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Ni sifilítico ni depravado. Paul Gauguin, el chico no tan malo de la pintura

Una nueva biografía derriba mitos

Ni sifilítico ni depravado. Paul Gauguin, el chico no tan malo de la pintura

Gauguin en un retrato de 1893 en Montmartre. A la derecha: en otro retrato en 1900 en la Polinesia.

El genio del posimpresionismo tuvo una vida tan aventurera como el arte que creó. Su legado, sin embargo, ha sido cuestionado por su relación con jóvenes adolescentes en la Polinesia y las consecuencias de su vida sexual. Ahora, una nueva biografía desafía los mitos sobre la vida salvaje de Gauguin.

Viernes, 27 de Septiembre 2024, 10:07h

Tiempo de lectura: 6 min

Un paraíso del realismo mágico. Así define Sue Prideaux, autora de Wild thing: a life of Paul Gauguin, la más reciente y exhaustiva biografía sobre el pintor, el entorno en el que creció Paul Gauguin. La clave para entender al artista rebelde y carismático hay que buscarla, dice la autora, en sus primeros siete años en Perú. Su abuela afirmaba descender de los reyes incas. La conciencia de Gauguin se formó entre las cavernas oscuras del palacio familiar, iluminadas por gigantescos candelabros de plata y un jardín salvaje, acechado por jaguares y serpientes y rodeado de volcanes cubiertos de nieve que arrojaban fuego. Durante toda su vida, incide Prideaux, Gauguin buscó la libertad de los lugares salvajes que estuvieran a la altura de aquel Perú.

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