráfico ilegal de tabaco... y regresó triunfante a Dubái en 2020.

Pero la situación cambió el año pasado, cuando la Administración Biden puso en su punto de mira al cártel. Los Kinahan ya no eran solo criminales, sino una amenaza para el orden mundial por su apoyo financiero al terrorismo respaldado por Irán.

En cuanto Estados Unidos puso precio a sus cabezas, Christy y sus dos hijos abandonaron Dubái y pasaron un tiempo en la clandestinidad. Pero solo fueron unos meses. Ahora vuelven a dirigir su imperio desde Dubái. Por el momento, parecen intocables. Al menos mientras puedan seguir pagando sobornos a sus protectores en los Emiratos Árabes Unidos.


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