Recorrido por la contrarreloj decisiva de O Ézaro que puede decantar la Vuelta
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«La etapa va a ser muy dura porque no hay un metro llano», explica Gustavo César Veloso, experto contrarrelojista al que La Voz acompañó durante el trazado
03 nov 2020 . Actualizado a las 08:29 h.La Vuelta Ciclista a España llega al fin hoy a Galicia con una primera etapa, la decimotercera de la marcha, desde Muros hasta O Ézaro (Dumbría), con paso por Carnota, que será a su vez la única contrarreloj de esta edición 2020 con 33,7 kilómetros. Luego encarará otras dos etapas por la comunidad, Lugo-Ourense y Mos-Puebla de Sanabria, siendo estas, sobre todo la última, las de mayor distancia de las dieciocho totales.
El vilagarciano Gustavo César Veloso (W52-FC Porto), que fue segundo hace menos de un mes en La Volta a Portugal con dos triunfos en sendas contrarrelojes, su especialidad, recorrió para La Voz el trayecto Muros-Carnota-O Ézaro, una senda que conoce bien tras su participación en La Vuelta 2012, la primera vez que Dumbría formó parte de una de las grandes. Este será el cuarto paso por la localidad: el tercero como final de etapa, pero el primero como contrarreloj.
«Va a ser muy dura porque la gente piensa que desde Muros hasta O Ézaro es todo llano y no hay un metro llano, hay toboganes», advierte uno de los referentes del ciclismo gallego. No será, pues, una crono al uso, de modo que si ya de por sí este tipo de prueba es decisiva, esta todavía tendrá más ingredientes en juego. «El que llegue demasiado muerto a la parte final puede perder mucho tiempo en O Ézaro. Esta contrarreloj no va a decir quién va a ganar La Vuelta, pero sí quién la perderá», afirma Veloso, que asimismo considera que, debido a las características de la ruta, ni los contrarrelojistas, en la primera parte, ni los escaladores, en la segunda, tendrán ventaja: «Los que la van a estar disputando serán los mismos que los que pelean el podio final».
Con una bicicleta normal de carretera, buen tiempo y viento favorable, el vilagarciano de 40 años completó el recorrido en 56 minutos y 35 segundos. Fue a una velocidad media de 40,5 kilómetros por hora hasta antes de la subida final. Calcula que los corredores de La Vuelta, a una velocidad media de unos 50 kilómetros por hora, harán entre 40 y 45 minutos. «Yo empleé 9:16 para el ascenso. Ellos andarán entre los 8 y los 8:30, e incluso puede que alguno baje de los 7», apunta. Todos estos tiempos dependerán del viento del propio día: «Puede haber una diferencia de 4 o 5 minutos entre llevarlo de cara y en contra», explica. Las previsiones meteorológicas apuntan a la segunda opción.
La duda del cambio de bici
No influirían tanto las lluvias, que por cierto no se esperan, ya que «desde que arrancas hasta la entrada de O Ézaro prácticamente no tienes que tocar el freno. La carretera es ancha, sin curvas peligrosas, de manera que puedes ir acoplado siempre. Puede afectar en la comodidad de ir en la bici, en la subida final, porque si la rampa está mojada, si te pones de pie, la rueda puede patinar».
Este último aspecto junto a otros del propio desarrollo de las bicicletas deberán ser considerados por los ciclistas para decidir si cambian de modelo o no en el tramo final. «La duración del puerto está en ese límite para que te compense o no. Yo no la cambiaría si la cabra me permite meter los desarrollos necesarios para subir», opina Veloso.
La etapa de hoy parte de la zona de embarcaciones de Muros, bordeando la costa. Antes de entrar en Louro hay una bajada suave y, en cambio, al salir, un descenso pronunciado. Transcurre entre las casas, con espectaculares vistas a los arenales de Lariño y Carnota, el monte Pindo o la desembocadura del Xallas. Al principio hay muchas curvas, casi todas hacia la derecha. En el territorio carnotán, en cambio, predominan las rectas. Siempre hay ligeras subidas y bajadas. En Pedrafigueira se encuentra la recta de mayor distancia. Al dejar atrás Quilmas, en cambio, es todo cuesta abajo. Es aquí donde Veloso recomienda regular algo la velocidad para dejar fuerzas para la subida al mirador. Esta llega después de dar las dos curvas más cerradas del trayecto. «La rampa más dura es la de hormigón, pero esa no te mata porque está al principio», expresa el vilagarciano, que advierte que esta crono llega después de una jornada de descanso que igualará fuerzas en el pelotón.
Tan solo diez segundos separan a los dos grandes favoritos
Richard Carapaz (Ineos), actual maillot rojo de la Vuelta, atacó en el Angliru sabiendo que toda ventaja que pudiese sacarle a Roglic (Jumbo-Visma) en la montaña sería oro para afrontar la contrarreloj de hoy (14.30 horas, Teledeporte).
El esloveno es un especialista contra el cronómetro que, además, vendrá con la mosca detrás de la oreja después de perder el Tour de Francia ante Pogaçar en la jornada decisiva. Precisamente en la contrarreloj.
Pero Carapaz sabe que él no es Pogaçar, que la contrarreloj es una especialidad en la que no es fuerte y que le será difícil resistir en el liderato. El ecuatoriano es un escalador puro, no especialmente rápido, pero con experiencia en cronoescaladas de perfiles similares a la de hoy en Dumbría.
Por tomar referencias, en el año 2019, en el Giro de Italia, perdió más de 40 segundos frente a Roglic —su gran rival por el triunfo de aquella prueba italiana— en un recorrido con la mitad de kilómetros que el de hoy. Y en el Tour de este año, en el peor día contra el cronómetro del esloveno, llegó casi cinco minutos más tarde que Roglic, si bien es cierto que en esa cronoescalada con meta en La Planche des Belles Filles, el ecuatoriano afrontaba el día con la relativa tranquilidad de saberse sin opciones en la lucha por la clasificación general.