La OMS abre el debate: ¿qué se sabe hasta ahora del consumo de edulcorantes?

Lucía Cancela
Lucía Cancela LA VOZ DE LA SALUD

VIDA SALUDABLE

¿El consumo de edulcoranes es inocuo? Su consumo se ha incrementado en los últimos años.

El informe del organismo internacional, en el que no recomienda su ingesta para bajar de peso y la relaciona con una mayor mortalidad, hace saltar las alarmas

18 may 2023 . Actualizado a las 10:08 h.

El debate sobre el uso de edulcorantes se abre una vez más. Ahora, por parte de la Organización Mundial de la Salud, que acaba de publicar un informe en el que dice que no son efectivos para perder peso a largo plazo y que, por el contrario, a la larga, podrían acabar produciendo un aumento del riesgo de diabetes de tipo 2, de enfermedades cardiovasculares y de mortalidad en adultos. Así, la institución desaconseja su consumo. Con todo, como la evidencia procede de una revisión sistemática de estudios anteriores, señala que las pruebas son «de baja certeza general».

Entre los desaconsejados destacan la sacarina, la sucralosa, así como la stevia y sus derivados, entre otros. Si bien reconocen que los distintos aditivos pueden tener una formulación diferente y, por lo tanto, el efecto en el organismo no ser el mismo, las pruebas que sugieren los efectos fisiológicos de uno y otro «son limitadas» e insuficientes para centrarse en cada uno de ellos. 

Como última conclusión, la entidad internacional señala que la ingesta de edulcorantes debe darse en un contexto de una dieta saludable en general. Así, explica que de poco sirve cambiar alimentos ultraprocesados con azúcares por alimentos ultraprocesados con edulcorantes, pues la calidad nutricional de ambos será la misma. Por ello, recomienda sustituir este tipo de endulzantes por fuentes de dulzor naturales como las frutas, así como potenciar los alimentos «mínimamente procesados». 

Los estudios de la OMS

Entonces, ¿en qué se basa la Organización Mundial de la Salud para lanzar esta nueva recomendación? Recurre tanto a ensayos clínicos, como a estudios observacionales. Del primer grupo, destaca que el uso de edulcorantes redujo la ingesta de azúcares libres y energía, del peso corporal y del índice de masa corporal a corto plazo (tres meses o menos). Sin embargo, al otro lado de la balanza, estudios con una duración superior a los anteriores (de entre 6 a 18 meses) apenas observaron efectos sobre el control del peso corporal.

En cuanto a los estudios observacionales, es decir, que no miden causa y efecto, la entidad recurrió a uno en el que un alto consumo de edulcorantes se asociaba con un índice de masa corporal mayor y un incremento del riesgo de tener obesidad; a otro en el que altas ingestas de edulcorantes se asociaban con un aumento de la diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular y muerte por cardiopatías y otras causas. Y, finalmente, empleó otro estudio en el que se vio que el uso de edulcorantes (especialmente de la sacarina) se relacionaba con un mayor riesgo de cáncer de vejiga. Con todo, el propio informe señala que este último dato tiene muy poca evidencia. 

¿Qué se sabía hasta ahora?

Dejando a un lado que una dieta basada en materia prima de calidad es, de sobra, la opción ganadora para cualquier grupo de población, ¿el efecto de los edulcorantes es tan perjudicial como parece?, ¿por qué existe cierta controversia respecto a su uso? 

A comienzos de este 2023, una investigación publicada en la revista Nature Medicine, ponía el foco sobre el eritritol, un edulcorante que forma parte del grupo de polioles, aporta cero calorías y destaca, en el mercado, por su alta tolerancia a la digestión. El estudio, liderado por Stanley Hazen, doctor especializado en Diabetes, Endocrinología y Metabolismo de la Clínica Cleveland, relaciona su consumo con un mayro riesgo de problemas cardiovasculares, como un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular. Es más, los investigadores señalan que si bien este tipo de productos se suelen considerar seguros, «se sabe poco acerca de los efectos en la salud a largo plazo». Precisamente aquí reside el quid de la cuestión: en la necesidad de una mayor cantidad de estudios. 

Lo mismo ocurría con otra investigación publicada, el año pasado, en la revista Cell, que ponía sobre la mesa la posibilidad de alteraciones en el organismo asociadas a su consumo. «Debido al peligro que puede tener el consumo de azúcares simples, siempre se han buscado alternativas que evitaran problemas bucales o metabólicos y así, se fue desarrollando el mundo de los edulcorantes artificiales, los cuales siempre se han considerado como algo inerte», explicaba Rafael Valdés, uno de los investigadores, a La Voz de la Salud. El estudio, que repartió a sus participantes en seis grupos en los que cuatro tomaban distintos tipos de edulcorantes, otro placebo y otro azúcar, concluyó que los que consumían sacarina y sucralosa generaban «problemas de intolerancia a la glucosa». Pese a que para el investigador, el análisis dejaba claro que su ingesta no es inocua, «siguen haciendo falta nuevos ensayos clínicos, porque nos quedaron muchas preguntas sin responder», precisaba. 

Es un tema que causa interés, su consumo aumenta y así lo hacen los estudios que profundizan sus posibles efectos. Lo que se sabe, hasta el momento, es que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sigue señalando que la ingesta de este tipo de aditivos es segura. «Los edulcorantes han sido evaluados con pruebas en animales y humanos. De hecho, todos los estudios que hay que demuestran un efecto perjudicial dicen que, en las cantidades que se consumen actualmente, no causan problemas», explica Jordi Salas en este artículo. Además, el experto precisa que gran parte de las investigaciones que observan daños o perjuicios son observacionales, «lo que no nos da una relación causa y efecto». Con todo, precisa que si fuese necesario, se reevaluará mejor. 

Nutrimedia, el proyecto de la Universitat Pompeu Fabra con el Observatorio de la Comunicación Científica que se encarga de evaluar diferentes mensajes sobre nutrición, también dedicó un artículo a los edulcorantes. Así, dice que la idea de que son perjudiciales para la salud «es un mito». La afirmación, elaborada por expertos en la materia, se fundamenta en cuatro argumentos. En primer lugar, dice que la sustitución de azúcar por edulcorantes mejora ligeramente «el control metabólico en los enfermos diabéticos». En este punto, es importante mencionar que la Organización Mundial de la Salud sigue manteniendo la recomendación de su consumo para los pacientes con diabetes. En segundo lugar, Nutrimedia relaciona su consumo con una ligera reducción (o mantenimiento) del peso en niños, adolescentes y adultos en programas supervisados de control de peso por profesionales de la salud. 

A continuación, el proyecto de la universidad catalana recurre a estudios de evidencia moderada. Estos muestran que el consumo de edulcorantes casi no provoca una variación en el apetito o saciedad, y además, otorga muy poca credibilidad a los estudios que vinculan su ingesta con el desarrollo de cáncer.

El doctor Salas precisa que el problema no reside en tomar este tipo de aditivos de manera aislada, sino en el contexto general de la alimentación: «Los estudios epidemiológicos tienen sus limitaciones. Muchas veces, la gente que participa tiene unas características que no se pueden pasar a la población general, o se intentan ajustar las asociaciones que se observan mediante otros mecanismos, como el estilo de vida». Esto quiere decir que, si el participante toma edulcorantes, pero además fuma, no hace ejercicio y no tiene una dieta saludable, resultará imposible acertar en el factor de riesgo concreto. De ahí que siempre se habla de asociación, pero no de causa.

Lucía Cancela
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Lucía Cancela

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.

Graduada en Periodismo y CAV. Me especialicé en nuevos formatos en el MPXA. Antes, pasé por Sociedad y después, por la delegación de A Coruña de La Voz de Galicia. Ahora, como redactora en La Voz de la Salud, es momento de contar y seguir aprendiendo sobre ciencia y salud.