Estos locales compostelanos mantienen sus precios casi como en el 2021, antes de que la guerra de Ucrania estallase
16 jul 2023 . Actualizado a las 11:25 h.Nos hemos acostumbrado ya: los postres valen alrededor de cinco euros en casi cualquier restaurante de cualquier ciudad de más de 10.000 habitantes en Galicia. Da igual que sea una fantástica mousse de limón o de chocolate que un plato de queso con membrillo, que los cinco euros de base están casi siempre ahí. Por eso sorprende gratamente que la hostelería de Santiago aún ofrezca tortillas de la máxima calidad por 4,95 euros.
Pocos podrían imaginar que en pleno julio del 2023 en la ciudad compostelana existan al menos diez aldeas galas que resisten a los envites inflacionistas, como si la guerra de Ucrania nunca hubiese estallado ni la pandemia hubiese confinado a la población durante meses.
Por la boca vive el compostelano, así que conviene repasar los diez referentes de la gastronomía local que ajustan sus precios al bolsillo del cliente. Hay alternativas de lo más variopintas, desde adalides de la buena tortilla hasta especialistas en carnes, pasando por opciones vegetarianas capaces de romper por sí mismas los mantras que dicen que ese tipo de comida es cara.
O Xa Chegou, a de Morgan
El casco viejo de la ciudad de Compostela tiene en O Xa Chegou uno de sus incombustibles locales hosteleros que siguen haciendo las cosas como siempre se hicieron. El ambiente invita a cualquiera con gusto y raíces, y además sale cenado por menos de diez euros, algo que pocos locales de la parte monumental de Santiago pueden tener en su vitrina de trofeos.
Fran, cliente habitual, destaca las buenas comilonas que se tiene pegado con sus amigos en O Xa Chegou. «Por prezos moi económicos tes produtos de proximidade e ben cociñados, que máis se pode pedir? Supoño que que non os suban, pouco máis», comenta con sorna el joven, que ante la duda siempre acaba acudiendo a esta mítica tasca. Bajo su punto de vista, es imprescindible la ensalada de calabacín, las setas y la zorza ao neno labrego, «que leva un queixo irresistible».
Casa Antonio
Ubicado en el número 21 de la rúa de Vista Alegre, Casa Antonio no pierde el gusto por lo abundante, siendo esta su gran seña de identidad desde hace décadas. En el 2013 su menú diario se pagaba a siete euros, hoy, 10 años después, solo ha incrementado un euro, «incluíndo, iso si, primeiro, segundo, postre e café», pese a que cada vez hay más lugares donde se da a elegir entre los dos últimos. Precisamente el café es otras de las notas donde fijarse, pues se mantiene a 1,10 euros, un precio a la altura de una cafetería universitaria.
Casa Antonio es un clásico compostelano. Sus comilonas trascienden generaciones. Uno de sus platos estrella es el cocido, cuando es época. Incluye todo lo añadible y su precio es de 26 euros, siendo de los más baratos de toda la capital. Hay que tener en cuenta que, como siempre, el café y el postre también entran en la ecuación. Entre los dulces, la tradición es que se pongan queso con membrillo y natillas o arroz con leche en el centro de la mesa, para que todos los comensales puedan coger.
Café Bar O Cesto
Con un menú del día a 7,50 euros, las bondades de O Cesto hablan por sí solas. Este pequeño establecimiento se esconde al lado del parque del auditorio, muy próximo a la ya mencionada Casa Antonio, casi en la misma calle. Junto con el bar Nariño, que bien podría ser el bonus de esta lista con su tortilla como bandera, quizás formen la acera más barata de Santiago para comer.
Hogar de estudiantes, O Cesto sirve desayunos desde bien temprano también a trabajadores que se animan a mediodía para reponer fuerzas en sus mesas. Así es como lo recuerda Paula, que vuelve a O Cesto siempre que puede para remembrar sus tiempos cursando el grado en Xornalismo en la cercana facultad: «Nadie me quitaba el café de la mañana en este bar, de camino para clase, ni tampoco el pincho a mediodía. Sin duda, uno de mis recuerdos favoritos de cuando estudiaba».
Entre Pedras
¿Quién ha dicho que la comida vegetariana sea cara? Para romper ese mito aparece en esta lista el Entre Pedras, sito en plena zona vieja compostelana y donde se pueden comer platos sin carne y de la mejor calidad sin pagar más de ocho o diez euros. Se nota el trabajo previo, pues, como afirma la gerente Lucía Eiras, en el Entre Pedras cuidan mucho la materia prima, que sale más barata al no contar con una sola carne. No solo eso, son ellos mismos también los que hacen las salsas o preparan condimentos que en otros locales son comprados, «aforrando cartos aínda que gastemos máis tempo do noso persoal».
El truco se entiende al comprobar que este local abre tan solo tres días a la semana (viernes, sábado y domingo) y que dos de los otros días que tiene el ciclo se dedican precisamente a este cuidado de las materias primas y a la preparación de comidas. Además de esto, «sempre intentamos axustar o máximo posible o prezo, garantindo que o luxo de comer fóra sexa accesible para calquer tipo de peto».
Sobre el mito que que la comida vegetariana es cara, Eiras lo tiene claro: «Ese tipo de argumentos nacen do descoñecemento. Pódoche asegurar que a enorme maioría dos que din tal cousa comen carne e ademais teñen certa antipatía cara quen non a come».
Restaurante Altamira
Un clásico universitario es el restaurante Altamira, a escasos metros del campus Sur y que ha dado de comer a tantos estudiantes a lo largo de su historia. Es llegar allí y atacarle a más cotizada ración de todas las que se ofrecen: el raxo, o su variante con queso roquefort, que tiene estado más barato pero que hoy se ofrece a siete euros. El truco se encuentra en pedir la media ración, que da para comer, por el fantástico precio de 4,50 euros.
«Algo tocou subir, non queda outra, pero intentamos facelo o menos posible porque sabemos que a nosa xente tamén o sofre», señala José Manuel, el gerente del local. Ajustan todo lo posible, «de cincuenta en cincuenta céntimos e só nalgunhas racións», para que nadie tenga que replantearse el comer allí. Esa economía, que deja su menú diario en la cifra nada desdeñable de diez euros, es casi idiosincrática del Altamira, situado en la avenida de Rosalía de Castro, una vez superada la de Romero Donallo avanzando desde el Ensanche.
Cafetería Kedakí
Si hay que comer económicamente en la zona de Salgueiriños, todos los que trabajan allí saben a donde acudir. La cafetería Kedakí ofrece un completo menú del día por diez euros, ajustado lo más posible al bolsillo del cliente. «Xa o tivemos que subir dos 9,50 que custaba antes, pero e que non poidemos aguantar máis», indica Diego Sande, gerente del local y malabarista de los precios. Su oferta se completa con abundantes raciones, como la de jamón asado, que destaca el propio Sande, por nada más que 6,50 euros.
Restaurante Don Manuel
Es complicado encontrar un asador, un restaurante o cualquier propuesta que se les ocurra en el que dos tiras de costilla de cerdo, de las más sabrosas y bien cocinadas, se pongan en el plato por 13,80 euros. Eso es lo equivalente a una ración de churrasco porcino en el restaurante Don Manuel, en la rúa do Avío, en el barrio de Vista Alegre. Ya no es lo barato de la comida, es lo abundante que resulta, pues con dos raciones (27,60 euros) comen cuatro.
Si se quiere añadir algún elemento más no hay problema. El churrasco de ternera sale a un eurito más por ración que el de cerdo, y no es que sea escueta tampoco, pues incluye cuatro pedazos de carne. «Normalmente poñemos sobre un quilo por cada ración que sae», explican desde la gerencia. A pesar de estos precios ante tanta abundancia, hay que tener en cuenta que la tira entera de costilla de cerdo salía en el 2016 por 4,60 euros, más barato que casi cualquier postre a día de hoy.
Su apariencia es de batalla, un bar de toda la vida, con sus botellas de ginebra y ron tras la barra, apiladas en estanterías. Esa es precisamente su clave, ser un bar familiar, regentado por una pareja y su hijo.
Parrillada Tordoya
Si tienes prisa y quieres comer como se debe, Parrillada Tordoya. El más funcional de todos los locales de la lista, donde estará preparado para salir por la puerta con la barriga llena por tan solo diez euros, que es lo que cuesta su menú del día, uno de los más abundantes y famosos de su zona, el polígono del Tambre. Las raciones tampoco se quedan atrás, pues la zorza o el raxo no salen por más de ocho euros.
Casi todo lo que sale de la cocina de este local son menús. Seis o siete primeros, otros tantos segundos y postre, que se puede cambiar por café o añadirlo por un euro más. Además, son un restaurante sin horarios, dado que su cocina está operativa para comer entre las cinco de la mañana y las seis de la tarde, por lo que los turnos de trabajo de la parrillada se adaptan a los de cualquiera.
Todos estos elementos dan lugar a un auténtico punto de referencia para trabajadores del polígono, pero también gente de paso o todo aquel que no se quiere quedar con hambre ni entrar en la almendra compostelana, por ejemplo, por no tener que aparcar. Aquí no hay problema por eso, que se deja el coche en la puerta.
La Casa de las Tortillas de Armando Blanco
En Cacheiras y en gran parte de Santiago la reina de las tortillas es la de La Casa de las Tortillas, valga la redundancia. La receta de este histórico restaurante es una de las más célebres de Galicia, heredada de la madre de Armando Blanco, fundador de la institución y antiguo alcalde de Teo. Pues bien, además de estar en todas las listas de mejores tortillas de Galicia, este plato también tiene cabida en la clasificación de restaurantes anti inflación de Santiago, para alegría del cliente.
Una ración de la tortilla por excelencia de Cacheiras se pone sobre la mesa por 4,95 euros, menos que un postre. Es lo correspondiente a la ingesta de una persona, pero su abundancia es prominente. De ese modo, pidiendo tortillas de dos raciones o de cuatro, el ahorro cada vez es mayor. Todo va medido, pues cada ingrediente que se le ponga a la tortilla suma nada más ni nada menos que 78 céntimos. Echando cuentas, que incluyen un café y una ensalada para salir contentos por la puerta, un comensal de un grupo de cuatro o cinco personas come por unos nueve euros.
O Filandón
Tristemente, no hace mucho que O Filandón fue asaltado mediante la técnica del butrón y los ladrones robaron de sus cajas registradoras 800 euros. No debe empañar el suceso lo que es esta taberna, una de las más céntricas de Compostela y también de las más enxebres en muchos kilómetros a la redonda. Un auténtico soplo de aire fresco en plena rúa da Acibechería, entre la plaza de Cervantes y la Catedral de Santiago.
Nada más que con un par de vinos habrá quien ya cene. Sus abundantes pinchos de embutidos con pan son perfectos para desconectar después del trabajo o de una tarde de paseo y, por inercia, quedarse a cenar. Sus tostas entran en este momento en escena, siendo tan célebres como simples. Grandes, que llenan a cualquiera, son el complemento perfecto para afirmar que de O Filandón se puede salir rodando por menos de diez euros.
«A materia prima é a gran clave, pois o queixo que empregan está boísimo e os embutidos son das mellores calidades», destaca Laura, asidua clienta que suele dejarse caer a eso de las ocho de la tarde, si sus amigos son puntuales, que ella se amolda. Su copa de Mencía se llena a la lumbre del fuego en invierno, pues O Filandón dispone de una fantástica chimenea, o al frío de las piedras históricas de Compostela si es verano. «Sinceramente, é entrar e sentirse coma na casa, cando menos para min».