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Monegros

¿El paisaje del futuro?

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Bienvenidos a los Monegros, un paisaje árido donde para sobrevivir hay que ser un auténtico superhéroe. Lo que no impide que allí vivan más de cinco mil especies de flora y fauna. Por ello, la comarca se perfila como la próxima incorporación a la Red de Parques Nacionales de España. Nos adentramos en la vida secreta de un lugar único que el cambio climático puede convertir en cotidiano.

Por Daniel Méndez / fotos: Carlos Carrión

Martes, 31 de Agosto 2021

Tiempo de lectura: 4 min

Desde el más pequeño de los invertebrados que habita sus pozas salinas hasta las sabinas que crecen desperdigadas en sus dehesas, todo ser viviente que quiera seguir siéndolo en este paisaje estepario se ve obligado a 'inventar' métodos únicos de supervivencia. Lo han hecho, por ejemplo, la ganga y la ortega, dos especies de ave conocidas también como 'palomas del desierto', que han desarrollado un ingenioso sistema para transportar el agua durante largas distancias: la albergan entre las plumas de su pecho. Y así pueden saciar la sed de sus polluelos, incluso aunque el bebedero más cercano se encuentre a kilómetros del nido. Igualmente, muchas de las plantas que beben el agua de los suelos salinos, tan abundantes en la comarca, se ven obligadas a idear sistemas para expulsar las sales.

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Tres paisajes en uno.El parque reflejaría, por un lado, la dehesa. Por otro, la zona desértica, esos suelos de yeso como un paisaje marciano. Y, por último, la sierra de Jubierre (en la imagen). Una isla boscosa que ha sido propuesta, además, como uno de los lugares donde recuperar el lince y en la que sorprenden los imponentes tozales, unas formaciones de materiales resistentes –arenisca– asentadas sobre materiales débiles que el agua y el viento han erosionado dando lugar a formas imposibles como las de la imagen que abre este reportaje.

Géneros como Tamarix o Limonium se recubren de sales durante el día, y adquieren un color blanquecino, que es, asimismo, un 'sistema multiusos' para conseguir sobrevivir: evita el calentamiento excesivo (y aquí en verano el calor aprieta de veras), sirve para deshacerse de la incómoda salinidad y también como protección contra los herbívoros. Hay, por otro lado, insectos que pueden esperar años a que se den las condiciones óptimas para poner sus huevos. Porque aquí la paciencia es, más que una virtud, una condición imprescindible para garantizar la supervivencia de la especie.

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Montes de yesos.Las tierras áridas, como este monte de yesos, son un ecosistema emparentado con las estepas asiáticas. A simple vista parece un secarral,  pero alberga 5400 especies de flora y fauna. En la región hay incluso algunos grandes vertebrados. Zorros y jabalíes son frecuentes en la sierra de Jubierre.

Son solo algunos ejemplos de los mecanismos que flora y fauna han ideado a lo largo de millones de años de adaptación al árido paisaje estepario de los Monegros. A ojos de un profano, el paisaje en algunas zonas puede parecer poco más que un desierto sin vida, más allá de algunos matorrales que pueblan su superficie. Pero este secarral alberga más de tres mil especies de insectos, un millar de especies de plantas distintas, 160 especies de aves… Una sola cucharada de agua de sus 'saladas' —los lagos salinos de poca profundidad que se distribuyen a lo largo de la comarca— puede contener hasta diez millones de microorganismos. Y muchas de las especies de plantas y animales que lo habitan son endémicas: solo se encuentran aquí.

Altos vuelos.
Altos vuelos.Amantes de las aves de todo el mundo acuden para observar, entre otras, a la alondra ricotí (en la foto), conocida como 'rocín' en Aragón, una especie amenazada. Viven aquí otras aves esteparias como el águila perdicera, el sisón o la avutarda, una de las aves voladoras más pesadas que existen.

Este ecosistema único en Europa —hay que ir a la estepa asiática para encontrar parajes similares— podría ser la próxima incorporación a la Red de Parques Nacionales de España. Esta es, al menos, la intención de la ONG SEO Birdlife, que presentó hace algunas semanas una propuesta de creación del Parque Nacional Estepa de los Monegros, recuperando una propuesta que lleva años sobre la mesa, pero que no termina de cuajar. «Es un parque modesto, no hemos sido grandilocuentes —cuenta a XLSemanal Luis Tirado, delegado de SEO en Aragón—. Pero serviría para saldar una deuda con el sistema agroestepario en nuestra Red de Parques Nacionales. No olvidemos que la ley dice que cada hábitat o paisaje existente en España debe tener su parque nacional. Y Monegros es la zona que mejor refleja la fauna y flora agroesteparia». Pone énfasis en el prefijo 'agro' «porque este es un hábitat donde viven agricultores y ganaderos. Y, para mantener la viabilidad del parque, necesitamos que mantengan su actividad», explica.

Hay, sin embargo, un viejo conflicto con las comunidades de regantes de la zona, que se oponen a la creación del parque nacional pensando que podría perjudicar a su actividad. Luis Tirado asegura que han creado un trazado alejado de las zonas de conflicto.

'En los próximos años, gran parte del territorio español va a ser como los Monegros. Un Parque Nacional aquí puede ser un laboratorio de modos de vida compatibles con el cambio climático'

Y aporta, además, un aspecto más para apostar por el Parque Nacional de los Monegros, que tendría una extensión de 28.000 kilómetros cuadrados: el calentamiento global contribuirá a la desertificación de la Península. «En los próximos 50, 60 o 70 años, gran parte del territorio español va a ser como los Monegros. Y un parque nacional aquí puede suponer un laboratorio extraordinario para ver modos de vida compatibles con los efectos del cambio climático», concluye.

Un centenar de pequeñas lagunas se extiende en la comarca. Su concentración de sal es hasta diez veces mayor que en el agua del mar. Forman ecosistemas extremos que, más allá de Monegros, solo se encuentran en Asia y África. Contra todo pronóstico, albergan vida.

Etiquetas: Cambio climático
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