Tarjetas de clientes, reparto a domicilio, doble turno de servicio o tiempo limitado en terrazas son algunas de las propuestas para llegar fuertes a julio. Solo el 50 % han abierto sus puertas
10 jun 2020 . Actualizado a las 05:00 h.Si de algo han valido estos casi tres meses de estado de alarma ha sido para reinventarse y explotar las fortalezas que permitan una larga vida a los negocios. Algunos han sido víctima silenciosas del covid-19, otros han echado a andar con temores hace ya unas semanas, los hay que subieron ayer la verja después de haberla bajado el 14 de marzo y más de la mitad de los locales de la ciudad esperarán a cambiar la hoja del calendario para abrir. Detrás del mostrador estarán las mismas caras, pero han puesto a la mesa una buena dosis de propuestas para hacer frente a las estrictas normas que ahora deben cumplir. Tarjetas de fidelización, controles de tiempo en las terrazas, ligeras subidas de precios, dos turnos de servicio o reparto a domicilio son algunas de las ideas que se ponen en marcha en la ciudad.
El cambio de fase deja un aforo de casi el 70 % en las terrazas y del 50 % en el interior, lo que obliga a una mayor movilidad entre las mesas. En la terraza del Borona, en Curros Enríquez, su propietario, Juan Antonio Pérez, ha colgado un cartel en el que fija el tiempo estimado de cada consumición para agilizar la rotación. No levanta a nadie de la mesa, pero calcula que se destine media hora a un café, tres cuartos de hora para una caña y a una comida, más de hora y media. «Para salir de esta hay que hacerlo arrimando el hombro entre todos», comenta Pérez, que todavía tiene en ERTE a una parte de su plantilla. Al control de la terraza para evitar su abuso se unen otras medidas como la fidelización de clientes.
Pablo Liste, del Savoy y el Badiana, en la plaza de la Leña, puede decirse que no descansó durante el confinamiento. Ayer abrió la puerta de sus locales con nuevas ideas. Ha puesto en marcha una tarjeta de similar a la de socio para premiar a sus clientes. Se puede sacar a través de la web de sus locales y quien la tenga tendrá un 25 % de descuento la primera vez que la use y un 3 % a partir de ahí, además de un 6 % en los servicios de los martes, miércoles y jueves por la noche. «Cuando tengamos un número importante de tarjetas, empezaremos a lanzar promociones para animar a la gente», comenta Liste, que busca en esta medida apoyar a los clientes habituales y que no se vean afectados por la ligera subida de precios del 3 % que ha tenido que aplicar.
Los hosteleros reconocen que la subida es necesaria al trabajar con menos ocupación, pero también advierten de que es habitual al empezar la temporada y va ligada al incremento de la materia prima. «Abrimos con motivación de sobra, pero lo que necesitamos es que sobren los clientes», comenta esperanzado Liste, que en un par de semanas comenzará con el servicio a domicilio. A esa ola del reparto se han subido ya varios locales de la ciudad en los primeros compases de la desescalada. El Envero, la Quesería y ahora el Savoy o el Badiana son algunos de los que llevarán su carta a la casa del cliente. Pero para eso hay que coger aún el ritmo de los nuevos hábitos. «Tenemos que adaptarnos a esta nueva forma de trabajar, de desinfectar continuamente y nosotros tenemos también la reserva on line activada desde ya», explica Liste.
La ciudad todavía tiene buena parte de sus negocios cerrados, pero poco a poco van arrancando para llegar a julio reforzados. Y eso que algunos de los que han abierto todavía mantienen a parte de sus plantillas en ERTE y el horario de apertura es reducido. Manuel Moldes, de Adega dos Avós, trabaja con cuatro empleados y espera que el próximo mes pueda abrir con normalidad y la plantilla completa. «Solo estamos dando comidas en terraza y en sala, pero el comedor está cerrado, no estamos al horario completo», comenta el responsable, que fía a julio el resurgir del sector. Las aperturas están siendo muy poco a poco. Ayer abrió también el Cafetín y otros arrancaron el lunes pasado, pero el Eirado da Leña y el Loaira, por ejemplo, echarán a andar la próxima semana. Su propietario, Iñaki Bretal, baraja la posibilidad de instalar mamparas en la terraza para separar a los clientes de los vecinos. «Chegan con mentalidade aberta de ir adaptándonos a o que hai, será soamente un ano para intentar manterse», se despide Iñaki Bretal en un plaza de la Leña casi desértica.