¿Estoy deprimido o estoy cansado?: «La fatiga motivada por la depresión no va a mejorar aunque descanses»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

SALUD MENTAL

Estar cansado puede ser síntoma de depresión.
Estar cansado puede ser síntoma de depresión. La Voz de la Salud | iStock

Analizamos cuándo la fatiga puede estar ligada a un trastorno anímico con la ayuda de tres expertas

09 nov 2022 . Actualizado a las 17:35 h.

La fatiga es un síntoma de diversas patologías y dolencias. Cuando se mantiene en el tiempo y es más intensa que el cansancio que podríamos achacar a una noche de desvelo o una temporada de estrés laboral, puede estar indicando que algo no está bien en nuestro cuerpo. Pero además de ser una señal de que algo pasa, la fatiga puede confundirse con una enfermedad.

Concretamente, la depresión tiene síntomas muy similares a un agotamiento mental y físico que puede darse a causa de un trastorno del sueño. En este sentido, hay que recordar que trastornos como el insomnio incrementan el riesgo de sufrir este problema de salud mental. Es decir, cansancio y depresión están estrechamente ligados.

La incapacidad para levantarse de la cama por falta de energía es una situación que muchos pacientes con depresión reportan. Además de una desgana anímica, la apatía o anhedonia que caracteriza el cuadro depresivo, la sensación de cansancio suele estar muy presente en estos casos. Tanto es así, que muchas personas llegan a preguntarse si es que están cansadas o deprimidas.

El impacto del sueño en la salud mental

Para entender si lo que estamos sintiendo va más allá del cansancio y es, en realidad, un problema de salud mental, debemos prestar atención a nuestros patrones de sueño, ya que lo primero que nos dará una pista será entender si es suficiente el tiempo que estamos durmiendo. «Dormir lo suficiente es fundamental para mantener una salud mental equilibrada. Sueño y salud mental van de la mano y una mala calidad de sueño, o un tiempo de sueño nocturno insuficiente, pueden derivar en problemas de salud mental, como la depresión o la ansiedad», señala María Ángeles Bonmatí, neuróloga de la Sociedad Española de Sueño (SES).

«Por otro lado, en ocasiones, una mala calidad de sueño, dificultades para conciliarlo o mantenerlo, pueden ser síntomas de que algo no va bien con respecto a nuestra salud mental. Mejorar los síntomas del insomnio probablemente mejorará la salud mental durante el día y mejorar los síntomas durante el día mejorará la calidad del sueño», observa Bonmatí.

Esto, como sostiene la experta, funciona en ambos sentidos. Es decir que, si logramos regularizar nuestros ritmos circadianos y mejoramos así la calidad de nuestro sueño, a nivel emocional notaremos los beneficios de hacerlo. «Un buen sueño favorece un buen estado de ánimo, contribuye a la regulación de las emociones, ayuda a resolver la angustia emocional asociada a los eventos estresantes. El insomnio se asemeja a un estado de ansiedad, los pacientes experimentan falta de control, de amabilidad, neuroticismo, fatiga, peor respuesta al estrés, perfeccionismo, incapacidad de experimentar experiencias placenteras o felicidad», afirma la neuróloga Rybel Wix, miembro del grupo de insomnio de la SES.

Cansancio y tristeza: ¿cómo distinguirlos?

La tristeza es una emoción que se puede confundir con agotamiento. «Es habitual que después de una mala noche de sueño reaccionemos de forma desmedida, con frustración o incluso llanto ante una dificultad que en otro momento nos parecería un inconveniente sin importancia y de fácil solución. Una mala noche de sueño puede significar estar más irritable y tener sensación de tristeza, aparte de un menor rendimiento cognitivo que también puede revertir en una peor autopercepción, lo que nos llevará a tener sensaciones desagradables», observa Bonmatí. En este sentido, el buen descanso es un pilar para mantener nuestra salud mental en condiciones.

El problema es que, en muchos casos, no es tan fácil determinar cuál es la causa y cuál la consecuencia. Fatiga y angustia pueden ser, frecuentemente, un caso de la pescadilla que se muerde la cola. «Para diagnosticar la depresión, una de las sintomatologías que aparecen recogidas en el DSM es el cansancio, la abulia. Entonces, puede estar relacionado directamente: primero estás muy cansado y eso genera sentimientos depresivos. Si es así, en el momento en el que descanses, te vas a sentir emocionalmente bien también. En el momento en el que paras y puedes tomar unas vacaciones, emocionalmente vas a recuperarte», explica la psicóloga María Lueiro Mendoza, vocal de la sección de Psicoloxía da Intervención Social del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.

«En cambio, si es al revés, si tienes un cansancio motivado por la depresión que tienes previamente porque hay una alteración en la serotonina y los neurotransmisores en tu cerebro y, aparte, hay otros síntomas dentro de ese trastorno afectivo, el cansancio no va a mejorar porque descanses. Es más, cuanto más descanses, más vas a querer descansar y más te vas a meter en cama y evitar hacer actividades», aclara Lueiro.

Cómo evitar que el cansancio impacte en nuestro estado anímico

Has tenido una mala noche de sueño. A todos nos puede pasar. Quizás saliste hasta un poco más tarde de lo habitual, bebiste alcohol o tomaste una cena pesada. O quizás fue el estrés del día a día colándose en tus horas de descanso. ¿El resultado? Durante el día, te sientes irritable, impulsivo, o incluso angustiado. Los sentimientos negativos te invaden. Pero no todo está perdido. Hay algunas estrategias que te pueden servir para atravesar ese día de una forma más amena, siempre y cuando el haber dormido mal sea la excepción y no de la norma, claro.

«Intentar ser consciente de que ese estado anímico se debe a haber dormido mal y que al día siguiente estaremos mejor porque podremos dormir mejor» es lo que recomienda en este sentido Bonmatí. «Con respecto al aspecto fisiológico, si se tiene mucha necesidad por dormir y las obligaciones lo permiten, se puede dormir una siesta no muy larga para intentar recuperarnos sin interferir con el sueño nocturno siguiente. El café puede ayudar momentáneamente, pero no es la solución puesto que supone, de alguna forma, engañar a nuestro cerebro bloqueando los receptores de adenosina, que son los que captan la necesidad por dormir», apunta la neuróloga.

Consejos de la doctora Rybel Wix para dormir mejor:

  • Nuestro cerebro agradece antes de dormir el orden y las rutinas, es muy importante conseguir un grado de relajación suficiente que favorezca la transición de vigilia hacia el sueño. Es importante evitar aquellas situaciones que nos activen (discusiones, planificar la jornada laboral, actividad física intensa).
  • Mantener horarios fijos para acostarse y levantarse incluido los fines de semana.
  • Hacer ejercicios aeróbicos de manera regular, mejor si es al aire libre, no muy cerca de la hora de irse a la cama.
  • Exponerse a la luz solar por las mañanas.
  • Controlar el uso de pantallas y dispositivos que emitan luz azul por la noche, ya que no favorecen la liberación de melatonina.
  • Se pueden hacer siestas cortas de 20 minutos.

Si el cansancio es algo sostenido en el tiempo y notas que no mejora con el descanso, puede ser momento de acudir al médico. «Yo creo que el momento es cuando esos sentimientos negativos y ese cansancio, el querer estar en cama, querer descansar continuamente, el desgano, la abulia, nos están afectando a nivel laboral, social o familiar. Cuando notamos que este cansancio nos está afectando al día a día, hay que acudir a un especialista, porque entonces hay algo más que un simple cansancio», aconseja Lueiro.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.