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Desayuno de domingo con... Juan José Ballesta: «Soy un tío con valores, muy currante... Un tipo optimista que se sabe reinventar»

Parla (Madrid), 1987. Soy actor y empresario. Me hice famoso a los 11 años al ganar un Goya y, para muchos, me convertí en el Bola. Cuento mi historia en 'La vida mejor' (Ediciones Destino).

Jueves, 05 de Diciembre 2024, 14:57h

Tiempo de lectura: 3 min

XLSemanal. Cuando no rueda, dice, se dedica a otras cosas. ¿A cuáles?

Juan José Ballesta. Monto pantallas led, soy marmolista… Y, con un socio, he creado QBAR, un software de hostelería, y JJ Merchandising, con más de cinco mil productos a la venta.

«Si estás en la cima sobrepasado, hay que bajarse de ahí: la cabeza se te 'gripa', y la salud mental es lo más importante»

XL. ¿Se considera un buen comercial, capaz de vender una escoba?

J.J.B. Te vendo la escoba y te barro la casa [ríe]. Se me da bien la gente.

XL. ¿Por qué su biografía con 37 años?

J.J.B. Porque soy un culo inquieto. En la vida, dicen, hay que tener un hijo (lo he tenido), plantar un árbol (planté siete frutales cuando nació Juanjito) y escribir un libro: este. Tenía muchas ganas.

XL. Se define un «culo inquieto», pero de niño, cuenta, era la piel del demonio.

J.J.B. Es que soy TDAH diagnosticado: un guerrero hiperactivo, un Daniel el Travieso elevado a veinticinco mil [ríe].

XL. Usted nunca se llevó bien con la fama.

J.J.B. No pude. Tuve que cambiar de colegio: se metían conmigo. Y, como dejé de ser Juanjo y pasé a ser el Bola, mis amigos no me llamaban. No podía pisar la calle sin que me pasara algo…

XL. «Si naces en Parla, haces dinero y tienes carita de medalla, se espera que acabes en líos y muerto o en el talego».

J.J.B. Eso es de 7 vírgenes, y es así. Como cuando me llamaron «juguete roto», que nunca lo fui, y me molestó mucho. Al final, unos te envidian, otros te desprecian y otros se aprovechan de ti: una puta mierda. Yo soy un tío con muchos valores, muy currante, un tipo optimista que se sabe reinventar.

XL. Se retiró tras ganar la Concha de Plata y trabajó de albañil por 800 euros al mes.

J.J.B. Si estás en la cima sobrepasado, hay que bajarse de ahí: la cabeza se te 'gripa', y la salud mental es lo más importante. Hace poco me volvió a pasar y lo volví a hacer: soy muy radical y no me importa vivir más ajustado.

XL. La fama lo hizo más vulnerable: se lo vio en líos y la justicia siempre llega tarde.

J.J.B. Ese es el problema. He pasado un año mal: me cerraban las puertas de la industria, nadie quería trabajar conmigo, me veían sospechoso de agresión sexual… Y luego nada, pero cualquiera es libre de ponerte una denuncia.

XL. ¿Cómo celebra la Navidad?

J.J.B. En Parla, en familia, unos veinte. Soy muy de comerme las cabezas de lo que haya: cordero, conejo, cochinillo… Sobre todo la lengua, los sesos y los ojos.

XL. ¿Los ojos? ¡No me lo creo!

J.J.B. ¡Y los del pescado! Besugo, merluza... A mi hijo también le gustan. El primer día, al explotarte en la boca, te da una sensación extraña; después, no lo cambias por nada: ¡un manjar!

«En Parla: unas gambas a la plancha, pan tumaca y café. En el curro: montado de chorizo y más café. A media mañana, unos torreznos del bar de Monteverde».

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