Viernes, 17 de Enero 2025, 09:34h
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Dicen que no ofende quien quiere sino quien puede, también que se ofende el que quiere ofenderse, y cierto es que a veces se sobreactúa la ofensa. Sin embargo, se convendrá en que, puestos a elegir, lo sensato es no ofender a otro si cabe evitarlo y no es imprescindible. Y, cuando resulta haber ciudadanos ofendidos por algo que se ha difundido y retribuido con dinero público, quizá sea demasiado ligero dar a todos por excesivamente susceptibles. Quizá a quienes lo manifiestan con mesura y sin faltarle al respeto a nadie, como hace una de nuestras lectoras, procediera pensar en ofrecerles una respuesta un poco más elaborada. Quizá conviniera, en fin, que todos, sin perjuicio de nuestra libertad de expresión, meditáramos un poco mejor cuándo y dónde la ejercemos, frente a quiénes y bajo qué auspicios.