¿Por qué el resto del mundo envidia la alimentación de los gallegos?

L. G. V.

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CARMELA QUEIJEIRO

El 2019 ha sido el año en el que los expertos se han puesto definitivamente de acuerdo reconociendo que la dieta atlántica es perfecta para mejorar la salud y favorecer un entorno sostenible. La alianza esta semana entre la Fundación Dieta Atlántica y la Asociación Lume Atlántico garantiza que la difusión de esta alimentación no será flor de un día

28 feb 2020 . Actualizado a las 12:59 h.

Puede que tengamos un humor que ayuda a relativizar los problemas, que la exagerada dispersión de la población favorezca el movimiento, y que las arraigadas tradiciones nos alejen, en cierta medida, de los abusos de las grandes industrias en materia de alimentación. Sin embargo, lo que es seguro es que la dieta atlántica ha convertido a los gallegos en los más longevos de Europa. Así lo puso hace de manifiesto hace unos meses un estudio de la Universidad de Oporto, que resaltaba que el consumo de alimentos de temporada locales, frescos y poco procesados, con abundancia de vegetales, pescados y mariscos, uso de aceite de oliva y una preparación culinaria con predominio de la cocción, guisado y a la brasa, era un aval sino para garantizar la eterna juventud, para vivir muchos, muchos años. 

Aunque siempre ha sido la dieta mediterránea la niña mimada de los expertos en nutrición, parece que las tornas han cambiado. Ambas son saludables, pero parece que en la dieta que seguimos en la esquina noroeste peninsular, el hecho de que consumamos menos hidratos (más clásicos en la dieta mediterránea) en pro de proteínas saludables derivadas del pescado y del marisco es una distinción fundamental. Otra diferencia importante radica en que cantidad de alimentos de la cesta de la compra de los gallegos (los mejillones y las sardinas, por ejemplo) tienen una elevada concentración de ácidos omega 3, que frenan el deterioro cognitivo. La amplia variedad de verduras y hortalizas que ofrece el terreno gallego termina por bordar una despensa ideal (solo hay que acudir a las conclusiones de un estudio realizado en A Estrada. En este concello los vecinos consiguieron reducir el colesterol y su peso una media de 1,2 kilos comiendo grelos, berzas, queso o pescado de las costas gallegas).

De las bondades de esta dieta se hacen eco ya expertos de todo el mundo, e incluso medios de comunicación internacionales se acercan a Galicia para comprobar sobre el terreno ese «qué tienen ellos que no tenga yo». Y en casa, los principales organismos se ponen manos a la obra para darle a la alimentación atlántica el impulso definitivo que la coloque en el lugar que se merece. De este modo, la alianza entre la Fundación Dieta Atlántica y la Asociación Lume Atlántico, sellada esta semana en Santiago, establece las directrices para que la difusión de esta saludable y sostenible dieta no sea flor de un día. 

Miembros de Fundación Dieta Atlántica y de la Asociación Lume Atlántico en la firma del acuerdo de colaboración
Miembros de Fundación Dieta Atlántica y de la Asociación Lume Atlántico en la firma del acuerdo de colaboración

Su acuerdo de colaboración para la promoción y difusión de la dieta atlántica en el ámbito de la restauración durará hasta diciembre del 2021. A lo largo de estos más de dos años, las entidades se comprometen a incorporar alimentos de temporada, locales, frescos y mínimamente procesados; de origen vegetal, productos del mar, lácteos, carne de cerdo, vacuno, caza y aves; aceite de oliva…) a la oferta gastronómica de los establecimientos de restauración y hosteleros de la Asociación Lume Atlántico. Entre las acciones también estará la elaboración de libros de cocina y recetarios con aval científico de la Fundación Dieta Atlántica, el estudio y diseño de trabajos de investigación  y la realización de jornadas de formación y showcookings para que todos puedan disfrutar de estos platos sin que la excusa sea que uno no es ducho en los fogones.

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