¿El edulcorante eritritol aumenta el riesgo de ictus e infartos?: los expertos responden
VIDA SALUDABLE
Distintos investigadores analizan el estudio publicado en «Nature Medicine» y señalan que es limitado por varias cuestiones: una parte es observacional y la muestra de voluntarios, muy pequeña
28 feb 2023 . Actualizado a las 18:16 h.La reducción del consumo de azúcar ha sido paralela al aumento de edulcorantes. Son muchos los productos que cuentan con su alternativa «sin» en los estantes del supermercado y que, para no perder el poder de su sabor, van cargados de endulzantes artificiales que la mayoría de la población no atina a identificar. De base aportan cero (o muy pocas) calorías, pero su palatabilidad llega a ser más potente que la de su primo, el azúcar. Sin embargo, no están exentos de polémicas. El pasado agosto se publicaba en la revista científica Cell un artículo en el que se indicaba que la sacarina o la sucralosa no podían considerarse «inertes», pues podían alterar la microbiota intestinal y afectar a la tolerancia a la glucosa.
Ahora, una nueva investigación publicada en la revista Nature Medicine este lunes, pone el foco sobre el eritritol, un edulcorante que forma parte del grupo de polioles y se encuentra de forma natural en ciertas frutas como los melones o las uvas. Aporta cero calorías y destaca, en el mercado, por su alta tolerancia a la digestión. Se absorbe en el intestino delgado y el organismo es capaz de eliminarlo en cuestión de 24 horas. Además, no afecta a los niveles de glucosa, por lo que es apto para diabéticos, y tampoco es cariogénico. Con todo, no parece oro todo lo que reluce.
El estudio, cuyo autor principal es Stanley Hazen, doctor especializado en Diabetes, Endocrinología y Metabolismo de la Clínica Cleveland (Estados Unidos), relaciona el consumo de eritritol con un mayor riesgo de tener problemas cardiovasculares, como un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular. «Aunque generalmente se consideran seguros, se sabe poco acerca de los efectos de salud a largo plazo», precisan los investigadores.
Su uso no ha hecho más que crecer. En los últimos años, se ha ido perfeccionado su producción mediante la fermentación del maíz y, según apunta la investigación, está previsto que su empleo en la industria se duplique en el siguiente lustro.
Para el estudio, recogieron información de 1.157 pacientes cardíacos a lo largo de tres años. Se observó que el número de ictus, infartos y muertes por causas cardiovasculares fue mayor en aquellos que habían registrado más consumo de eritritol. Es más, el 25 % de personas que presentaban una mayor ingesta de edulcorantes tuvieron el triple de accidentes cardiovasculares que el 25 % que había registrado un menor consumo. La investigación señala que el riesgo era independiente de otros factores cardiovasculares de los participantes, con una media de 65 años.
A partir de ahí, el equipo de Hazen profundizó en la asociación existente entre el eritritol y el riesgo cardiovascular en otros dos grupos de pacientes: 2149 estadounidenses y 833 personas de Europa. El análisis volvió a encontrar que el riesgo era mayor en aquellos que tomaban más cantidad. Sin embargo, esta conclusión se presenta con asteriscos. El peligro se observó en individuos que ya tenían un riesgo cardiovascular elevado, por lo que no se puede extrapolar a la población en general.
El estudio también incluyó experimentos realizados in vitro, en los que el eritritol aumentó la reactividad plaquetaria y la formación de trombosis, así como en ratones, con los que confirmaron que al incrementar su presencia en sangre, aumentaban los trombos. Por último, los investigadores analizaron el papel de este edulcorante en el sistema circulatorio de ocho voluntarios después de ingerir 30 gramos de este endulzante. «Los niveles de eritritol en plasma se mantuvieron sustancialmente elevados durante más de dos días en todos los participantes», indican en la prestigiosa revista, y añaden, «la elevación se mantuvo muy por encima de las concentraciones que alteran la función de las plaquetas». Pese a las conclusiones, el autor principal insiste en la idea de investigar, a largo plazo, el efecto que podrían causar. «Es preocupante porque las personas para quienes se comercializan los edulcorantes son las que tienen riesgo más alto de futuros accidentes cardiovasculares», precisa.
Dejando a un lado este estudio, la European Food Safety Authority sigue considerando seguro el consumo de este tipo de sustancias. «Los polioles no pueden utilizarse, por ejemplo, en ningún tipo de tipo de líquido, de bebidas o de batidos», explica Rafael Urrialde de Andrés, profesor en la Universidad Complutense de Madrid, en la Universidad San Pablo-CEU y vocal de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Nutrición. Precisamente, a los voluntarios del estudio publicado este lunes, se les hacía beber una lata de refresco. Es más, añade el profesor: «Cuando se supera el 10 % de los ingredientes se tiene que etiquetar como que puede generar o producir efectos laxantes, hay productos en los que no están autorizados, porque se podrían consumir en gran cantidad».
Jordi Salas, jefe de la Unidad de Nutrición Humana del Departamento de Bioquímica y Biotecnología de la URV y el investigador principal del CIBEROBN, explica que a priori hay dos condicionantes que limitan las conclusiones de la investigación: «En primer lugar que es observacional, por lo que no se puede deducir una causalidad. Puede haber factores confusores que no se hayan tenido en cuenta, como es el caso del resto de la dieta. Y en segundo, que la muestra del estudio de voluntarios (8) es muy pequeña». Así que, como es lógico, estas cifras no permiten hablar del común de la población, «ni dar el mensaje alarmante» de que los edulcorantes producen problemas cardiovasculares. Por ello, abre la puerta a la necesidad de más estudios que trabajen a largo plazo.
Urrialde de Andrés se suma a esta visión y considera imprescindible profundizar más al respecto. Opta por dar un mensaje de calma: «Si en cualquier momento hubiese alguna cosa que nos hiciese sospechar, la EFSA intervendría de manera automática, al igual que ocurriría con otras agencias», detalla el experto.
El debate en torno a los edulcorante sigue abierto. Gunter Kuhnle, catedrático de Nutrición y Ciencia de los Alimentos de la Universidad de Reading (Reino Unido), reconoce en Sciencie Media Centre, que es «importante» investigar los efectos de este tipo de compuestos, pero lamenta que los autores decidieran emplear «una cantidad de edulcorante que —al menos en el Reino Unido y Europa— no es realista». La concentración era diez veces superior a la cantidad permitida en nuestro marco «y la dosis única que utilizaron superaba a la que la mayoría de nosotros ingeriríamos durante todo un día», añade el experto. En este sentido, hay que recordar que el estudio se realizó en Estados Unidos.
En la investigación, la asociación de ingesta de edulcorantes y problemas aparecían en cantidades por encima de las que habitualmente se toman. Es por ello que «los reguladores establecen límites para el uso de aditivos alimentarios en edulcorantes: para proteger al público y garantizar que la ingesta se encuentra en un rango seguro», detalla Kuhnle. Es decir, que ya se trabaja en la prevención.
Para el catedrático de Reino Unido, la cuestión más interesante son los niveles de eritritol acumulados en el plasma, porque esto, a su vez, permitiría explicar los resultados obtenidos: «No solo se utiliza en los alimentos, sino también en otros productos como la pasta de dientes y los medicamentos. Especialmente estos últimos podrían afectar a las conclusiones». Dicho de otra forma: las concentraciones más elevadas podrían explicarse por la toma de distintos tratamientos médicos. Algo que cuadra si se tiene en cuenta que la población observada tenía problemas cardiovasculares.
«Es demasiado arriesgado afirmar que el consumo de eritritol puede provocar infarto, ictus o muerte. Creo que se han excedido un poco en esa primera conclusión», dice Santiago Navas, investigador del Centro de Investigación en Nutrición en la Universidad de Navarra (UNAV). El debate ya no se articula sobre si los edulcorantes son o no seguros, «sino en saber si son beneficiosos. Hay revisiones recientes de la OMS o en la revista JAMA que intentaron asociar el consumo de edulcorantes con una mejora en el peso. Solo se ve una mejora muy leve, lo que desde luego no hay son ensayos clínicos controlados que demuestren un perjuicio», precisa Navas.
En cualquier caso, ya sea con azúcar o edulcorantes, Antonio Navas considera que lo necesario es reducir el endulzante en la dieta: «Parece de perogrullo decirlo en salud, pero en el término medio está la virtud. No hay que eliminar ni uno, ni otro, por completo, pero tampoco hay que pasarse», apunta.
No solo el efecto perjudicial no se ha podido probar, sino que la Unión Europea permite atribuir, a los polioles, efectos beneficiosos: «Salvo el efecto laxante, los también pueden tener un efecto prebiótico, algo que en la UE está contemplado. Además, tienen alegaciones de propiedades de salud autorizadas. Incluso, respecto al xilitol, hay una que dice que consumiendo gomas de mascar, con 100 % de xilitol, se puede acumular menos placa dental y al ocurrir esto, habrá menor prevalencia de caries», precisa Urrialde de Andrés. Así las cosas, el eritritol se puede seguir consumiendo por el momento.