Las terrazas son las reinas del ocio en Santiago, pero cada vez menos gente se queda a cenar tras tomarse un vino o una cerveza
VIVIR SANTIAGO
El ocio nocturno está de capa caída durante estos meses estivales al no haber estudiantes, hasta el punto de que varios de sus locales estrella decidieron tomarse unas vacaciones
15 ago 2023 . Actualizado a las 11:11 h.Cuando en Santiago de Compostela los estudiantes dejan solos a los picheleiros parece que el ocio se esfuma. Si esos universitarios se sustituyen por turistas, da la impresión de que la capital de Galicia no es de sus habitantes, y más en un momento como este, cuando los hoteles compostelanos rondan un nada desdeñable 85 % de ocupación durante este puente. Desde senderos por la naturaleza a piscinas a la vista pero desconocidas, las posibilidades son muchas, también y hasta en particular para los niños, aunque parece que lo que triunfa entre los adultos son las terrazas donde tomarse una copa y descansar a última hora de la tarde tras un día de no-vacaciones.
La hostelería lo sabe y por eso saca sus mesas y sillas a la calle. «En verano, en Compostela, un bar con terraza es de lo que más opera dentro del negocio, hasta el punto de que cuando toca recogerlas, la gente se esfuma de la calle», apunta Thor Rodríguez sobre este fenómeno, conocedor de primera mano al ser el presidente de la asociación Hostelería Compostela. El punto del día en el que se concentra el descanso es justamente ese, pasada la tarde y cuando ya cae el sol.
Y entre las terrazas más demandadas no hay sorpresas. Mazarelos, con el bar Viño y su «vino, cerveza, agua y comida», es de las plazas más demandadas, en busca del sol, que también se puede encontrar y durante más horas en la avenida de Rodrigo de Padrón, donde destaca con su tortilla el restaurante Marte. Una de las que ha conseguido ganar más adeptos durante estos últimos años es la rúa de San Paio de Antealtares, donde se pueden tomar los desayunos de A Carrilana, uno de los más celebrados por las «influencers» compostelanas.
Por otro lado, existen locales cuyas terrazas merecen mención propia. Uno de ellos es, por supuesto, el hotel Costa Vella, que posee uno de los espacios ajardinados más acogedores de Santiago de Compostela para tomarse un café. También en la zona vieja, camino ya de la Alameda, el restaurante Marie Miner, que cuenta con un majestuoso interior además de un jardín en plena rúa do Franco.
Eventos como el Feito á man, que amenizó las tardes de la primera semana de agosto, fueron útiles para movilizar las ganas de ocio de los santiagueses en esas horas entre la luna y el sol. Para la hora de cenar los hosteleros notan que la gente se recoge: «El turista ahorra con los pinchos o yendo al súper para hacerse algo en su apartamento turístico y el autóctono, obviamente, se va a su casa, pero pasadas las diez poca gente se ve ya», indica Thor Rodríguez desde Hostelería Compostela.
El ocio nocturno, en horas bajas
Justo por ello, la hostelería nocturna queda en un segundo plano. Tan solo algunos locales siguen a pleno rendimiento, tales como Blaster en la zona nueva, porque otros del casco histórico se tomaron unas vacaciones. Entre ellos se encuentran Tarasca, que volverá el 23 de agosto; Bloom, donde la fiesta regresa el 16, u O Rincón do Porrón, que ya está abierto de nuevo tras descansar una semana.
Víctor Castro, su gerente, apunta que les compensa hacer este movimiento porque su principal nicho de mercado está fuera, el estudiante. «En estos momentos estamos recibiendo sobre todo a gente de Santiago que nos conoce de toda la vida, apenas turismo y también algún peregrino, pero no porque venga por casualidad, sino más bien porque nos conoce de otras veces que hizo el Camino y ahora viene con otros viajeros, ejerciendo casi como anfitrión».
Salvo casos raros, el peregrino no suele hacer acto de presencia en cualquier bar o pub de la zona vieja, a no ser que salga en alguna guía que leyó. Como excepción que confirma la regla están los más veteranos negocios, que ya casi son tan sacros como la Catedral. Entre ellos destaca el pub Momo, donde la afluencia de caminantes se ha disparado gracias a, por ejemplo, las promociones que sacan para quien se lleve sus pegatinas por el mundo, creando una especie de mercado publicitario global. En esta misma línea, desarrollan actividades especiales para estudiantes Erasmus y peregrinos.