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Cortisona: el rumor sobre los nazis y la hormona peligrosa

Bondades y riesgos

Cortisona: el rumor sobre los nazis y la hormona peligrosa

Vale para todo: asma, gota, dermatitis... Pero la cortisona tiene un gran problema: sus efectos secundarios. Por fin se ha descubierto cómo funciona esta hormona, que se descubrió gracias a la casualidad.

Lunes, 01 de Julio 2024, 09:11h

Tiempo de lectura: 3 min

Los que necesitaban sillas de ruedas se pusieron de pie. Y bailaron. Los que vivían atormentados por los dolores volvieron a reír. Así reaccionaron los pacientes con reumatismo del médico norteamericano Philip Showalter Hench cuando les inyectó cortisona por primera vez, en julio de 1948, en la Clínica Mayo. Parecía un milagro: el dolor desaparecía.

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Descubridores. Philip Showalter Hench y Edward Kendall recibieron el Nobel de Medicina en 1950 «por sus descubrimientos de la corteza suprarrenal». | Getty Images.

Aquello fue un hito en la historia de la medicina: la cortisona es un remedio para casi todo (asma, dermatitis, reumatismo, gota, esclerosis múltiple e incluso cáncer) que se descubrió de una manera curiosa. Durante la Segunda Guerra Mundial, entre los aliados se rumoreó que los alemanes estaban comprando ingentes cantidades de vacas argentinas. Se sospechaba que estaban interesados en sus glándulas suprarrenales y su posible uso para que los pilotos de la Luftwaffe volaran a grandes altitudes sin molestias por la presión.

El rumor no era cierto, pero fue muy útil porque esa sospecha estimuló la investigación de las glándulas suprarrenales en Gran Bretaña y Estados Unidos. Y resultó efectiva. En 1949, por fin, se consiguió disponer artificialmente de cortisona —hormona producida naturalmente en las glándulas suprarrenales— para uso médico.

Su investigación se impulsó por el espionaje en la Segunda Guerra Mundial

Ha sido un hallazgo crucial para la medicina, que, como muchos otros, se produjo alentado también por casualidades. El reumatólogo Hench había observado que sus pacientes mejoraban de la artritis reumatoide durante el embarazo y buscaba la sustancia responsable. Fue una suerte que su colega el bioquímico Edward Kendall estudiara en el laboratorio vecino las hormonas producidas por la corteza suprarrenal.

Sus bondades… y peligros

  • Poderosa

    El efecto antiinflamatorio de la cortisona actúa con eficacia para paliar enfermedades de la piel como los eccemas, las erupciones cutáneas o la psoriasis.

  • Y muy polifacética

    Y también es eficaz contra el asma, las alergias, la esclerosis múltiple, la gota… incluso se utiliza en la terapia contra el cáncer. Su gran inconveniente son los efectos secundarios: diabetes, aumento de la presión arterial, problemas estomacales… Una nueva investigación abre la posibilidad de crear mejores fármacos que puedan usarse a largo plazo.

Su colaboración supuso para ambos el Premio Nobel de Medicina en 1950. La cortisona tiene efectos antinflamatorios e inmunosupresores. También se usa para tratar enfermedades intestinales o autoinmunes como el lupus. Pero tiene un grave inconveniente. A largo plazo produce importantes efectos secundarios: hipertensión, osteoporosis, diabetes, caída del cabello, aumento de peso, trastornos del sueño y la memoria... Por eso, la industria farmacéutica lleva décadas intentando desarrollar sustancias que —como la cortisona— inhiban la inflamación sin esos efectos secundarios.

Hasta ahora se desconocían los detalles de su funcionamiento

Y se la estudia con lupa para desentrañar cómo funciona exactamente. Ahora, un equipo alemán dirigido por Gerhard Krönke —director del Departamento de Reumatología e Inmunología de la Clínica Charité— ha descubierto que la cortisona actúa sobre las centrales eléctricas de las células, las mitocondrias. «Este efecto sobre el metabolismo celular es crucial para la función antiinflamatoria», explica Krönke. Este hallazgo sienta las bases para el desarrollo de futuros agentes antiinflamatorios con menos efectos secundarios. Es un gran soplo de esperanza para millones de pacientes.