Mujeres y alcohol: «Ellas no disponen de una enzima en su estómago que sí tienen los hombres»

VIDA SALUDABLE

En el caso de las mujeres, no se recomienda sobrepasar los 10 gramos de alcohol al día. Esto equivale a una caña, media copa de vino o un chupito.
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Las diferencias con respecto a ellos no solo tienen que ver con el peso, también con características orgánicas insalvables a nivel digestivo o el ciclo menstrual

14 nov 2024 . Actualizado a las 16:33 h.

Sabemos que una caña no sienta igual con el estómago vacío o después de una comida, dependerá de si la bebemos rápido o más lento, si tomamos algún tipo de medicación o según nuestro nivel de tolerancia a esta sustancia tóxica. Pero a todas estas circunstancias hay que sumar otra variable: el alcohol se metaboliza de forma diferente en las mujeres. Bebiendo las mismas cantidades que un hombre, ellas sufren unos efectos inmediatos más rápidos y duraderos, se alcanza una mayor concentración en sangre y existe una mayor probabilidad de daño en hígado, corazón y a nivel neurológico. De hecho, los límites de consumo de bajo riesgo son diferentes según el sexo.

Una absorción más rápida

La composición corporal influye en la distribución no solo del alcohol, sino de cualquier sustancia. «Ya sea en un tóxico como este o en el efecto de un fármaco, por ejemplo», avanza Ignacio Novo, coordinador del Grupo de Alcohol y Otras Drogas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y médico internista en el Complexo Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela (CHUS). «El volumen de distribución, es decir, el agua corporal total en la cual se diluye cualquier cosa que nosotros ingerimos es un poco mayor en el hombre que en la mujer», añade.

En consecuencia, con la misma cantidad de alcohol ingerida, la concentración inmediata a corto plazo en sangre va a ser mayor en una mujer que en un varón. «Pero esto tiene sus limitaciones, no quiere decir que siempre sea así. Puede haber mujeres con más grasa que algunos hombres», remarca Novo.

Además, esta agua corporal total puede llegar a variar según la fase del ciclo menstrual en la que se encuentre. En determinadas fases puede haber una cantidad mayor, mientras que en otras, puede disminuir. «Es más, hay algunas mujeres que ven cómo baja su cifra de hemoglobina en sangre cuando tienen la menstruación, llegando a provocar incluso anemia. Evidentemente, estas circunstancias también pueden influir en el metabolismo de determinadas sustancias como el alcohol», aclara el médico internista. Eso explica por qué algunas mujeres sienten que esta sustancia no les sienta de la misma forma según la fase del ciclo en la que se encuentran.

Una eliminación más lenta

Independientemente de nuestro sexo, el alcohol que se ingiere, antes de llegar al intestino, pasa por el estómago. «Ahí sufre lo que llamamos el primer paso de metabolización, que viene determinado por una enzima que se llama alcohol deshidrogenasa», indica Marta Casado, hepatóloga y presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). Esta se encarga de romper la molécula, para eliminarlo del cuerpo. «El problema es que en el caso de las mujeres, esta enzima está ausente en el estómago», amplía. De esta forma, si en ellos, parte del etanol ya es metabolizado en este primer órgano antes de seguir por el resto del aparato digestivo, en ellas no sucede: «Así, el hígado de un hombre se encarga del 80 % del alcohol y en las mujeres, del 100 %. Por eso se produce más daño hepático».

Hugo López, vicepresidente de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), explica: «Las mujeres tienen concentraciones en sangre más altas y una eliminación más lenta. Pero es que el efecto tóxico del alcohol no solo tiene que ver con esto, sino con algunos de los metabolitos que se producen para eliminarlo». En este proceso, la enzima antes mencionada, la alcohol deshidrogenasa, transforma el etanol en un compuesto que se llama acetaldehído. Pero este último, aunque solo existe en el cuerpo por un corto período de tiempo antes de descomponerse en acetato (que se acaba transformando en dióxido de carbono y agua en las últimas fases de descomposición en nuestro cuerpo), tiene el potencial de causar daños significativos. Y teniendo en cuenta que el proceso de expulsión del etanol es más lento en las mujeres, estas posibles lesiones también se ven incrementadas.

«Así, el tiempo que está el tóxico sin poder eliminarse es un poco mayor en las mujeres y la cantidad de productos de degradación también se incrementa, porque se acumulan más», asegura Novo. «Por eso también las consecuencias a medio y largo plazo son mayores en mujeres que en hombres en idénticas cantidades», añade López.

« El hígado de un hombre se encarga del 80 % del alcohol y en las mujeres, del 100 %. Por eso se produce más daño hepático»

Las consecuencias: de cáncer de mama a cirrosis

«El alcohol provoca más de 200 enfermedades y está relacionado con más de 40 tipos de cáncer», alerta Casado. Sobre estos últimos, aunque también existen casos en hombres, hay una asociación bastante clara con una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama. «Sin embargo, casi ninguna mujer considera que está acumulando papeletas para desarrollar un tumor de este tipo por consumir alcohol cuando es joven. Esto es un problema de los educadores de salud, que deberíamos de ser los médicos, porque creo que no trasladamos el mensaje lo suficiente», sostiene el internista.

Otra de las dificultades que se dan es que es muy difícil demostrar que la patología es derivada de un consumo excesivo de alcohol. «Por ejemplo, a nivel cardiovascular, la miocardiopatía dilatada. No obstante, el porcentaje de informes médicos que lo van a confirmar es muy escaso y, a no ser que la persona se encuentre consumiendo alcohol de forma activa en el diagnóstico, a los médicos casi que se nos olvida mencionarlo», amplía el doctor.

A nivel digestivo, la consecuencia «más importante», según Casado, es la cirrosis hepática. «Una enfermedad progresiva y terminal que pone de manifiesto el daño que puede hacer el consumo de alcohol y desencadenar en necesidad de trasplante o la muerte del paciente», señala. También pueden darse gastritis, se aumenta el riesgo de un tumor en el esófago, «así como enfermedades neurológicas, alteraciones de la microbiota y la conducta, entre otras», añade.

Novo cree que es necesario hacer frente a «creencias sociales e históricas» a la hora de hablar de alcohol y mujeres. «Cuando uno piensa en una persona con cirrosis hepática, probablemente lo primero que se le venga a la cabeza es un hombre. Esto también sucedía hace unos años, cuando hablábamos de EPOC y cáncer de pulmón. Centrábamos el foco en ellos. Es algo contra lo que debemos hacer frente», concluye. De hecho, confirma que «en general, en los estudios por consumo de alcohol hay muchos más hombres que mujeres. A veces, incluso no las hay», lamenta el miembro de la SEMI.

¿Cómo es el consumo de alcohol en mujeres? Algunos datos a tener en cuenta

  1.  Límites de consumo de bajo riesgo diferentes. Todo consumo de alcohol perjudica a la salud, pero hacerlo por encima de unos límites se asocia con mayor mortalidad. En el caso de las mujeres, no se recomienda sobrepasar los 10 gramos al día. Esto equivale a una caña, media copa de vino o un chupito. En cambio, en los hombres, el límite de bajo riesgo es un poco superior: 20 g/día. Equivalente a dos chupitos, una copa de vino o una jarra de cerveza.
  2. Ellas siguen bebiendo menos en comparación a ellos. El Monográfico sobre alcohol 2024 revela que en la población general de 15 a 64 años el consumo de alcohol es más frecuente en los hombres que en las mujeres. En los últimos 30 días, el 70,8 % de ellas declaran haber bebido; mientras que en ellos, la cifra aumenta a un 91,4 %. Con todo, la diferencia no es tan acusada en la población de 15 a 24 años. Un 75,1 % de las mujeres dicen haber bebido en el último mes, en comparación con el 84,9 % de ellos.
  3. La adicción y el estigma. «Las mujeres que tienen problemas con el alcohol están doblemente estigmatizadas porque nos encontramos en una sociedad en la que, hasta hace poco, los que bebían en público eran los hombres», considera López. El propio Ministerio de Sanidad pone el foco en la invisibilidad de los problemas relacionados con el consumo que se dan en ellas, alegando que existe un mayor estigma y más dificultades para pedir y recibir ayuda. De hecho, aseguran que este tipo de conductas adictivas con el alcohol, en las mujeres, se suelen producir en espacios más íntimos que los hombres; incluso en el propio hogar.

Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo
Cinthya Martínez Lorenzo

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.

De Noia, A Coruña (1997). Graduada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, me especialicé en nuevas narrativas en el MPXA. Después de trabajar en la edición local de La Voz de Galicia en Santiago, me embarco en esta nueva aventura para escribir sobre nuestro bien más preciado: la salud.