Viernes, 27 de Diciembre 2024, 09:37h
Tiempo de lectura: 6 min
No solemos reparar en ella, salvo cuando se amontona. Cada día –o mejor dicho cada noche– un ejército de ángeles silenciosos se encarga de retirarla, sin que se les haga por ello homenaje alguno. Por eso le damos aquí voz a alguien que se molesta en recordarlos y ponderar su esfuerzo. La basura, en otras formas, se cuela en nuestro espacio público y en la conversación común sin que haya nadie que desempeñe con ella tan higiénica labor. Nos hemos resignado a convivir con ella, como una servidumbre inevitable de nuestro tiempo que se cree superior a otros. Argumentos basura, ideas basura, promesas basura. Caen sobre nosotros como un mal atmosférico que nadie puede o quiere detener. Pese a todo, es Navidad. Siempre queda celebrarla con quienes nos aportan algo mejor.