Talento Joven Fundación BBVA Pau Rodríguez, informático: «La inteligencia artificial ya es capaz de medir tu dolor»
El paciente ya no necesita hablar. Ni poner gestos de dolor. A las máquinas les basta con observar su rostro para saber cuánto está sufriendo y si necesita medicación. Lo hacen gracias a investigaciones como las de Pau Rodríguez, premiado por la Fundación BBVA y la Sociedad Científica Informática Española.
Domingo, 29 de Octubre 2023
Tiempo de lectura: 2 min
La cara es el espejo del alma… y una herramienta para que la inteligencia artificial (IA) descifre nuestras emociones. «Entrené a una red neuronal con imágenes en vídeo de rostros de pacientes en rehabilitación, y la red aprendió a medir cuánto dolor sentían basándose en sus expresiones y en los micromovimientos de los músculos faciales imperceptibles para el ojo humano», explica Pau Rodríguez (Sabadell, 1991).
Por sus contribuciones aplicadas a la visión artificial recibió el galardón de la Fundación BBVA y la Sociedad Científica Informática Española a investigadores jóvenes informáticos. «Al acabar el doctorado, me fui a Canadá. El premio aumentó mucho mi visibilidad y ha contribuido, creo, a mi vuelta a Barcelona. Me he incorporado a un equipo de Apple». «Obtener un método objetivo para avisar de que una persona está sufriendo –cuenta Pau Rodríguez– puede reducir la espera para recibir medicación y mejorar la atención hospitalaria». ¿Y reducir plantillas?
«Es difícil que una máquina de medición del dolor sustituya a una persona, igual que un oxímetro no sustituye a quien lo maneja. No obstante, hay que abordar el impacto de la IA en el mercado laboral y se debería hacer en el ámbito político», advierte. «Mi modelo se adapta al alzhéimer y a cualquier otra enfermedad para la que exista un test de diagnóstico visual y suficientes datos», añade. A la vez podría detectar estrés, depresión...
Incluso se pueden desarrollar modelos para el bienestar animal. «Si existe una señal visual, una red neuronal la puede aprender. El problema es cómo obtener una base de datos y hacerlo de manera ética». Rodríguez también desarrolla algoritmos de aprendizaje computacional.
«Uno de los fallos de la IA actual es que le cuesta generalizar. ChatGPT sabe multiplicar dos números de hasta tres cifras, pero se equivoca a partir de cuatro, ya que, en vez de aprender a multiplicar, ha memorizado el resultado de diferentes combinaciones de dígitos. Pero si los números son muy grandes es difícil encontrar una combinación concreta en el entrenamiento. Y se necesitan humanos que corrijan esos errores. Investigo nuevos métodos para generalizar con pocos ejemplos, no con millones de datos... Espero que la IA resuelva los más grandes problemas de la humanidad».
Las claves de mi investigación
«Mi enfoque consiste en el análisis de imágenes y vídeos para medir el dolor de un paciente. Se basa en el aprendizaje con redes neuronales artificiales, que imitan las del cerebro».
«El modelo aprende con los micromovimientos de los músculos faciales y se ajusta a cada persona, pues el umbral de dolor cambia de una a otra y hay culturas que lo exteriorizan menos».
«Es un sistema automático y no invasivo (sin cirugía). Permite monitorizar el dolor de un paciente sin necesidad de preguntarle cosas de continuo o en circunstancias en las que no puede hablar».
«Lo entrené con una base de datos pública de vídeos de pacientes en rehabilitación, etiquetados con el dolor percibido en cada momento. Se puede adaptar a otras enfermedades, como el alzhéimer».
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