Las mujeres del Ku Klux Klan: la fachada moral de la secta
Miércoles, 26 de Octubre 2022
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Soy más que la túnica y la capucha (...) soy el alma de América». Con frases así de contundentes la predicadora cuáquera Daisy Douglas Barr arrancaba los aplausos y despertaba el fervor de su público. Era una oradora excelente. Tenía magnetismo. Era capaz de congregar a casi 2000 personas en capillas y pequeños locales, personas que tras escuchar sus discursos salían pletóricas, convencidas, con la pluma en la mano para firmar la adscripción a donde Daisy les dijera, y Daisy las enrolaba en el Ku Klux Klan.
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