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El apasionante universo de las hormigas, bajo la lupa

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Existen 13.000 especies de hormigas y todas son diferentes. Hicieron su aparición sobre el planeta hace 170 millones de años, muchísimo antes que los homínidos y, por sus características, también podrían sobrevivirnos. Así es el mundo de estos diminutos gigantes.

Por Daniel Méndez / Fotografías: Eduard Florin Niga

Sábado, 18 de Septiembre 2021, 01:30h

Tiempo de lectura: 5 min

Actúan como barrenderas, recogiendo los desechos que el hombre deja caer en las ciudades. O carpinteras, excavando en la madera de los árboles para construir sus nidos. Algunas especies también nos ayudan a controlar las plagas del jardín, devorando el pulgón y otras amenazas para las plantas. Su labor en la cosecha puede ir incluso más allá. Algunas especies de hormigas, como las conocidas como 'cortadoras de hojas', cultivan hongos para alimentar a sus colonias. Y llevan ejerciendo esta actividad desde muchos millones de años antes de que el hombre aprendiese a cultivar cereales. Existen en torno a 13.000 especies de hormigas diferentes conocidas (y, en realidad, podrían ser casi el doble) y cada una de ellas tiene unos hábitos y unas características diferentes. Lejos de la uniformidad que pueden aparentar a simple vista, cada especie lleva muchos millones de años de evolución a sus espaldas, que se han traducido en una inmensa variedad en estos insectos pertenecientes al orden de los himenópteros. Hicieron su aparición hace casi 170 millones de años… mientras que el género Homo lleva apenas dos millones de años sobre la faz de la Tierra. En este tiempo han colonizado cada rincón, con una excepción: la Antártida.

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Mamás. Una reina de Tetramorium caespitum cuida sus larvas. Puede desarrollar hormigueros de hasta 10.000 ejemplares.

Las hormigas que se reproducen bajo las aceras de nuestras ciudades son de una especie diversa de aquellas que forman hileras para recoger las migas de pan de nuestra encimera. Y muy diferentes de las que viven en ecosistemas tan dispares como la selva tropical o el desierto del Sáhara.

Algunas llegan a vivir veinte años 

Parientes lejanos de las avispas, las más tempranas hormigas comenzaron a multiplicarse y extenderse cuando entraron en escena las plantas florales, a principios del Cretácico. Lejos de ser un intruso, estos insectos ayudan a dispersar polen y semillas y dificultan la labor de orugas y pulgones que dañan a las plantas. Y estas lo 'descubrieron' pronto, y comenzaron a producir néctares que atraen a las hormigas. Los ejemplares que han aparecido fosilizados en ámbar muestran que su aspecto era ya similar al actual. Y también su inmensa variedad. Como hoy, algunas especies tenían solo una hormiga reina en el hormiguero, mientras que otras albergaban a varias de esas 'damas' especializadas en poner huevos.

Las hormigas llevan 17 millones de años sobre la tierra y están en todas partes, menos en la Antártida

Algunas eran –y son– muy longevas, llegando a vivir hasta dos décadas, mientras que otras apenas sobreviven una temporada. En cambio, la Diacamma rugosum, originaria de Borneo, es una de las pocas especies que no cuentan con una casta de hormigas reinas. Cuando llega el momento de decidir cuál de las hormigas obreras pondrá los huevos, lo resuelven en intensos combates.

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Tejedoras de hojas. Un ejemplar de hormiga obrera Oecophylla smaragdina, presente en Asia tropical y Australia. Se llama también 'hormiga tejedora' porque construye nidos cosiendo hojas entre sí con seda producida por sus larvas.

En realidad, la mayor parte de las hormigas que alcanzamos a ver son hembras. El macho solo tiene una función en la colonia: la fecundación de la reina. A menudo es expulsado del nido una vez que ha cumplido con su labor. Incapaces de alimentarse por sí solos, terminan debilitándose y muriendo o devorados por uno de sus múltiples depredadores.

Es la reina quien decide la proporción de machos y hembras que formarán parte de la colonia: si fecunda los huevos, nacerán obreras. Si no lo hace, serán machos. La reina puede poner miles de huevos en su vida, pero la mayoría son no fecundados, es decir, los pone sin haber copulado con un macho. O, más precisamente, sin haber usado su esperma.

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Cuida del jardín. Estas obreras Lasius alienus, de Eurasia, están capturando los pulgones de una planta. Las hormigas representan el nivel más alto de organización social en los animales.

La fecundación de las hormigas es interna, el macho introduce el esperma en el interior de la hembra y esta lo guardará en una espermateca hasta que deba ser usado para la nueva generación de hormigas fértiles, hembras obreras. Los huevos no fecundados tienen la mitad de material genético. De esos nacen los machos.

Al mismo tiempo, el tamaño de cada hormiga dependerá de la cantidad de alimento recibido en su estado larvario. Y variará también su función. Algunas especies dan mayor alimento a algunas larvas para que alcancen un mayor tamaño y se conviertan en soldados, armados con fuertes mandíbulas para proteger al grupo. El resto irá y vendrá para proporcionar alimento. Una consecuencia de este modo de reproducción es que el nido está formado por diversas generaciones de hermanas que se ayudan entre sí. Y hay quien ha visto en esta solidaridad la clave del éxito de la organización social de las hormigas.

La fecundación de las hormigas es interna, el macho introduce el esperma en el interior de la hembra y esta lo guardará en una espermateca hasta que deba ser usado

Crean una comunidad que representa el nivel más alto de organización social que se da entre animales: la llamada 'eusocialidad', que comparten con algunos crustáceos y otros insectos, como algunas especies de abejas y avispas. Entre los vertebrados, la eusocialidad solo se ha observado en algunas especies de ratas topo. Tenemos mucho que aprender de las hormigas. Y conocerlas es sumergirse en un mundo mucho más diverso de lo que a simple vista parece.

Armadura

En esta foto, un ejemplar de Messor barbarus, una especie recolectora de semillas muy extendida en la Península Ibérica. El tórax protege su cuerpo. Algunas especies desarrollan una armadura de calcita y magnesio muy resistente.

Cuerpo flexible

El peciolo forma una cintura hecha de segmentos abdominales que permiten curvarse a las hormigas. Algunas albergan en su abdomen ácido fórmico para defenderse.

¡Córtate el pelo!

La macrofotografía de Florin Niga revela hasta el último filamento de estos insectos. Sus pelos cumplen diversas funciones: algunas especies tienen pelos sensoriales en la mandíbula que indican cuándo cerrar para atrapar a la presa. Sirven también para regular la temperatura; de ahí su abundancia en la hormiga plateada del Sáhara.

Oler por las antenas

Las hormigas, como la mayor parte de los insectos, ven mucho peor que nosotros. Las antenas son su órgano sensitivo más importante, las dotan de olfato y tacto.

Ganchos para escalar

Cuentan con garras en forma de gancho para escalar. Algunas dan grandes saltos; otras son capaces de planear.

Adaptabilidad

Las hormigas tienen seis patas. Solo las reproductoras –las reinas y los machos– tienen alas, aunque la reina las pierde tras su vuelo nupcial.  Hay especies que carecen de alas.

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El libro Ants, workers of the world, de Eduard Florin Niga y Eleanor Spicer Rice está editado por Abrams.
Etiquetas: animales
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