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Volar en cohete a Nueva York en menos de media hora: la gran jugada de Elon Musk

Starship revoluciona el transporte aéreo

Volar en cohete a Nueva York en menos de media hora: la gran jugada de Elon Musk

Nueva York-Shanghái en 30 minutos. Los cohetes reutilizables de Starship, la empresa de Elon Musk, no solo aspiran a llegar a Marte. Van a transportar pasajeros y cargas en vuelos comerciales aquí en la Tierra, compitiendo con las aerolíneas. Los vuelos van a entrar en otra dimensión. Y esta vez no es una fanfarronada del magnate.

Viernes, 13 de Septiembre 2024

Tiempo de lectura: 8 min

La forma más rápida de ir de un punto a otro de la Tierra es con un misil balístico intercontinental. Siempre que se cumplan dos condiciones: una es asegurarse de quitarle la cabeza nuclear y dos, procurar que aterrice», bromea Elon Musk… Ah, no. Que no bromea.

Musk ya cuenta con el cohete más grande y potente de la historia. Es el Starship, el proyecto más audaz de su compañía SpaceX. Sí, la que en el futuro nos llevará «a la Luna, Marte y más allá» (o eso promete el magnate). Pero que también tiene otro objetivo: transportar pasajeros y cargas en vuelos comerciales aquí en la Tierra, compitiendo con las aerolíneas. Según Musk, esta tecnología «permitirá viajar a cualquier parte del mundo en menos de una hora».

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La era de los 'espacio–puertos'. Elon Musk en la sede de Starbase, en Texas, que aspira a convertirse en el mayor 'espaciopuerto' del mundo. En la imagen que abre este reportaje, la nave Starship, propulsada por motores alimentados con metano, sobre la plataforma de lanzamiento en Boca Chica (Texas) en mayo.

SpaceX ya ha simulado algunas rutas: de Nueva York a Shanghái en 39 minutos (ahora los aviones emplean 15 horas); de Nueva Deli a Sídney en 36 minutos; de Londres a Dubái en 29; de Los Ángeles a Toronto en 24… «Cada cohete llevará unos mil pasajeros porque toda la cabina se aprovechará. Es tan rápido que no harán falta aseos». Eso sí, que se preparen los vecinos de los 'astropuertos', porque la onda sónica promete romper unos cuantos tímpanos: el 'cacharro' viaja a 25 veces la velocidad del sonido.

Un paso histórico en la era espacial

Todo parecía una de las fanfarronadas típicas de Musk, hasta que el magnate realizó ayer, 13 de octubre, su quinto lanzamiento. Los tres primeros, en apenas un año, terminaron con el cohete despendolado y autodestruido. Un desastre teniendo en cuenta que la gran novedad de Starship, además de su tamaño colosal, es su concepto revolucionario: por primera vez, se trata de un fiable cohete reutilizable. Pero esta compañía lleva la filosofía del ensayo y error a otro nivel. Por eso, cada vez que el Starship explosionaba, el personal de la misión de control estallaba en aplausos y un Musk sonriente hablaba de «éxito parcial». Pues bien, se implementaron 80 cambios y en el vuelo número 4 el éxito fue total. El cohete hizo aquello que se le pedía: 'tocar' órbita, volver sin desintegrarse en la reentrada atmosférica y aterrizar donde podía ser recuperado como si lo trajese el aparcacoches del restaurante. 

La idea original era montar un 'puente aéreo' interplanetario. Pero Musk es un maestro en utilizar sus visiones grandiosas para impulsar objetivos comerciales más inmediatos

Ese día, el 6 de junio, la historia aeroespacial dio el mayor salto desde la misión Apolo, cuando un ser humano caminó por la Luna. Pero quedaba un desafío, que se abordó –y superó– ayer. El propulsor Super Heavy, que impulsa al Starship, regresó a la base de Boca Chica y fue capturado por una gran pinza mecánica en la misma torre de lanzamiento. Es decir, no solo se puede reutilizar la nave, sino el gran cohete que lo propulsa.

Esta vez, la NASA no tuvo protagonismo y se limitó a mirar con envidia la fiesta de Musk en Boca Chica (Texas), la base de lanzamiento de SpaceX. «Este cohete habilitará una cinta transportadora en la órbita baja de la Tierra con una inmensa capacidad logística», había augurado el ingeniero Casey Handmer allá por 2021.

Por entonces, el proyecto aún se veía como un sueño lejano porque se asociaba a Marte, aunque Musk, experto en poner los dientes largos, lo 'vendía' como si la colonización del planeta rojo fuese inminente. La idea original era montar un 'puente aéreo' interplanetario. Pero Musk también es un maestro en utilizar sus visiones grandiosas para impulsar objetivos comerciales más inmediatos.

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El escudo térmico protector. Imágenes del acoplamiento del cohete Super Heavy y la Starship. Unos 18.000 azulejos con forma hexagonal cubren dos tercios de la nave, dispuestos sobre la estruc-tura de acero. Evitan que se desintegre. En abril, la explosión del megacohete abrió un agujero de miles de kilómetros en la atmósfera durante una hora.

Starship es mucho más que una evolución del cohete Falcon 9, el que SpaceX usa como caballo de batalla para sus lanzamientos orbitales ordinarios. Es una tecnología nueva. Sus motores Raptor, que también produce SpaceX en una fábrica texana, utilizan una mezcla de metano con oxígeno líquido, conocida como 'methalox', potentísima. Proporciona un empuje nunca visto que puede levantar 5000 toneladas como si tal cosa, el peso de nueve Airbus a380, el avión de pasajeros más grande del mundo.

El cohete tiene dos partes: el propulsor Super Heavy (con 33 motores) y la nave propiamente dicha o Starship, en la que viajarán los pasajeros y la carga útil, impulsada por otros seis motores que se encienden cuando esta se desgaja de la etapa impulsora. En total, el prototipo mide 121 metros, pero la versión final superará los 150 y cargará 200 toneladas de material.

Starship ya tiene contrato con el Pentágono, que vislumbra que los cohetes de Musk servirán para desplegar a los marines en cualquier parte del mundo en menos de una hora

Tras el lanzamiento, el cohete propulsor 'cae' a la tierra y hay que 'recogerlo'. SpaceX ha construido una torre, dotada de un gigantesco brazo robótico, para atrapar al cohete propulsor cuando desciende. En cuanto a la nave Starship, esta se posará dócilmente (o esa es la idea) cuando llegue a su destino en plataformas portátiles tanto en tierra como en el océano.

Una alternativa a los vuelos del Concorde

Fundada en 2002 con dinero de la venta de Paypal, SpaceX ha sobrevivido milagrosamente a sus errores. El Falcon 1 falló varias veces antes de llegar a órbita en su última oportunidad, cuando Musk ya se había quedado sin dinero. Y todavía se recuerda cómo el excéntrico empresario intentó comprar misiles balísticos de la extinta Unión Soviética para fabricar sus primeros cohetes, pero lo de 'sostenme el vodka que te extiendo un cheque' no coló. Musk no ha dejado de lanzarse a la piscina. 

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La obsesión de Musk. Starship es la culminación del Big Fucking Rocket (BFR) o 'Cohete Jodidamente Grande', la obsesión de Musk desde que en 2005 dijo que haría de la humanidad una especie interplanetaria.

Ahora, las cuentas parecen respaldar su estrategia. Según The New York Times, el precio de poner un kilo de carga en órbita será de unos 200 dólares en el Starship. No es un low cost, pero resulta una ganga si lo comparamos con el coste del Shuttle antes de que la NASA lo retirase: 65.000 dólares por kilogramo. Por poner esto en perspectiva, el coste del billete de Starship por llevar a una persona de 80 kilos de Madrid a Nueva York, con 'escala' en la termosfera, una órbita baja entre los 80 y los 500 kilómetros de altura, costaría unos 14.000 euros; no apto para todos los bolsillos, pero era lo que costaba el pasaje del Concorde a precios actualizados, y supone una sustanciosa rebaja respecto a los 5 millones que le costaba a la NASA un astronauta 'al peso'.

El Pentágono y la NASA ya son clientes

SpaceX autofinanciaba su proyecto 'marciano' con otros negocios más terrenales, como el de las comunicaciones satelitales de Starlink; haciendo de transbordador para la NASA y con misiones privadas para millonarios, como Polaris Dawn, pero ya tiene asegurados contratos muy lucrativos. Con la propia NASA, para llevar astronautas a la Luna en las misiones Artemis. Y con el Pentágono, que vislumbra que los cohetes de Musk podrían desplegar a los marines en cualquier parte del mundo y 'en cero coma'.

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A lo grande. No hay fotos del interior del Starship, pero, como referencia, está la cápsula tripulada Dragon V2, que se usa para transportar astronautas. 

Como suele pasar con los avances tecnológicos, el interés de los militares está siendo decisivo. Lo es desde 2020, cuando el Departamento de Defensa de Estados Unidos se asoció con SpaceX para desarrollar «el equivalente a un avión de carga C-17 que moviese personal y material a cualquier destino en menos de una hora». Era, sobre todo, un bosquejo teórico. Pero la recién creada Fuerza Espacial vio el cielo abierto… Literalmente. Establecida como la sexta rama de las Fuerzas Armadas, ha luchado desde sus inicios por justificar su existencia y definir sus misiones. Y se aseguró la colaboración de SpaceX para el programa Vanguard, casi de ciencia ficción.

Vanguard incluye una cláusula llamada 'Rocket Cargo'. En 2022, SpaceX recibió un contrato de 102 millones de dólares por cinco años para desarrollarlo al que han seguido otros. El objetivo es usar naves espaciales para transportar una fuerza de acción rápida. El plan se ha ido adaptando por el mutuo interés de la Fuerza Espacial, que adquiere así una relevancia estratégica inusitada, y del propio Musk. El primer gran ensayo conjunto está previsto para 2025 o 2026.

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El brazo que atrapa los cohetes al vuelo. El Starship se divide en dos partes: el cohete propulsor y la nave. El propulsor, en la foto, cae o desciende poco después de impulsar a la nave. Para evitar que colisione en el suelo, SpaceX ha desarrollado un brazo robótico que lo captura al vuelo, como se ve en la imagen.

El programa Vanguard trabaja sobre todo con una hipótesis: defensa y evacuación de embajadas y otros intereses. Pero algunos expertos cuestionan la idoneidad del uso de cohetes en entornos urbanos y situaciones caóticas, y auguran que acabará como el escudo antimisiles de la era Reagan, que absorbió un presupuesto masivo y no llegó a nada. La Fuerza Espacial señala, sin embargo, otro posible escenario para usar los cohetes de Musk: el Pacífico, por la creciente tensión entre China y Taiwán.

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Mechazilla. El 'Godzilla mecánico' de SpaceX atrapando el 13 de octubre el cohete SuperHeavy, siete minutos después de haber propulsado la nave Starship, una maniobra que requiere una precisión milimétrica en un aparato que pesa 4400 toneladas.

China también es el principal competidor comercial de SpaceX. En el sector privado, la empresa LandSpace ha desarrollado los cohetes Zhuque, pioneros en usar la famosa mezcla de metano y oxígeno que permite el lanzamiento de cohetes pesados; mientras que el Gobierno desarrolla el Larga Marcha 9, comparable a Starship, aunque maneja una agenda más pausada: 2033 para el primer vuelo. No obstante, China ha demostrado ser capaz de acelerar sus programas cuando lo considera necesario. 

El coste del billete por llevar a una persona de 80 kilos de Madrid a Nueva York, con 'escala' en la termosfera, podría costar unos 14.000 euros; caro, pero era lo que costaba el pasaje del Concorde

De momento, el dominio de SpaceX es abrumador. En 2023 realizó 96 lanzamientos orbitales exitosos, por solo siete del resto de sus competidores estadounidenses combinados, incluido Blue Origin, de Jeff Bezos. La NASA ya depende casi por completo de SpaceX para sus propias misiones. Incluso le ha pedido ayuda (y le acaba de conceder 843 millones) para derribar la Estación Espacial Internacional cuando llegue al final de su vida útil. Y, además, ha venido a darle la puntilla a su competidor, Boeing, al pedirle a SpaceX que traiga de vuelta a los astronautas que han quedado atrapados en la Estación al averiarse la nave de Boeing en la que llegaron.

«Me preocupa que hayamos puesto todos los huevos en la misma cesta, o sea, en la cesta de SpaceX», reconoce Jim Bridenstine, exadministrador de la NASA. Una preocupación que se ha agudizado en los últimos tiempos por la personalidad cada vez más volátil de Musk, que va a lo suyo… El quinto lanzamiento de SpaceX ya está listo, aunque aún no tiene fecha oficial. Diez, nueve, ocho...